Cuarta de feria. Casi media plaza en tarde de temperatura muy agradable. En el cartel el riojano Diego Urdiales, que sustituía al cigarrero Morante de la Puebla; y los sevillanos Juan Ortega y Pablo Aguado, de Triana y San Bernardo respectivamente. Se lidiaron toros de Joaquín Nuñez del Cuvillo, y como sexto bis uno de Loreto Charro. De justita presentación, blandos, nobles y manejables, y con buen fondo el 2º y 5º que correspondieron a Juan Ortega. El sexto fue devuelto, saliendo uno de Loreto Charro más serio de cara.

Diego Urdiales

Mala suerte la del riojano con el lote de hoy. Con su primero, un toro de 539 kg que ya fue protestado de salida nada pudo hacer más que cuidarlo. Ya en el caballo dobló las manos. Con la muleta en la mano lo intentó Urdiales pero el de Núñez no podía con el alma. Lo pasaportó de estocada. Palmas para el torero y pitos en el arrastre para el toro.

Su segundo, de 506 kg en la romana, de capa castaño oscuro, capirote, fue otro inválido que se acabó rajando. Acudió al caballo al relance en dos ocasiones sin llegar a sentir el hierro en el segundo encuentro. Toro sin clase, sin emoción y protestón. Lo intentó el buen torero de Arnedo, después de brindarlo al público, por ambos pitones poniendo todo de su parte sin recibir colaboración alguna del toro obteniendo pases sueltos de buen trazo pero sin llegar al público por la sosa condición del animal. Mató de estocada muy efectiva y el público le correspondió con una ovación por el esfuerzo realizado.

Juan Ortega

El trianero fue el triunfador de la tarde. Con la suerte de cara en el sorteo se llevó el lote de la tarde. A su primero, un toro negro de capa, de 502 kg en la báscula, de bonitas hechuras, blandito pero con buen fondo y condición, le recibió por verónicas de un gusto exquisito, con los pies clavados en la arena, con los riñones encajados y el mentón hundido, jugando perfectamente los brazos. Quitó por delantales rematando con una media de perfecta ejecución. Inició la faena de muleta por abajo con lances de mucha suavidad e impregnados de torería llegando mucho al público.

El toro blando de remos se fue viniendo arriba por el trato delicado y sedoso del trianero lo que hizo que la faena fuera cogiendo intensidad entre tandas por el pitón izquierdo y derecho. Remató con unos ayudados por alto con la pierna genuflexa que hicieron las delicias del público que a esas alturas estaba ya totalmente entregado a las formas del trianero. Mató de estocada siendo alcanzado sin mayores consecuencias. Dos orejas.

A su segundo, un toro negro de 533 kg de peso y bastito de hechuras le enjaretó de salida un ramillete de verónicas del aire de las de su primer toro. Acudió al caballo recibiendo un gran puyazo de Manuel Quinta.

Ya con la franela, Ortega estuvo de nuevo sensacional, dando una dimensión de torero cuajado y en una continua evolución bajo la dirección artística del maestro Pepe Luis Vargas.

Si bien desde sus inicios fue un torero muy del gusto del aficionado lo cierto es que pecaba de una excesiva pinturería vacía en ocasiones de cierto mando en el trazo del muletazo, pero con el tiempo ha llegado a conjugar torería, gracia sevillana y mando, lo que hace que esté llamado a ser una de las futuras figuras del toreo.

Inició la faena por abajo con la rodilla genuflexa corriendo la mano con gusto y torería tragando en un parón del toro que acabó por responder al sutil toque de Ortega pudiendo vaciar el muletazo atrás. A esta tanda le sucedió otra por la derecha con los riñones encajados y el mentón hundido llena de gracia sevillana y gusto rematada con un pase de pecho de escándalo. Ya en esos momentos el toro hizo amagos de rajarse pero Ortega supo sujetarle sometiéndole y obligándole mucho por abajo. Por el pitón izquierdo el toro tenía una embestida más descompuesta por lo que el sevillano se echó de nuevo la muleta a la mano derecha ejecutando pases rodilla en tierra de muy bella factura. Mató de estocada sin puntilla. Dos orejas. Aplausos al toro en el arrastre.

Pablo Aguado

No tuvo suerte tampoco el del barrio de San Bernardo con el lote. El primero, de capa melocotón, con 554 kg a sus espaldas, un toro noble, soso y con poca transmisión, le dejó estar al sevillano. No se pudo lucir con el capote de salida pero se desquitó con unas chicuelinas al paso con mucha gracia cuando le llevó al caballo, y posteriormente repitió con la misma suerte. En el tercio de banderillas estuvo a gran altura Juan Sierra desmonterándose a petición del público.

El inicio de faena de Aguado caló en los tendidos con una tanda de ayudados por alto con la pierna genuflexa, llenos de enjundia, cadencia y pinturería. Ya con la figura erguida le enjaretó tandas por el pitón derecho impregnadas de aroma sevillano que llegaron mucho al respetable. Toreo despacio y caro el del barrio de San Bernardo con un toro que sin romper le dejó estar a gusto. Al cambiar la franela a la mano izquierda la intensidad bajó hasta el punto de que el toro se acabó echando. Remató la faena con ayudados por alto de bella factura. Necesitó de una estocada precedida de dos pinchazos para acabar con la vida del toro. Ovación.

El segundo de su lote, un toro de capa negra con 567 kg, bonito de hechuras y entipado fue devuelto por su flojedad saliendo en su lugar el primer sobrero, uno de Loreto Charro, Preferido de nombre, con 522 kg, más serio de cara pero más escurrido que el anterior, menos toro pero se acabó moviendo aunque sin clase alguna. Se pegó un topetazo muy fuerte de salida contra un burladero que le condicionó durante la lidia. Le recibió Aguado con el capote por verónicas gustándose el sevillano. Fue lidiado excepcionalmente por Juan Sierra (gran tarde la del subalterno) en el tercio de banderillas.

Y ya con la muleta, hay que destacar el esfuerzo que hizo Pablo Aguado con el de Loreto Charro.

Muy metido en la faena el torero, el toro iba y venía sin demasiada clase, protestando cuando el sevillano le bajaba la mano. El toro era pronto y acudía a los engaños con alegría y con cierto buen tranco pero sin clase citándole en la media distancia, perdiendo algunos pasos entre cite y cite. Tenía buen embroque el toro pero a mitad del muletazo echaba la cara arriba y lo descomponía todo. Aun así, Aguado pudo sacar pases por ambos pitones en lo que dejó de manifiesto la clase y el gusto que atesora. Mató de pinchazo hondo que se fue tragando el toro hasta doblar. Ovación.

Tarde entretenida en líneas generales la vivida en la tarde de hoy con algunos momentos tediosos por el juego del encierro que de haber tenido más fuerza hubieran salido a hombros los tres toreros.

Pd: En el callejón pudimos ver al matador de toros sevillano Borja Jiménez y al novillero Roberto Martín “Jarocho”, muy recuperado este último de la grave cornada que sufrió en la ingle en la localidad de Pedrajas de San Esteban en los últimos días de agosto, en la que una de las trayectorias le llegó hasta la rodilla y cadera.

Y junto con los miembros de la banda de música de Íscar se encontraba el matador de toros valenciano Vicente Ruiz “El Soro”, quien nos deleitó con un solo de trompeta.

Hoy se cierra la feria con un cartel muy atractivo: el alicantino José María Manzanares, el francés Sebastián Castella y el toledano Tomás Rufo, con toros de la divisa madrileña Victoriano del Río.