Entre sus objetivos principales está el de formar personas para que tengan las herramientas necesarias para enfrentarse al mundo cotidiano. Hijo de profesor y de maestra, Rodrigo Polanco (Palencia, 1998) ejerce actualmente como profesor de Literatura Francesa de la Universidad de Valladolid, al desempeñar una faceta de docente de una perspectiva joven y renovada.

Se define como el profesor que le hubiera gustado tener y de un talante comprensivo, porque tiene en cuenta que hasta hace muy poco se encontraba en esos pupitres recibiendo clases. Defiende la importancia de la parte oral en un idioma, quien asegura a la Agencia Ical que se deberían poner encima de la mesa más opciones para evaluar los conocimientos del alumno que a través de un examen escrito. Polanco aporta una savia nueva universitaria al mismo tiempo que prepara las oposiciones de Secundaria y Bachillerato.

P.- ¿Qué es para usted la lengua francesa?

R.- El francés no solo es una lengua para mí, sino que engloba mucho más. Es una cultura y forma de entender la vida desde el compromiso social y justo para con la multiculturalidad. El francés me ha enseñado y sigue enseñándome a día de hoy. La lengua francesa y su cultura te conecta con pensamientos enriquecedores para el ser humano, pasando por el espíritu ilustrado hasta el humanismo, hasta llegar a Macron.

P.- ¿Por qué decidió estudiar una filología?

R.- Los motivos que me llevaron a tomar esta decisión no son muchos, ya que, en concreto, se podría resumir en uno. Mi profesora de instituto desde que entre hasta que salí, rumbo a la universidad. La verdad, yo siempre estuve en una neblina de dudas a la hora de escoger carrera universitaria. Dudaba entre derecho, filología clásica, francesa y un largo... Pero las personas marcan la diferencia. La profesora que he mencionado anteriormente fue mi salvación. Me hizo darme cuenta de lo que me gustaba, no solo por la lengua, sino que me di cuenta de que había una manera correcta de hacer las cosas. Nunca podré olvidar lo que esta profesora (de la cual me reservo la identidad) hizo por mí.

P.- ¿Están en decadencia?

R.- Me cuesta mucho responder a esta pregunta, pero sí, lo está. Estudiar una segunda lengua extranjera es fundamental, en mi caso el francés, pero podría poner un largo etcétera. Desde las instituciones de gobierno, bien sea a nivel nacional o a nivel autonómico, se ha hecho más bien poco por proteger o blindar las asignaturas como el francés a pesar de la lucha incansable de todos los que amamos esta lengua.

P.- Joven y profesor asociado en una universidad. ¿Primer sueño cumplido?

R.- Siempre soñé con ser profesor. Como dicen algunos miembros de mi familia, no podía ser de otra manera. Soy hijo de profesor y de maestra, supongo que lo llevo en las venas. De pequeño siempre veía a mis padres amar aquello que hacían, se comprometían con su trabajo y eso siempre lo admiré. Cada día pensaba en querer ser como ellos, ser igual de comprometido que ellos. A día de hoy, puedo decir que estoy en proceso de lograrlo.

P.- Al otro lado del aula. ¿Cómo se afronta tener esa responsabilidad como docente?

R.- Con muchísima cautela, pero, al mismo tiempo, con una inmensa ilusión. No me equivoco al afirmar que es la profesión más noble del mundo. Tenemos una enorme responsabilidad, pero nuestro trabajo no solo se tiene que concentrar en dar una determinada materia, sino que es mucho más completo que eso.

P.- ¿Debe ser el ejemplo en clase?

R.- Nosotros, los docentes, tenemos el poder de influencia y eso es lo verdaderamente complicado. Yo he tomado ejemplo vital de mis profesores a lo largo de mi vida, tengo que presuponer que también lo pueden tomar de mi. Reflexionar, enseñar a mis alumnos y aprender de ellos, todo esto hace que me sienta muy orgulloso de mi trabajo.

P.- ¿Cómo se define en su faceta de profesor?

R.- Siempre me defino como el profesor que me hubiera gustado tener. Es inevitable tender a imitar ciertos comportamientos que has visto a lo largo de tu vida, en mi caso por mis padres. Me defino como alguien trabajador y que siempre intenta dar lo mejor de sí mismo. Intento ser comprensivo, teniendo en cuenta que hasta hace muy poco yo estaba sentado en esos pupitres recibiendo clases.

