Hay bares y restaurantes que guardan entre sus paredes años de recuerdos e historias. Mesas que han dado de comer a miles de personas. Y persianas que un día se levantaron movidas por la pasión de una familia.
Lo más complicado de tener un negocio es el momento en el que te toca despedirte de él. De dejar en otras manos aquello que tanto ha costado construir. Tu pequeño tesoro.
Esta es la historia de José Miguel, que lleva 30 años regentando el restaurante Casa Marijose junto con su mujer. Estuvieron una década ubicados en la Calle Hípica, por la zona de El Corte Inglés de Valladolid. Y desde hace 20 se encuentran en una vivienda de la Avenida de Gijón.
El exterior del restaurante Casa Marijose
Un restaurante del que, actualmente, lleva las riendas su mujer y dos sobrinas. Sin embargo, tras 30 años de servicio, deciden dar un paso al lado y traspasarlo para que otros puedan seguir abriendo sus puertas cada día con la misma ilusión y ganas que ellos.
Hace escasos días que pusieron el anuncio del traspaso. Por ahora, han recibido llamadas, pero ninguna oferta en firme. Piden 45.000 euros por el traspaso y 1.000 euros de renta.
La duración del contrato "se puede negociar", tal y como informa José Miguel en declaraciones a EL ESPAÑOL- Noticias de Castilla y León. Por ahora, están esperando a que alguien acuda con una oferta en firme. "Es complicado, hay gente interesada pero tienen que reunir el dinero", explica.
Y no es del todo fácil porque, precisamente, el mundo de la hostelería siempre ha sido de los más complejos a la hora de encontrar personal. "La gente quiere trabajar poco y ganar mucho", lamenta el vallisoletano.
Y continúa explicando: "Eso no ha existido nunca, y en hostelería menos. En hostelería para ganar dinero hay que hacer horas, seas empresario o trabajador".
Asimismo, el dueño del restaurante afirma que se trata de un negocio "goloso" por las circunstancias en las que se encuentra y el horario que tiene. Además, puntualiza que cuentan con una clientela fija y que también acuden equipos deportivos puesto que hay un hotel muy próximo.
Una imagen del interior del restaurante
El local es "pequeño", tiene unas 10 mesas y, en condiciones normales, dan unas 30 comidas al día. El menú es de 14 euros y, normalmente, suele estar muy concurrido.
"Trabajamos mucho la parte de comidas. Es un restaurante del menú del día por la ubicación en la que está. Cuando hay obras por la zona, vienen muchos albañiles. Estamos muy próximos al polígono", explica el dueño del restaurante.
El horario que tienen es de lunes a viernes y los sábados de verano está cerrado. Asimismo, los festivos tampoco lo abren, aunque sí que suben la persiana en puentes.
"La persona que lo coja deberá valorar cuándo le interesa más abrir. A nosotros eso nos da igual. Pondrá el horario que considere", afirma.
En el restaurante trabajan dos sobrinas. Una por la mañana y otra por la tarde. "Nos echan una mano desde hace años", explica. Una de ellas se dedica a ayudar en la cocina y otra está por las mañanas.
Sin embargo, ninguna se quiere quedar con el negocio familiar. Por ello, buscan a alguien que quiera continuar con el legado que José Miguel y su mujer han dejado durante estas tres décadas de esfuerzo y dedicación.
Por ahora, no van a cerrar el negocio hasta que no haya una persona que se lo quiera quedar. Les interesa "tener el local abierto" y confían en que pronto pueda estar en otras manos que lo cuide igual que han hecho ellos durante este tiempo.
