"Me compensa por calidad de vida". Hace escasos meses las cifras daban un dato para la historia. Madrid perdía la batalla de las estadísticas por primera vez en dos décadas con Valladolid. Más ciudadanos decidían regresar a la ciudad del Pisuerga que otros irse a vivir a la capital. Y la premisa principal es, en la mayoría de los casos, por la primera afirmación de este párrafo.
Uno de los que se sumará a estos datos de forma definitiva será Pablo Faúndez García (4-11-1998, Valladolid). Tras casi año y medio viviendo en Madrid ha decidido tomar el camino que otros miles de paisanos han ido cogiendo durante estos años. Vuelve a Valladolid convencido de las ventajas que tiene su ciudad frente a la capital.
De lunes a viernes, no obstante, continuará yendo a Madrid a trabajar. Lo hará gracias a los bonos de Renfe y la oferta de 50 viajes por 142,6 euros, es decir, 2,85 euros el trayecto. En apenas una hora se plantará en la capital cada día, ahorrándose los altos costes de un alquiler de la ciudad madrileña y pudiendo estar cerca de su familia, amigos y pareja en Valladolid.
"Lo que me permite llevar a cabo esta decisión es la flexibilidad horaria. Mi trabajo tiene unas condiciones muy buenas. Si no tuviera ese horario sería imposible", reconoce en declaraciones a este periódico.
La "facilidad de comunicación" entre ambas ciudades, el hecho de que su oficina, en el sector de la banca comercial de empresas, esté a 15 minutos de la estación de Chamartín y el horario permiten a este vallisoletano regresar a su casa.
Pablo ya estuvo haciendo el ida y vuelta durante nueve meses cuando empezó en su trabajo, hasta que decidió probar suerte viviendo en Madrid, donde ha permanecido el último año y cuatro meses. En este tiempo, se ha encontrado con varias desventajas.
Una de ellas son las "largas distancias de comunicación" en la propia ciudad de Madrid si lo comparas con Valladolid, "a pesar de que el metro está muy bien". También se ha visto empujado por el precio del alquiler, aunque él no pagaba uno muy alto al compartir piso con otros cuatro amigos.
Allí también se ha encontrado con que la falta de coincidencia horaria con sus amigos y otros conocidos, ya que lo habitual es que la gente "suela salir en torno a las 19:00 o 20:00 horas de trabajar", mientras que él a las 15:00, le dificultaba poder compaginar la vida de ocio, cosa que en Valladolid sí puede.
Pero si hay algo en lo que Pablo incide sobre las ventajas de Valladolid es "en todo tipo de costes en general". "En Madrid son mucho más elevados, tanto para tomarte una caña como para hacer deporte. Una pista de tenis allí te sale por 16 euros por persona la hora, mientras que aquí son siete u ocho euros", ejemplifica.
Es un fiel creyente de que "hay bastante más calidad de vida" en una ciudad mediana, más allá de su "arraigo a Valladolid", con respecto a las grandes. "Sobre todo teniendo un salario que no te permite quizás tener las posibilidades de generar un ahorro como en una ciudad mediana", añade.
Ahora bien, reconoce que el tener que ir todos los días a Madrid en ida y vuelta es una circunstancia que no se ve haciendo "de por vida", ya que lo considera "insostenible tanto por la falta de horas de sueño como si luego quieres formar una familia, ya que tienes cansancio acumulado y no puedes disfrutar de ella o hacer actividades". Por eso, entre sus planes está en "un medio plazo" intentar que su empresa le traslade a Valladolid.
Situación de los trenes
La imprevisibilidad de los trenes, cuyo funcionamiento está durante estos últimos años en entredicho, preocupa, en parte, a este vallisoletano. Pablo admite que "habitualmente se pueden ver fallos", aunque achaca estos a que "Chamartín ahora está en reformas y supongo que en el medio y largo plazo habrá menos".
También apunta que hay que "organizarse y coger con bastante anterioridad" los billetes, pues también la existencia de mucha gente que hace el ida y vuelta provoca que a veces sea "complicado" coger el tren que se necesita.
Eso sí, puntualiza que en cualquier caso existen "alternativas suficientes", como la posibilidad de ir hasta Madrid en coche en apenas dos horas y cuarto, pedir un día de teletrabajo o un día de vacaciones en los casos más extremos.
Precisamente, son los bonos de descuento de Renfe impulsados por el Gobierno de España otras de las razones que han empujado a Pablo a tomar esta decisión. Por eso, confía en que el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible opte por ampliar su vigencia más allá del 31 de diciembre de este año.
"Sin los bonos seguramente no hubiera tomado esta decisión. Creo que favorecen bastante a que se pueda hacer el ida y vuelta y la comunicación Madrid-Valladolid", apunta.
En este contexto, desea que se mantengan activos "no por el precio que están" en caso de que se consideren inviables por parte del Gobierno, pero al menos que "puedan tener un precio acorde a lo que la gente puede permitirse".
Valladolid comienza así a recuperar el terreno perdido durante tantos años. Son muchos los vallisoletanos que optan por regresar a su casa, aprovechando las facilidades de comunicación. Una decisión empujada por la calidad de vida de la ciudad del Pisuerga. "Poniendo una balanza, al final hay muchas más ventajas que desventajas", zanja Pablo, un vallisoletano de vuelta a casa.
