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Qué tendrá Valladolid que tanto enamora a propios y extraños. La respuesta es fácil: historia, gastronomía, cultura, tradición, patrimonio y un sinfín de pueblos y villas de indudable belleza y con todo lo necesario para disfrutar de una vida plena.

Es el caso de Tordesillas, considerado uno de los municipios más bonitos de toda la región que ha llamado la atención de la prestigiosa revista de viajes National Geographic, más allá de por su arquitectura, por el curioso y llamativo pasado que le acompaña y que tiene mucho que ver con una de las figuras de la monarquía más destacadas de la historia de España.

La Reina Juana I de Castilla. Corría marzo de 1509 cuando la reina llegó a esta villa vallisoletana. Lo hizo en una carroza real, tras enviudar y obligada por su padre.

Pero lo que ella no sabía es que su siguiente destino, un Palacio Real ubicado en Tordesillas del que ya no queda nada, iba a ser el escenario de un largo encierro que se alargó casi 50 años, concretamente hasta el final de sus días.

De hecho, se dice que allí y por este motivo fue donde desarrolló la locura por la que tanto se la conoce (Juana 'La Loca'), pues lo cierto es que durante un total de 46 años, los días de la reina transcurrieron entre muros, hasta que finalmente falleció.

Ya lo dijo José Luis Olaizola en su biografía 'Juana la Loca': "Vivió mucho sin vivir nada, porque nada dejaron en sus manos, salvo el poder de enamorarse", escribió. Un triste final que aconteció en 1555 y en el que Juana estuvo acompañada de su hija Catalina.

Para ella, Tordesillas fue su prisión, pero para el resto del mundo es un lugar de gran relevancia, que presume orgulloso de haber sido testigo de leyendas, aventuras y acontecimientos clave en la historia de España como es el Tratado de Tordesillas.

Un documento firmado el 7 de junio 1494 entre España y Portugal, que permitió la repartición de las zonas de navegación y conquista descubiertas en el Atlántico y el Nuevo Mundo para evitar un posible conflicto entre ambas coronas.

Y es que, este fue reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad dentro de su categoría Memoria del mundo.

Han pasado muchos años de todo aquello, pero lo cierto es que ambos sucesos siguen marcando la historia y la esencia de una villa a la que dos reinas, Juana I de Castilla e Isabel 'La Católica', convirtieron en capital del reino con su presencia.

Puente de Tordesillas Miriam Chacón / ICAL

Un municipio ubicado a orillas del río Duero, cuya relevancia también ha sido apreciada por los más de 8.000 vecinos que la han elegido como lugar de residencia. Por lo mencionado y también por el valioso patrimonio que alberga en todas y cada una de sus calles.

Y es que, Tordesillas fue declarado Conjunto Histórico Artístico en 1977 por varios motivos. Por haber acogido la firma de uno de los tratados que más han marcado el futuro de todo un país.

También por ser escenario de una de las leyendas más polémicas de la monarquía española, cuya memoria perdura en la actualidad mediante esculturas, exposiciones, recreaciones y festejos que siguen haciendo a la Reina Juana de Castilla protagonista indiscutible de la villa.

Pero también por albergar palacios, monasterios, conventos y plazas, entre otros elementos arquitectónicos, que hoy siguen poniendo de manifiesto la grandeza y el peso que tuvo en el pasado, y que permiten acercar a vecinos y visitantes la vida de aquella época.

Entre ellos destacan el Monasterio de Santa Clara, construido por orden de Alfonso XI y donde fueron enterrados los cuerpos de Juana 'La Loca' y Felipe 'El Hermoso' hasta que fueron trasladados a la Catedral de Granada; el puente de piedra, la estatua de la Reina Juana y las Casas del Tratado.

Dos palacios unidos donde los Reyes Católicos y el Rey Juan II de Portugal materializaron la firma de este documento y que hoy se utilizan como espacio cultural y con fines turísticos.

A todo ello se suma otra joya arquitectónica: la Iglesia de San Antolín, hoy convertida en museo y en el lugar donde descansan los Alderete, una familia destacada en la villa de la que también se conserva un palacio, cuyo tejado fue convertido en un imponente mirador desde donde se pueden observar unas fascinantes vistas de Tordesillas.

Múltiples encantos entendidos como valiosos vestigios de un pasado que aún retumba y con fuerza en cada uno de los rincones de esta preciosa e histórica villa que bien merece una visita.