Valladolid se ha convertido en una ciudad de acogida para miles de personas migrantes que llegan con la esperanza de construir una nueva vida. Sin embargo, son muchas las voces que critican su llegada.
Desde hace casi dos décadas, la Fundación Red Íncola se ha consolidado como un referente en el acompañamiento e inserción laboral de quienes, además de un techo y seguridad, buscan oportunidades para formarse y trabajar.
“Este próximo curso cumplimos 20 años”, afirma con orgullo Maru González, coordinadora de la Fundación Red Íncola.
La organización nació con la vocación de ofrecer una respuesta integral a las necesidades de personas migrantes y en situación de vulnerabilidad. Hoy, su trabajo impacta directamente en la vida de miles de personas en Valladolid.
Solo en 2024, Red Íncola ha atendido a más de 4.600 personas, de las cuales el 40% acudieron específicamente en busca de formación y empleo. "La mayoría provienen de Colombia, Venezuela, Perú, Marruecos, y también de muchos otros países. Vienen con ganas de trabajar y formarse", explica González.
Pese a su voluntad y preparación, muchas de estas personas se enfrentan a obstáculos administrativos: no tienen permisos de trabajo, ni pueden acceder a la formación gratuita para el empleo que ofrece la Junta de Castilla y León.
En este contexto, los itinerarios de inserción laboral desarrollados por Red Íncola se convierten en una herramienta clave para superar esas barreras.
Uno de los más destacados es el itinerario de Auxiliar de Comercio, desarrollado en colaboración con la Junta.
Gracias a este programa y otros similares, la fundación ha logrado una inserción laboral del 56% en los últimos tres años, lo que equivale a más de 60 personas empleadas de las 120 que han participado.
Cinco itinerarios
Este año, Red Íncola ampliará su oferta con cinco nuevos itinerarios: dos en el sector sociosanitario, dos en comercio y uno en hostelería y restauración.
“Esto nos permite diversificar lo que ofrecemos, adaptándonos a los intereses y habilidades de las personas”, apunta González.
El perfil de los participantes es variado, aunque con un punto en común: la dificultad para acceder al mercado laboral. “Son personas que no han trabajado nunca en España, no tienen sus títulos homologados, o vienen derivadas por servicios sociales. Pero todas tienen potencial”.
Más allá de las clases, los itinerarios incluyen prácticas no laborales en empresas, una estrategia clave para conectar la formación con la realidad laboral. Red Íncola mantiene convenios con 21 empresas locales, que se convierten en puertas de entrada al empleo.
Pero la formación no se queda solo en lo técnico. “Los acompañamos desde el inicio, desde la primera entrevista hasta la inserción, atendiendo también sus necesidades sociales”, detalla González.
La fundación ofrece apoyo jurídico, psicológico, ayudas para hijos e incluso orientación para la acreditación de competencias profesionales, especialmente en el sector sociosanitario.
Una red que transforma vidas
En un contexto en el que los discursos sobre migración suelen estar marcados por la desconfianza o el desconocimiento, experiencias como la de Red Íncola demuestran que la inclusión real es posible.
“Queremos agradecer a la Junta por haber flexibilizado los tiempos y requisitos de estos itinerarios. Esto nos permite organizarnos mejor y, sobre todo, llegar a más personas”, concluye González.
