El pasado mes de abril, EL ESPAÑOL de Castilla y León les contaba que la que fuera una fábrica de harinas hasta el año 1996 que se transformó posteriormente en el Hotel Ribera del Duero, de tres estrellas, salía a la venta de nuevo por un valor cercano al millón de euros, concretamente por 999.000 por parte de la Inmobiliaria Aguado.

Un antiguo hotel cuya estructura arquitectónica se ubica en la Avenida Escalona de la localidad vallisoletana de Peñafiel, dentro de la N-122 que cruza el municipio vallisoletano de 5.104 habitantes según los datos del Instituto Nacional de Estadística y que pasa por ser uno de los lugares más importantes de la Ribera del Duero.

Un hotel que comenzaba su actividad en el año 1996 pero que cerraba sus puertas entre los años 2018 y 2019, como informaba a este periódico el alcalde de la localidad pucelana, Roberto Díez. Un lugar, como apuntaba el anuncio inmobiliario “para reformar” que cuenta con 55 habitaciones, tanto individuales como dobles y triples.

También con un salón-comedor ideal para banquetes y con una capacidad de cuatro centenares de personas y otro comedor para uso diario. También cuenta con discoteca y con cafetería, apuntaba el anuncio. A escasos 10 minutos del casco antiguo de Peñafiel, a pie.

La compra

“El espacio lo ha adquirido una sociedad patrimonial con la que trabajamos y con la que explotamos ya otros hoteles como es el Alda Mercado de Zamora. Una compra que se cerró el pasado 31 de octubre”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Alberto Rodríguez Boo, CEO y fundador de Alda Hotels.

Unas declaraciones que confirman que el espacio volverá a la vida tras una operación “compleja” y con “una gran cantidad de obligaciones de inversión para su puesta en funcionamiento” por una cantidad que, finalmente, superará el millón de euros.

“La sociedad propietaria es ahora Dicrisol Inversiones Burgalesas SL. La idea es volver a poner el hotel en condiciones de uso cuanto antes para, tan pronto como sea posible, iniciar la actividad”, asegura nuestro entrevistado.

Trabajos de acondicionamiento del lugar

“Los trabajos están condicionados por la agilidad interna y externa que tengamos. Por un lado, externa y por parte de las administraciones, aunque la disposición hasta la fecha es inmejorable e interna, de cara a organizar los equipos y empresas subcontratistas para desarrollar el proyecto”, añade Alberto.

El modelo de negocio “será diferente al que se venía desarrollando” pero “seguirá siendo hotelero” aunque no se dará el mismo peso a la restauración y menos para eventos, por lo que desde Alda se van a centrar en el alojamiento.

Si cumplimos con nuestros plazos previstos el plan que tenemos pasa por funcionar al cien por cien en verano de 2024. La intención es poder tener en Semana Santa ya alguna parte habilitada  y en funcionamiento pero no queremos comprometernos porque no depende enteramente de nosotros”, apunta nuestro protagonista.

El CEO y fundador de Alda Hotels ensalza la “estética única” del edificio y piensa que “puede cubrir un hueco en la oferta hotelera de la villa en esa gama media donde Alda es experta”.

Además, se marca como objetivo “complementar la oferta hotelera de la cadena en la Comunidad con un especial guiño al enológico” como ya han hecho en Haro, Toro u Olite” para potenciar, más aún, uno de los principales encantos y reclamos de la Ribera del Duero.

 

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