De profesión tratante, mientras que su esposa se dedicaba a la carnicería que tenían en Tudela. Esteban Geijo era un hombre de los del campo de toda la vida, ya que su familia procedía de la labranza y siempre tuvieron caballerías en la casa. Aunque luego derivó en el trato, en el negocio de la carne, en las mulillas para el arrastre de los toros y en los caballos de picadores.

“A raíz de casarme yo -nos dice su hijo Carlos- fue cuando iniciamos el negocio de las mulillas y posteriormente con los caballos de picar, hace 27 o 28 años. Todo empezó por la afición de mi padre a los toros y a la propuesta que nos hizo Roberto Aguado, el empresario de Tudela de Duero”.

Trabajaron en todas las plazas de Castilla y León con las mulillas y los caballos de picar, excepto en Soria, hasta que llegó la crisis del 2008 y decidieron seguir solo con las mulillas, dejando a un lado los caballos.

Esteban Geijo junto al torero Rivera Ordóñez y miembros de la cuadrilla de mulilleros (foto cedida)

“La primera plaza que pisamos con nuestras mulillas fue a través de Aguado en Ledesma -nos dice Carlos-. Entonces había muchísimo trabajo, recuerdo un 8 de septiembre que hicimos once pueblos el mismo día. Teníamos 12 mulas y tuvimos que pedir algunas prestadas para cumplir los compromisos. Luego, en el 2008, nos pilló la crisis y dejamos los caballos de picar”.

Carlos Geijo sigue al frente del negocio de las mulillas, la última vez que nos saludamos fue en la novillada de Mojados, y ya nos comentó que su padre estaba muy malito. Anoche nos avisaba del fallecimiento de Esteban Geijo el que fuera novillero Adrián Gómez, y nos pareció oportuno hacerle este obituario.

Las mulillas y la labranza

Las mulas trajeron otro negocio paralelo como es el de las labranzas a la antigua usanza en viñedos y bancales de espárragos en su pueblo natal. Fundamentalmente, Carlos trabaja con sus mulas en terrenos de cultivos ecológicos. Recientemente veíamos un reportaje sobre ello en La 7 de Cyltv, y lo cierto es que Carlos se maneja a la perfección con sus mulas y sus arados de toda la vida.

Vaya nuestro recuerdo para el bueno de Esteban Geijo, el único mulillero que ha tenido Valladolid en los últimos 30 años. D.R.P.