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El Campo Grande es uno de los emblemas de la ciudad de Valladolid. Un pulmón verde por donde pasean vallisoletanos y cientos de turistas. Sin embargo, justo enfrente se erige un edificio que llama la atención por su curioso monumento.

Está dedicado a los Cazadores de Alcántara, y además de ser majestuoso ante la plaza Zorrilla, otro emblema de la ciudad del Pisuerga, es el símbolo de una ciudad que respira historia, disciplina y orgullo militar.

Sirve de antesala para la Academia de Caballería de Valladolid, que cumple 175 años y lo hace con una extensa nómina de anécdotas, de historias 'reales' y de tragedias. Por aquí han pasado todos los reyes desde Isabel II a Felipe VI, excepto el dictador Francisco Franco. 

Durante estos días, la Academia sopla 125 velas, con un programa de actos que refleja su naturaleza militar y ciudadana. Por ejemplo se ha celebrado una jura de Bandera para civiles, exposiciones sobre uniformes históricos, conciertos de música militar y la iluminación especial de la fachada.

En la noche de 1915 todo ardió. Fue cuando el viejo edificio conocido como El Octógono quedó reducido a cenizas. De aquellas ruinas nació la actual Academia, que en este 2025 cumple 175 años de historia, una trayectoria que mezcla arquitectura monumental, tradición ecuestre y un legado heroico que ha marcado el pulso de la Caballería española desde mediados del siglo XIX.

Todo fue en 1850, por Real Decreto de la Reina Isabel II, cuando el proyecto cristalizó en el Colegio de Caballería de Alcalá de Henares, bajo la dirección del teniente general Shelly, cuyo nombre aún honra el principal acuartelamiento de la Academia vallisoletana.

Dos años después, por razones estratégicas y logísticas, el centro se trasladó a Valladolid, instalándose en un edificio que, curiosamente, había sido diseñado para ser una prisión: El Octógono.

Una imagen de Alfonso XIII en una visita a la Academia anterior al incendio. Archivo Municipal de Valladolid

El coronel de Caballería Manuel Montesinos lo descartó por su “mal entendida construcción, su perjudicial situación en el centro de la ciudad, su mala distribución interior, falta de luces y ventilación...”.

Aquella planta de ocho lados, muy funcional, levantada en 1847 sobre el llamado Campo de la Feria, acogió a los primeros 39 cadetes del Arma. Desde entonces, Valladolid se ha convertido en la cuna del Ejército español.

La noche en que ardió la historia

La madrugada del 25 al 26 de octubre de 1915 quedó grabada a fuego, y no es una frase hecha, en la memoria de la Academia. Un devastador incendio consumió El Octógono, reduciendo a cenizas el archivo, los salones de clase y el museo que albergaba reliquias de la Caballería. Sin embargo, las clases no se interrumpieron.

En 1921 comenzó una nueva era. Sobre las ruinas del edificio incendiado, se colocó la primera piedra del nuevo cuartel, con los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia presidiendo la ceremonia. La reina, en un gesto cargado de simbolismo, bordó con sus propias manos el estandarte que entregó a la Academia.

Desde entonces, esta fachada monumental, con tres torres coronadas por una galería de arcos y balaustrada, se ha convertido en uno de los símbolos arquitectónicos más reconocibles de Valladolid.

En su piedra, esculpidas, pueden verse las cruces de las órdenes militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa: un homenaje a la tradición caballeresca española.

Visita de Reyes

A lo largo de su historia, la Academia ha sido testigo de un incesante desfile de monarcas y jefes de Estado. Estuvo Isabel II en el centro en 1858, impulsando la construcción de un picadero cubierto; Amadeo de Saboya, en 1872; Alfonso XII, en 1875; y Alfonso XIII, en 1903, 1914 y 1915, justo antes del incendio.

El 4 de mayo de 1921, los Reyes de España Alfonso XII y Victoria Eugenia colocaron la primera piedra del edificio destinado a internado de la Academia de caballería

Al día siguiente se iniciaron las obras de construcción del edificio principal concluyendo el 24 de enero de 1929 quedando vinculado a la arquitectura monumental de Valladolid como una de sus piezas más representativas; hasta el punto de hacerse casi imposible pensar en Valladolid sin que la bella estampa de la Academia se superponga en su perspectiva.

Juan Carlos I en la Academia de Caballería Archivo Municipal de Valladolid

El rey Felipe VI visitó también la Academia de Caballería de Valladolid en marzo de 2024 para presidir la ceremonia del 375º aniversario del Regimiento de Caballería Farnesio 12. El acto incluyó un desfile militar con 200 soldados a pie, 21 blindados y una unidad de caballería de la Casa Real, además de la presencia de la ministra de Defensa.

También estuvo su padre, Juan Carlos I en 1997 para entregar al general Adolfo Esteban en la Academia de Caballería el Premio Teniente Coronel Fernando Primo de Rivera.