P.- El docente debe ayudar…

R.- Intento ayudar en todo lo que puedo a mis alumnos, tanto en su desarrollo académico como vital. Los docentes tenemos que ser una herramienta para ayudar y transmitir unos conocimientos siendo conscientes de que podemos aprender de nuestros alumnos día a día.

P.- ¿Permisivo o estricto?

R.- Ni estricto ni permisivo, no exijo nada que no crea que pueden llegar a alcanzarlo.

P.- ¿Cuáles son sus objetivos dentro del aula?

R.- Mi objetivo es formar personas. Personas que tengan las herramientas necesarias para enfrentarse al mundo, tan complicado en algunos. Intento desterrar los principios de competitividad y el dicho de que el fin justifica los medios. Intento que mis alumnos sean comprometidos con lo que hacen y que se responsabilicen con ello.

P.- ¿Tiene la lengua francesa el peso adecuado en la educación española?

R.- En mi opinión, no. Las lenguas extranjeras están en franca decadencia, a pesar de los esfuerzos del colectivo docente. El sistema español de educación tiene la necesidad de aplicar una ley nacional de educación para todo el territorio nacional que ponga en relevancia las lenguas extranjeras como nexo con el mundo que los alumnos se encontraran después de su etapa académica. No olvidemos que el francés es hablado por 321 millones de personas y la 5ª lengua más hablada del mundo.

P.- ¿Apuesta decidida por las lenguas extranjeras?

R.- Los constantes cambios de ley educativa no ayudan a estabilizar el currículo al igual que no ayuda a que haya un reconocimiento hacia las lenguas extranjeras, salvo en el caso del inglés. Pero hay mucho más allá. Es necesario dar el paso y tener la valentía de preservar las lenguas extranjeras en su totalidad, porque eso ayuda al desarrollo vital de una persona.

P.- Las academias particulares están a la orden del día. ¿Se enseña bien en los colegios e institutos?

R.- Cada docente tiene su método y es totalmente legítimo que haya varios métodos de enseñanza de una lengua extranjera. Reforzar un idioma en una academia no está mal, aunque creo que el alumno no debería gastar dinero en clases particulares, dado que eso indica que en el aula algo falla. Durante mucho tiempo se ha dado importancia a la parte escrita de una lengua, cosa a la que yo no resto importancia. Sin embargo, un idioma es algo práctico. Desde mi humilde punto de vista, creo que la parte oral debería tener más peso.

P.- Con técnicas del pasado. Cambios a la hora de enseñar obligados...

R.- La enseñanza es un regalo para la sociedad. El progreso social y moral de una sociedad depende al 100 por ciento de la educación y de la labor docente. Los cambios sociales llegan muy rápido como es así de rápido que avanza una sociedad, por lo tanto, las técnicas de enseñanza deben cambiar también. La modernización en la actividad docente es algo que se desarrolla en el marco de nuestra profesión y que está a la orden del día.

P.- ¿La metodología del sistema universitario español es acertada?

R.- En la universidad trabajan grandes profesionales que he tenido la suerte de tener como profesores y ahora como compañeros. Gente que trabaja por pasión y lo hace comprometida con su trabajo. Evidentemente, hay muchas cosas que no están al alcance de mi mano y creo que siempre se puede mejorar, aunque no podemos hacerlo solos.

P.- ¿Y las evaluaciones?

R.- Se debería hablar de la posibilidad de reformar el sistema de evaluación universitario. Hay muchas más opciones de evaluar los conocimientos del alumno que a través de un examen escrito. Pero como he dicho antes, hay muchas cosas que al menos revisaría peor que naturalmente están en manos de otras personas.

P.- ¿Y ahora qué?

R.- Mi futuro pasa, sin lugar a dudas, por la docencia. No me veo haciendo otra cosa que no sea dedicarme a mis alumnos. Ahora mismo estoy centrado en las oposiciones de Secundaria y Bachillerato.

P.- ¿Hay retos en la nueva etapa que se abre?

R.- Tengo muchos, siempre intento mejorar y dar lo mejor de mi mismo en el aula. Soy un recién llegado, por lo tanto, aún me quedan muchas por aprender e intento hacerlo cada día. El apoyo de mis padres, de mis amigos y de mi familia es constante vital para mí. Intento, de la misma manera, aprender de mis alumnos porque ellos son los verdaderos protagonistas de esta profesión. Nos dedicamos a esto por ellos y eso es algo que ningún docente debe olvidar nunca.

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