Cada año, como si de una tradición se tratase, los alumnos del IES Arca Real de Valladolid compiten en el Young Business Talents por el título de mejor empresario virtual del país. La cita de la final nacional será este viernes 21 de marzo en Madrid.
Este instituto vallisoletano ya ha alcanzado hasta siete finales en las últimas ediciones. Su profesora, María del Carmen de Rojas, es quien incentiva a sus alumnos a participar en este concurso que reúne a 336 alumnos de 82 centros educativos de toda España.
Esta profesora lo considera una “forma excelente de llevar a la práctica” la teoría que estudian en el aula. Un certamen en el que participan un total de 42 jóvenes de 11 centros docentes de Castilla y León.
En el caso de Valladolid, los finalistas son Marcos Alba, Román Fraile y Kevin Revuelta, alumnos del IES Arca Real, que con su proyecto ‘Sunnydeis’ gestionan con éxito la empresa dedicada a la venta de cremas hidratantes y solares.
Como ellos explican, “tenemos que decidir cuánto producimos, a qué precio lo vendemos y la promoción”. Todo esto, en un simulador empresarial en el que compiten contra el resto de compañeros de su centro, además de otros de todos los rincones de España.
Los alumnos del grado superior de Gestión Administrativa y Asistencia a la Dirección, reconocen que no es una tarea fácil la de dirigir su empresa virtual. La competición es, según señalan, el punto más difícil debido a que “no sabes lo que van a hacer”.
Esto provoca que los alumnos tengan que analizar la competencia. Los alumnos destacaban la dificultad a la hora de establecer los precios, “si tú vas primero en la competición tienes que adelantarte a tus rivales, saber cuando te van a copiar”.
En esta línea, destacan que establecer los precios puede ser un riesgo “si bajas cinco céntimos es posible que la competencia también lo haga” de forma que “te metes en un lío” en estas situaciones lo preferible es “bajar los precios de más y vender con menos beneficio a que la competencia te copie”.
Se establece así una relación con la competencia similar a una partida de ajedrez, por la cual analizan a sus rivales tratando de adelantarse a sus movimientos. Algo que resulta realmente arriesgado, ya que “igual que va bien, se puede torcer e ir mal en nada”.
Los alumnos trabajando en el proyecto Sunnydeis.
Respecto a la final, se muestran confiados, puesto que el triunfo no es algo que les venga de nuevas. Kevin ya conoce lo que es alcanzar la final. Lo que ha aportado al equipo una experiencia imprescindible para el proyecto.
Esto, unido a la mentoría por parte de su profesora y al aprendizaje a base de los errores pasados, han sido la receta perfecta para alcanzar el éxito.
Los tres reconocen que se trata de una actividad realmente útil de cara al futuro, “nos enseña a cómo tratar con los proveedores, a promocionarnos y a gestionar la tesorería para no acabar en bancarrota”.
En estos momentos, ninguno se plantea, como en la simulación, tener su propia empresa. Aunque no le cierran las puertas, puesto que “nunca se sabe” y tocará “ver como progresa el tiempo”.
De cara a la final no dudan en su victoria “teniendo a Carmen y a Kevin, tenemos fe”. Además, “la esperanza es lo último que se pierde”, asegura Román.