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Red Íncola pasa por ser una entidad que se encarga de apoyar de forma integral a las personas en situación vulnerable, fundamentalmente migrantes, en la defensa de sus derechos y con el fin de que disfruten de una vida digna.

Lo llevan haciendo desde hace más de 20 años en Valladolid. De manera formal, nace en el 2006 como asociación y en 2011 gana en solidez creándose la Fundación Red Íncola para mejorar dicha atención.

“Apoyamos a los menores migrantes y también hacemos una atención integral a toda la familia”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Elena Marín, educadora social que coordina los programas de Infancia y Juventud y el de Becas, desde hace diez años.

Precisamente Isbel Victoria González Bello, venezolana de nacimiento, con dos hijos y que llegó a la provincia de Valladolid en diciembre de 2023, concretamente a Santovenia, ha conseguido acceder a una beca de 600 euros de Red Íncola que ayudará a sus pequeños a seguir estudiando.

Una labor esencial y el programa de becas

“Contamos con un Área de Empleo y Formación para Adultos. También de Acogida y otra de Infancia y Juventud en la que apoyamos educativamente a niños y niñas jóvenes y también a sus familias en todas las dificultades familiares que surgen a raíz del proceso migratorio”, explica Elena Marín.

Elena Marín, educadora social de Red Íncola

Les ayudan desde que dejan sus países de origen y hasta que se asientan en Valladolid para rehacer su vida, algo que no es sencillo para los mayores, y menos para los niños y niñas. “Pueden llegar a sufrir problemas de racismo. A veces, la sociedad española no es tan acogedora como se cree”, añade la educadora social de Red Íncola.

“Las familias que llegan a Valladolid, lo primero que hacen, es escolarizar a sus hijos e hijas porque es obligatorio y su deseo. Los migrantes tienen más complicado el acceder a ciertas ayudas por lo que buscamos ayudarles con nuestro programa de becas”, añade.

Desde Red Íncola ponen a disposición de estas personas, o lo intentan, un total de 45 becas familiares de 600 euros que salen de donaciones privadas que llegan hasta la red.

“Solo se da una beca por familia porque tenemos pocas y muchas familias demandantes. Su objetivo pasa por mejorar, en lo que podemos, la situación económica de la familia que la recibe para mejorar en el ámbito educativo”, explica.

Es también de suma importancia no solo en lo que se refiere a la cantidad económica, sino también porque acaba siendo un “itinerario socioformativo para toda la familia” en el que se “apoya de forma especial la formación de todos sus miembros, tanto adultos como jóvenes”.

“Buscamos ayudar e impulsar la educación de las personas recién llegadas a nuestra ciudad. La educación es lo que va a permitir que salgan adelante de la forma más digna posible”, afirma Elena Marín.

El objetivo que se marcan desde Red Íncola pasa por “ampliar y consolidar estas becas”, hecho que no es sencillo “a la hora de conseguir esas donaciones privadas en un momento económico difícil”.

Red Íncola en Valladolid

Nosotros sobrevivimos a raíz de las donaciones particulares con pequeñas cantidades. Pero lo damos todo para que estas familias que llegan, en una situación económica complicada, puedan conseguir que sus hijos estudien y no opten por trabajar nada más llegar. Esto es lo que busca la beca”, finaliza.

De Venezuela a Valladolid

Isbel Victoria González Bello nació en Caracas (Venezuela) y tiene 40 años. Llegó a Valladolid a finales del año 2023 y vive en Santovenia. Lleva allí un año y medio y trabaja, en la actualidad, tres horas y media como cuidadora y también estudia por el Ecyl, en un curso de Auxiliar de Estética.

“Me defino como una persona responsable, cariñosa y sociable. A los 33 años, cuando las cosas se ponen mal en mi país de origen, voy a Colombia porque mi esposo es de allí hasta que en 2023 llego a Santovenia de Pisuerga”, asegura nuestra protagonista.

Recuerda su infancia de una forma “bonita” aunque humilde y viviendo en uno de los barrios más peligrosos de Caracas. Su madre les daba “una buena educación”. Quería que “fueran a la escuela y se alejaran de las malas amistades”.

“Cuando era pequeña yo quería ser actriz. Era mi meta y con lo que soñaba, pero la vida me ha llevado por otro camino diferente”, añade nuestra entrevistada.

Un camino en el que le ha tocado ser madre coraje y salir adelante, con la ayuda de su marido, para que sus hijos tengan un futuro.

Su llegada a Valladolid, Red Íncola y la beca

“Hace año y medio llegué a Valladolid. Me han acogido muy bien, pero ha tocado empezar de cero, lo que no ha sido nada fácil por el trabajo, por los papeles y por muchas cosas más”, explica Isbel.

Isbel durante la entrevista con EL ESPAÑOL de Castilla y León

Hasta Red Íncola llega por una amiga. Comenzó realizando un curso de limpieza. Eso le ayudó a encontrar trabajo. También ha completado varios cursos más en Las Religiosas de María Inmaculada, que pertenece a Red Íncola.

“Fue una conocida la que me habló de la posibilidad de optar a una beca familiar. Vine, pregunté, concretamos una reunión y me dieron información con los papeles que tenía que traer y demás. Esto fue en 2024. El objetivo que perseguía era ayudar a mi hija como pudiera”, explica Isbel.

Fue en junio de 2024 cuando solicitó, finalmente, esa beca familiar para “fundamentalmente pagar los estudios de Andrea”, su hija de 15 años, sin olvidarse de su otro pequeño de 11.

600 euros, que no es una cantidad desorbitada pero que ha ayudado a la familia durante este curso.

Todo por sus hijos

“Somos unos luchadores. Cuando llegamos, el hecho de estar lejos de tu país de origen es complicado. Los inicios son muy duros. Sientes soledad y vacío y luego está lo de encontrar trabajo, que te agobia mucho”, explica.

Sin embargo, nuestra madre coraje tiene claro que hará todo lo que tenga en su mano por el mejor futuro de sus pequeños en Valladolid. “Quiero que mis hijos estudien y lleguen lejos en la vida”, apunta.

Por suerte, Andrea, tras un periodo de aclimatación que ha sido complicado en su centro educativo, ha conseguido pasar de curso, gracias a su esfuerzo, al de toda su familia y a la ayuda de Red Íncola.

Una historia de superación y de lucha, la de Isbel, que merece la pena ensalzar.