Colectivos ecologistas, sociales, vecinales y sindicales han reclamado la puesta en marcha en Valladolid de una zona de bajas emisiones “eficaz, ambiciosa y urgente”, y han aplaudido la propuesta presentada por el Ayuntamiento el pasado viernes, ya que tiene en cuenta algunas de sus alegaciones, sobre todo en cuanto a la necesidad de ampliar la zona inicialmente considerada. “La ZBE no puede ser solo el centro histórico, ya prácticamente peatonalizado. La ampliación de la ZBE hasta la vía, por el este, y hasta el río, por el oeste, va a permitir un avance en la consecución de los objetivos, es decir, la mejora de la calidad de vida de la población”, recalcan.

Según un informe recogido por EL ESPAÑOL-Noticias de Castilla y León, el rediseño de la ciudad, para reducir emisiones y combatir el cambio climático, ha de ir acompañado de un refuerzo en el transporte público, asequible, rápido, confiable y eficaz. “El cambio modal ha de ser real, no solo un cambio de parque automovilístico, al que solo puedan acceder las rentas más altas”, defienden. 

Sin embargo, consideran que la propuesta presentada se queda corta en otras cuestiones y estiman que el calendario de aplicación es “demasiado largo”. “La legislación obliga a las ciudades a poner en marcha su ZBE antes de 2023. Hacer la ZBE efectiva en la segunda mitad del 2023 es un incumplimiento claro de la ley de cambio climático. Pero más allá de lo que indica la ley, la emergencia climática y la salud de las personas que viven en la ciudad exigen acciones políticas urgentes y ambiciosas”, comentan.

En este contexto, consideran que también resulta muy largo el calendario para restringir el acceso a la ZBE de coches con etiqueta B, hasta 2025, y de coches con etiqueta C hasta 2030.