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Era el pasado 30 de diciembre cuando Pilar y Jesús bajaban por última y definitiva vez la persiana de su quiosco en Valladolid. Ubicado en la calle Santa Lucía y que habían puesto a la venta el pasado 16 de julio de 2023.

Todo después de que la pareja cogiera las riendas de dicho quiosco en el año 2001. Tras más de 20 años de historia tenían que cerrar con la “pena” que les causó a ambos y también a los clientes que echan en falta su quiosco de toda la vida.

El inquietante cierre de quioscos en la provincia de Valladolid pone en jaque este tipo de negocios. Algunos, en su mayoría, por jubilación. Otros por razones económicas. Sea lo que fuere lo cierto es que la sangría de la pérdida de estos míticos negocios preocupa.

En la actualidad contamos con un total de 53 socios dentro de la Asociación Vallisoletana de Vendedores de Prensa, tanto en Valladolid como en la provincia. Me gustaría especificar que no todos son quioscos de calle. Unos diez, dentro de esos 53, son locales”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, el presidente de la asociación, Juan Carlos García.

Se trata de un total de 46 los quioscos que se ubican en la capital, de esos 53, mientras con siete los encontramos en los diferentes municipios de la provincia, siempre hablando de los establecimientos dentro de dicha organización.

53 en 2025, por los 63 con los que se contaba el pasado año, como afirman las mismas fuentes. “Se han dado de baja, durante el año 2024, unos 10. La mayoría por jubilación, pero otros porque no les salía rentable y han decidido por cerrar, asegura nuestro entrevistado.

Lugar en el que había un quiosco que tuvo que cerrar en Valladolid

Alejandro Pérez García es un quiosquero de 43 años que consigue mantener con vida su negocio. Desde primera hora de la mañana, frente al Teatro Calderón de Valladolid, vende periódicos, mientras atiende a este periódico para contarnos su experiencia y como ve el futuro del sector.

De la construcción al quiosco

“Soy un hombre que ha llegado donde está a base de trabajo y de tomar decisiones. Me defino como una persona amable y con buen humor. Pasé, de querer ser torero a veterinario. Trabajé en la construcción y ahora soy quiosquero, aunque me gustaría tener una empresa relacionada con las redes sociales”, asegura nuestro entrevistado.

Nacido y criado en Valladolid estudió en un colegio de monjas para adentrarse en el Bachillerato, dentro del Instituto Condesa Eylo Alfonso y más tarde sacar una Formación Profesional de Grado Superior en Urbanismo y topografía.

Trabajó en el mundo de la construcción durante más de 13 años hasta vio un anuncio en el periódico, en el Día de la Madre, en plena crisis de la construcción allá por el año 2013. Sería en ese mismo año, en febrero, cuando su vida cambiaría.

Todo, por culpa de un quiosco.

12 años al frente

“Los inicios fueron ingenuos. Poco a poco fui descubriendo el negocio, el gremio, a los compañeros y el mundo editorial y de la distribución. Vendo, mayoritariamente, papel. Prensa, revistas… también recargo la tarjeta de transporte y los móviles prepago. Hace poco he empezado a colaborar con la Once”, explica, sobre sus inicios.

La vida del quiosco “trae sus alegrías y amarguras”. Afirma que es el trabajo “más precioso y agradecido que existe” siempre y cuando “lo completes con el mismo cariño y atención” y teniendo en mente que “hay que echarle muchas horas diarias”.

El quiosco de Alejandro a pleno rendimiento

Digamos que es algo pesado y que destruye buena parte de tu vida personal y ocio, pero tú eres el jefe y, aunque ser autónomo es un hándicap, llevas las cosas a tu manera y más cómodo”, matiza.

A Álex le “arranca el corazón del pecho” ver cada cierre de quiosco por parte de sus compañeros. Le “preocupa bastante” y asegura que después de 12 años, quiere “seguir mirando hacia delante”

“No da para grandes fiestas, pero sí para un sueldo digno para una persona que viva sola y no tenga demasiados gastos y caprichos”, apunta.

El futuro

Nuestro entrevistado señala que “no podemos decir que el futuro es halagüeño y envidiable” pero que “sí que lo tiene”. Lo ve “con esperanza” y con el objetivo de “ser el último quiosco en cerrar en Valladolid apostando por la “unión” de todos los quioscos de calle y locales para afrontar los retos “juntos”.

Alejadro y su quiosco al fondo

Desde la Asociación Vallisoletana de Vendedores de Prensa apuntan que “tienen un proyecto que persigue continuar con la actividad de los quioscos y proporcionar servicios adicionales” con el fin de dar un “impulso al sector”.

“Estamos pendientes de ver si lo podemos gestionar con el Ayuntamiento de Valladolid. Es una actividad que puede servir para rehabilitar los quioscos y que ha sido muy bien acogida. Esperamos que pueda ser realidad en las próximas fechas”, añade Juan Carlos García, presidente de la asociación.

Esperemos que así sea para evitar el cierre de más quioscos y que el gremio de los quiosqueros pueda seguir escribiendo su historia durante muchos años más.