Villán de Tordesillas es un pequeño municipio de la provincia de Valladolid que, en la actualidad y según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), cuenta con una población de 122 habitantes.
Se cree que la toponimia de Villán de Tordesillas pudo derivar de los señores plebeyos o ‘villanos’ que dependían del señorío de Tordesillas, comarca y municipio cercanos y es una localidad situada en una pequeña hondonada que está rodeada, toda ella, de páramos.
Se ubica a unos 20 kilómetros de la capital provincial y cuenta con edificios de gran belleza para conocer y visitar como puede ser la Iglesia de San Miguel, una de las auténticas joyas del lugar y también de la provincia pucelana.
Allí vive Ana Belén Gómez Maestro, amante de la lectura, de la meditación y de la danza. De 42 años y que el 4 de julio de 2025 se lanzó a la aventura de reabrir el bar del pueblo, el del Centro Social de Villán de Tordesillas, que se encontraba cerrado por aquel entonces.
EL ESPAÑOL de Castilla y León charla con ella para ver cómo han sido los comienzos, y cómo ve el futuro ante la dificultad actual de sacar adelante un negocio en el mundo rural.
Exterior del Centro Social de Villán de Tordesillas
Una mujer luchadora
“Me considero una mujer luchadora, que intenta conseguir todo lo que se propone y creo que tengo un espíritu emprendedor que me ha llevado a reabrir el bar de Villán de Tordesillas”, confiesa la entrevistada en declaraciones a este periódico.
La hostelera no nace en la localidad pucelana. Ella es de Simancas, pero suma un año y cuatro meses viviendo en Villán de Tordesillas, justo desde que volvió a dar vida al establecimiento hostelero del lugar.
“Recuerdo mi infancia de forma feliz. Quería ser psicóloga, profesora o peluquera. Sin embargo, hace cuatro meses se me presentó la oportunidad de adentrarme en el mundo hostelero y reabrí el bar municipal que estaba cerrado”, añade.
Ese espíritu emprendedor le llevó a adentrarse en un mundo hostelero desconocido para ella, hasta entonces.
Imagen de Ana Belén en el bar
Rabas, torrezno de Soria o bravas
El establecimiento hostelero reabrió sus puertas el 4 de julio. Se ubica en la placilla del municipio y cuenta con unos 50 metros de espacio para acoger a los vecinos del pueblo, fundamentalmente, pero también a los forasteros que pasan por el lugar, bien por cuestiones laborales o de ocio.
En el lugar trabaja nuestra protagonista junto a otro empleado. Dos personas para sacar adelante el trabajo en el lugar ofreciendo bebidas varias, tapas, raciones y también cenas por encargo.
“Nuestras especialidades podemos decir que son esas raciones, las rabas, o el torrezno de Soria, además de las patatas bravas”, afirma Ana Belén que añade que “los vecinos están encantados de volver a ver el bar abierto”.
No puede ser para menos. El bar da vida al lugar. Es el único en la localidad pucelana.
Interior del bar del Centro Social de Villán de Tordesillas
Los papeleos y lo cara de la vida
“Me siento afortunada por estar en este municipio. La gente es colaboradora y, además, al ser centro social, es el epicentro de la vida de la localidad. Estoy muy feliz aquí aportando mi granito de arena a la vida del pueblo”, añade nuestra entrevistada.
Sobre lo que puede llegar a ganar en un mes nuestra protagonista, afirma que “es pronto para hacer balance” pero que “es lo justo para una familia”. Para “sacar un sueldo en invierno y en verano la cosa va mejor al llegar más gente al lugar”.
“La principal traba son los papeleos y lo cara que está la vida para todos. Apostamos por mantener unos precios asequibles y los vecinos disfruten de estar compartiendo en el bar de siempre”, añade nuestra entrevistada.
La hostelera ve el futuro “con positividad y tranquilidad” y el objetivo y deseo que se plantea, mirando al futuro, es que “la vida le sonría”.
