El alumno de la escuela pacense cortó las dos orejas a un bravísimo eral de Cantoblanco que fue premiado con la vuelta al ruedo. Una oreja paseó Alejandro González (Escuela de Salamanca) y otra Guillermo Alonso (Escuela de Palencia). Los palentinos Juan Alonso y Juan Pérez sortearon los novillos más dificultosos y se fueron de vacío. Tarde muy agradable y tres cuartos de entrada en el coso amurallado de Olmedo, que abrió las puertas de par en par para que el público entrara gratis.

Son de agradecer estos festejos taurinos gratuitos por varios motivos, 1º: la promoción de los aspirantes a la gloria torera. 2º: Se fomenta la afición entre los más jóvenes, (daba gusto ver a tanta chiquillería en los tendidos) y 3º: El ambiente que se crea en la localidad, con el consiguiente beneficio que conlleva la presencia de aficionados foráneos.

El festejo fue organizado por la Escuela Taurina de Palencia, con la colaboración de varias instituciones, así como con el apoyo del consistorio olmedano y la asociación local “Amigos de los encierros”.

Tristán Barroso: dos orejas

Dicho esto, y metidos en faena, hemos de destacar la brillantísima actuación del novillero madrileño afincado en Extremadura Tristán Barroso. Faena para enmarcar la que hizo el aventajado alumno de la Escuela Taurina de Badajoz a un extraordinario eral colorado de la ganadería vallisoletana de Cantoblanco que salió en cuarto lugar. Hubo gran conjunción entre novillo y novillero, porque ya se sabe que lidiar a un animal bravo e incansable repetidor en la muleta requiere mucho un gran conocimiento torero.

Desparpajo, quietud, colocación y buen gusto toreando son las cualidades que reúne este joven novillero de tan solo 16 años, al que se le ve muy toreado. Lo habíamos visto en el Bolsín de Rioseco y nos encantó. Y en los sitios que viene actuando, que son muchos e importantes, se proclama triunfador de forma consecutiva. Es decir, que es muy regular en sus actuaciones.

En la tarde de ayer en Olmedo ya mostró sus cualidades en el quite que le correspondía. Y en su eral hizo un recibo capotero de mucha importancia. Con la muleta, lo toreó con despaciosa graciosidad con ambas manos (temple a raudales). Antes se fue al hilo de las tablas, y allí le endosó al bravo eral un trasteo inicial por alto para ir llevándoselo con mucha torería a los medios. Epilogó con bernadinas rematadas con dos de pecho. La espada fue al rincón y el animal cayó de forma fulminante. La petición de trofeos fue unánime y el palco le concedió las dos orejas. Además, el pañuelo azul asomó por la barandilla del palco en honor del gran novillo al que le dieron la vuelta al ruedo. No pierdan de vista a este novillero, se llama Tristán Barroso.

Óscar Pastor “Gallito”: ovación

Abrió festejo el alumno de la escuela de Guadalajara, quién realmente estuvo muy bien con un trasteo desde el platillo, luego toreó de hinojos y faenas con ambas manos ante un novillo noble y repetidor. Pero se perpetuó con los aceros. Fue una lástima. Ovación para el novillero y para el bravo eral.

Juan Alonso: ovación

El alumno de la escuela de Palencia salió en segundo lugar ante un novillo reservón que no le dio facilidades. No lo vio claro el novillero de Venta de Baños quién abrevió con la franela. Los aceros le jugaron una mala pasada, porque además el animal, como sus hermanos de camada, fueron duros de muerte. El generoso y comprensivo público le ofreció una ovación tras el quinario que pasó con la espada y verduguillo.

Juan Pérez: ovación

Igual le ocurrió a su paisano y compañero de escuela taurina. Su eral fue encastado y el novillero palentino tampoco pudo ofrecer su repertorio. Enseguida se fue a por la espada y lo pasaportó con una estocada contraria. Otra ovación recibió el ventabañense.

Alejandro González: oreja

En cuarto lugar, le tocó el turno al vallisoletano de Valdestillas Alejandro González, de la escuela charra. Tiene buenas maneras, pero se le ve aún tierno y se empecinó, con férrea voluntad y valor a raudales, en torear al negro eral con la zurda recibiendo varios achuchones sin consecuencias. Cuando lo hizo con la diestra el animal, aunque un tanto distraído, respondió con nobleza ante la muleta del joven novillero, que supo aprovechar las francas embestidas del eral de Cantoblanco. Paseó una oreja y pudieron ser dos si no llega a marrar con la espada. Brindó al novillero de Nava del Rey, Juan Pérez Marciel.

Guillermo Alonso: oreja

Cerró la clase práctica el novillero Guillermo Alonso, de la escuela de Palencia, con un novillo más chico que sus hermanos, pero bueno y bravo en la muleta, aunque flojo, lo que no le permitió expresarse al novillero venteño como hubiera deseado. Destacar varias tandas de derechazos de buen trazo. Faena voluntariosa rematada con una estocada trasera lo que le permitió cortar una oreja.

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