Pero no solo reyes han pasado por esta academia, también dictadores. Ya como Jefe del Gobierno (1923-1930), Primo de Rivera visitó la Academia de Caballería en 1925.

Según las crónicas de la época, la visita tuvo gran repercusión en la ciudad de Valladolid porque simbolizaba la unión entre el régimen militar de la época y las instituciones castrenses de mayor prestigio.

La Academia acababa de estrenar su nuevo edificio, recordemos que fue inaugurado en 1924, por lo que la presencia del dictador fue una forma de refrendar su importancia dentro del nuevo Estado que él pretendía modernizar.

Pese a las muchas visitas que Francisco Franco realizó a Valladolid, no consta que estuviera nunca allí, al menos de manera oficial y que se sepa.

Eso sí, en 1945 la Academia de Caballería fue testigo de los más de 65.000 vallisoletanos que aclamaron al jefe del Estado el 20 de mayo. Incluso se levantó una monumental tribuna desde donde presenciar los actos.

Victoria Eugenia en Valladolid Archivo Municipal

Pero qué sería de una academia sin sus alumnos. Así, según relata Agustín Pérez Cipitria, en La academia de tenientes provisionales auxiliares del estado mayor y su relación con el cuartel general de Franco, durante dos años tuvo un papel importante.

Con la llegada de la República en 1931 se cerró la Academia General Militar, disponiendo al mismo tiempo que las academias especiales de caballería e intendencia se integrarán con la de infantería en Toledo.

Ese mismo año, el acuartelamiento de la Academia vallisoletana recibió el nombre de cuartel de la República. Tras la finalización de la Guerra Civil, la Academia regresa a Valladolid esta vez con la denominación de Academia militar de transformación de caballería. Durante los 7 años siguientes 342 ‘provisionales’ se transformaron en profesionales.

Durante la Guerra Civil Española, el ejército de las fuerzas nacionales se encontró sin una institución académica para la formación de sus oficiales de Estado Mayor, lo que generó una carencia de mandos para este Servicio.

Como consecuencia de ello, entre 1937 y 1939 fueron convocados en la antigua Academia de Caballería de Valladolid nueve cursos para tenientes provisionales auxiliares del Estado Mayor.

Un de los nombres más destacados fue el ingeniero de minas José O'Shea Sebastián. Quizás no suene, pero fundó la Sociedad de Crédito Mobiliario y es el abuelo de la actual presidenta del Banco de Santander, Ana Patricia Botín Sanz de Sautuola O'Shea.

La Academia de Caballería de Valladolid celebra su 175 aniversario

También pasó Joaquín Maldonado Almenar, quien fundó el famoso Bolsín -luego Bolsa de Valencia-. El catedrático en la Pontificia de Salamanca Román Perpiñá Grau, que fue premio Príncipe de Asturias en 1981, o arquitectos como Ricardo Churruca Dotres.

Además, como decíamos al principio, frente a su fachada se alza desde 1931 uno de los monumentos más solemnes de España: el Monumento a los Cazadores de Alcántara, obra de Mariano Benlliure, que inmortaliza el sacrificio del Regimiento de Caballería Alcántara durante la Campaña de Marruecos (1921), uno de los episodios de mayor heroísmo del Ejército español contemporáneo.

Ciudad engalanada

Valladolid lo está viviendo en primera persona. El alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, ha hecho público un bando municipal con motivo del 175 aniversario ya que esta institución forma parte esencial de la "identidad vallisoletana y del vínculo histórico entre la ciudad y las Fuerzas Armadas".

“La Academia de Caballería es la encarnación más directa y familiar de lo que las Fuerzas Armadas y su Ejército de Tierra significan en la España de nuestros días", explica.

De esta manera, la institución ha ido adaptando su enseñanza a los tiempos sin renunciar a su esencia. Hoy, en pleno siglo XXI, sus aulas acogen la formación de oficiales y suboficiales del Arma, cursos de perfeccionamiento, seminarios tácticos e incluso formación profesional superior.

En sus salones se combinan las clases de táctica, liderazgo y mecánica con ejercicios de equitación, maniobras interarmas y simulaciones de combate moderno. Como señala su actual director, el coronel Francisco Javier López Villar, "la Academia es una institución moderna, adaptada a los desafíos del siglo XXI, pero fiel a los valores eternos del Arma: disciplina, honor y espíritu de sacrificio", en unas declaraciones recogidas en la web del Ejercito de Tierra.

En este sentido, el coronel López Villar, señala que uno de los aspectos que caracterizan a la Academia de Caballería es la impartición de «una enseñanza de excelencia y adaptada a los nuevos tiempos, inspirados por el lema del Mando de Adiestramiento y Doctrina, 'El conocimiento, nuestro valor'.

La biblioteca, con más de 12.000 volúmenes, conserva obras desde el siglo XVI, y su museo —creado en 1975— mantiene viva la memoria de los héroes, los uniformes, las armas y las monturas que escribieron la historia de la Caballería española.