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Seis alumnos de la escuela que dirige el maestro Santiago Luguillano y el sempiterno profesor Herminio El Chaca, fueron los llamados en esta primera clase práctica ante dos becerras santacolomeñas de los hermanos Mayoral que fueron manejables.

Carlos Martín, de Valladolid, debutante en la escuela, abrió el tentadero. El chaval, de 15 años, tiene buen gusto manejando las telas. Es muy joven y le falta práctica, pero denota afición. Este es su primer año en la escuela.

Le siguió David García, de Aranda de Duero, al que se le ve muy suelto. David tiene 15 años. El peruano Tom Artur se gustó en el manejo de la franela.

En la segunda becerra intervinieron Cristian González, un jovencísimo alumno de 15 años, de Olmedo, quién mostró con diferencia ser de los más puestos de la clase. Al bilbaíno Aitor Vian, de 16 años, se le vio muy tierno ante la becerra. Lógico, era su bautismo.

El iscariense Alejandro Pérez, un espigado mozo de 15 años, mostró también sus ganas y afición. El cerró la clase práctica de los alumnos mayores, ya que por último hubo una becerrita para los dos benjamines de la escuela: José María Pérez, de Rioseco, y el vallisoletano Nacho Crespo, ambos de 10 años. Jesús Ojeda, subalterno de Alaejos, se encargó de parar  y colocar a la becerrita a los más pequeños.

“Este año, nos decía Justo Berrocal, se fue todo al traste por la terrible pandemia. Teníamos los proyectos de todos los años en marcha: el Certamen de Tentaderos, la Gala Taurina y entrega de trofeos de la Federación y la distribución del Anuario Taurino. Tan sólo hemos podido celebrar este tentadero en la casa de Pepe y Juan Mayoral, a los que agradecemos su trato”.

A la comitiva de la Federación Taurina de Valladolid, que preside Justo Berrocal, se incorporó Gregorio Muñoz, secretario general de la Consejería de Cultura, quién animó y charló con los chavales antes del tentadero.