Rubén Rondón es un vallisoletano de 24 años polifacético. Modelo, actor, entrenador y, sobre todo, luchador. Tanto en su disciplina deportiva donde suma ya grandes triunfos como en su vida.
Tuvo que superar el bullying de pequeño. Pudo llegar a ser informático y también policía. Ambas profesiones, finalmente, fueron descartadas para dedicarse, fundamentalmente al Muay Thai, un antiguo arte marcial que tiene origen tailandés y que se conoce como “el arte de las ocho extremidades”.
Conocemos más a fondo la vida del vallisoletano que suma grandes victorias, tanto a nivel nacional como internacional y que transmite una gran positividad en esta entrevista con EL ESPAÑOL de Castilla y León.
Un vallisoletano y el bullying
“No es fácil definirse a uno mismo. Podría decir que soy uno de tantos chicos de barrio que apostó por el deporte. Humilde, inquieto, soñador, ambicioso y preocupado por temas sociales, sobre todo los que afectan a la juventud”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Rubén Rondón García.
El vallisoletano, de 24 años, es modelo, actor, entrenador y luchador. Suma diez años en el mundo de la lucha y es un apasionado de los deportes en general, además del cine, el teatro y la informática.
Nació en el barrio de La Rondilla. Un barrio humilde de Valladolid. Allí creció y vivió hasta los 17 años. Ahora compagina la ciudad del Pisuerga con la capital de España.
“De mi infancia tengo buen recuerdo. Fui hijo único. A mi padre lo veía poco porque estaba casi todo el día en el trabajo. Se puede decir que todo iba bien hasta que en el colegio empecé a sufrir acoso escolar”, asegura nuestro entrevistado.
Añade que “el agresor se quedó en el colegio y tuvieron que cambiar de centro” por lo que se “dio cuenta” de que “o se defendía” o “ni los profesores ni el colegio iban a hacer nada” por él.
“El acoso continuó y fue ese el motivo que llevó a mi madre a apuntarme a clases de kárate. Desde ese día la cosa cambió para mí. De aquella etapa no tengo un buen recuerdo, pero, quizás, a eso le deba que me dedique ahora al deporte”, explica.
De pequeño también era un amante de los ordenadores. Se define como “un hacker en potencia” y asegura que “hacía cosas increíbles para su edad”.
“También soñaba, de pequeño, con ser policía, pero no cualquier policía, quería ser el mejor, detener a todos los criminales y que me colgaran muchas medallas. Al final no salió lo de policía, pero lo de las medallas sí que funcionó. Tengo más de treinta”, apunta entre risas.
Rubén en el Mundial de GAMMA, en Ámsterdam, con la Selección española (AEMMA).
Un campeón en Muay Thai
Nuestro protagonista compite en la modalidad de Muay Thai. Participó en su primera competición oficial cuando tenía 15 años. Entrenaba en el Gimnasio Combat de la ciudad pucelana, de la mano de su entrenador, Alfonso Durán. Ahí empezaba su carrera amateur consiguiendo todos los títulos posibles y la base para seguir progresando.
Siempre ha compaginado el Muay Thai y el kickboxing, pero en la actualidad está “más centrado en el K-1”. Entrena en Madrid en la actualidad y en el Club Mamba de Ponferrada con el equipo de Diego Vázquez.
El Muay Thai es un antiguo arte marcial de origen tailandés conocido como “el arte de las ocho extremidades” porque se golpea con puños, codos, rodillas y pies. “Quizás sea el deporte de contacto más duro”, añade Rubén.
“El K1 es de origen japonés y surgió en los 90. Es como una mezcla de Karate, Kickboxing y Muay Thai. La principal diferencia es que en K-1 no se emplean los codos, y las rodillas están más limitadas. Los golpes con el codo suelen dejar marcas en la cara, por eso en mi caso, trabajando como modelo, no tengo más remedio que minimizar los riesgos”, asegura.
Añade que “las cicatrices de guerra de las que muchos presumen”, actualmente “son un lujo que no se puede permitir”.
Muchos triunfos
Nuestro protagonista ha sido campeón de Castilla y León en categoría amateur y tres veces campeón de España de Muay Thai, dos veces de kickboxing y fue el primer campeón de España en la modalidad de K-1 con guantillas en AEMMA, la federación más importante que hay en España dirigida por el maestro Chinto Mordillo.
Además, también ha sido dos veces campeón mundial. En categoría profesional donde debutó hace un par de año ya es dos veces campeón internacional de K-1, casi nada.
“En el aspecto deportivo aún me queda mucho camino por hacer. De lo que más orgulloso estoy puede ser de que soy el único luchador que con 22 años ha logrado ser campeón en tres disciplinas distintas y en cinco organismos diferentes: IFMA, FEKM, WKN, AEMMA y WKA”, añade.
El cinturón internacional WKN fue un logro importante ya que lo consiguió en su debut como profesional y está orgulloso de llevar el nombre de Valladolid por todo el mundo.
Su punto fuerte es “la constancia, el espíritu de sacrificio y la disciplina”, apunta para añadir que “si uno quiere alcanzar sus objetivos estos tres puntos son imprescindibles” pero “no solo en el deporte” sino en cualquier faceta de la vida”.
Rubén en una competición
Un hombre polifacético y su futuro
“Mi objetivo pasa por seguir compitiendo, cada vez a más alto nivel y, sobre todo, transmitir una imagen nueva. Romper con el estereotipo clásico del luchador para generar interés en un público que, de otra manera, sería muy difícil alcanzar. Sin repetir esquemas ni imitar a nadie”, añade nuestro entrevistado.
Su sueño, en lo que tiene que ver con el ámbito deportivo, pasa por “ser el mejor” y “vivir de lo que le apasiona” que es “tanto el deporte como la interpretación”. Apunta alto y aspira a “ganar un Goya”.
“Además de las veladas en las que participo, cuento con el apoyo de buenos sponsors. Doy clases como entrenador en dos gimnasios y trabajo en el campo de la publicidad y la moda. Estoy estudiando acondicionamiento físico y también me estoy formando como actor. Ya he intervenido en varios proyectos”, explica.
Un vallisoletano polifacético al que no le gusta hacer planes a largo plazo. “Quiero seguir disfrutando del camino”, finaliza.
