“Han sido meses de mucho trabajo en los que el principal objetivo ha sido proteger y ayudar a los vecinos y vecinas, en especial a nuestros mayores. El coronavirus nos cambió la vida, de repente, provocando necesidades y problemáticas de diversa índole a las que hemos tenido que dar solución”, nos cuenta Enrique Seoane, alcalde de Castronuño.

Nos desplazamos hasta una localidad  situada al suroeste de la provincia, en el centro del triángulo entre tres capitales de la Comunidad como son Valladolid (a 60 kilómetros), Zamora (a 50) y Salamanca (a 70). Un municipio dentro de la zona básica de salud de Alaejos, que ha sido un ejemplo de gestión en la crisis del COVID-19, de los primeros en afrontar la desescalada en la provincia.

Nuestra zona de salud ha sido una de las menos afectadas por la pandemia. Se ha realizado un buen trabajo para contener el virus. Los vecios han colaborado de forma positiva en el cumplimiento de todas las normas y los comerciantes se han reinventado. Cada uno ha aportado su granito de arena. Estoy muy agradecido por el comportamiento de todos los vecinos”, nos confiesa el primer edil.

Castronuño atesora un gran encanto cultural, con eventos reconocidos en toda Castilla y León como ‘La Bajada del Palillo’, recreaciones históricas como ‘El sitio de Castronuño’, y un valor patrimonial muy marcado que completa a la perfección con su bien más preciado, la naturaleza, con las Riberas de Castronuño-Vega del Duero como principal reclamo turístico.

Encanto cultural, patrimonial pero, sobre todo, natural



“En condiciones normales, en estas fechas, la agenda cultural del municipio estaría repleta de eventos que suponen un importante reclamo turístico pero este año, como medida de prevención frente a la COVID-19, nos hemos visto obligados a suspender acontecimientos de gran importancia como la Feria SaborESduero o la representación ‘1476, el sitio de Castronuño, añade el alcalde.

Eventos suspendidos, que volverán con más fuerza el año que viene, que no ha impedido que hasta el pueblo pucelano se hayan desplazado, desde la llegada de la “nueva normalidad”, miles de turistas. Y es que Castronuño ofrece un gran abanico de posibilidades. Sus calles conservan importantes tesoros de la historia. Bodegas repartidas por todo el casco urbano, la antiquísima fuente del Caño, el edificio de las escuelas o la Iglesia de Santa María del Castillo, del S.XIII, que es uno de los mayores exponentes del románico tardío zamorano en la provincia de Valladolid. Sin olvidarnos, claro está, de su valor natural.

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Nuestro mayor reclamo y potencial turístico reside en la riqueza natural. El entorno del municipio está rodeado de sorprendentes parajes naturales, paisajes con el río Duero como protagonista y numerosas sendas. La Senda de los Almendros es la más conocida pero existen otras, cada vez más frecuentadas por los turistas como El Sendero del Arroyo del Caño, la Ruta de la Cañada, La Senda del Ferrocarril, La Senda de los Negrillos y el paraje de La Calda”, añade Seoane.

Las Riberas de Castronuño-Vega del Duero, paraíso natural para disfrutar



Castronuño está situado en pleno corazón de la reserva natural Riberas de Castronuño-Vega del Duero. Este parque es el único de la provincia integrado en la red de espacios naturales protegidos de Castilla y León, lo que le convierte en el referente mediambiental de Valladolid.

Comprende parte de los términos municipales de Castronuño, Pollos, Torrecilla de la Abadesa y Tordesillas. Un total de 8.240 hectáreas, de las que Castronuño aporta casi la mitad, con el río Duero como eje vertebrador de un espacio que destaca por su flora, fauna y valor paisajístico. Fue declarado reserva natural en el año 2002 por la Junta de Castilla y León y en el 2006 se abrió al público  la Casa de la Reserva, situada en el Parque de la Muela y que pasa por ser el centro de interpretación del parque y otra de las paradas obligadas en la visita al municipio vallisoletano.

Las Riberas de Castronuño albergan una importante diversidad de fauna. Son refugio y lugar de reproducción de numerosas especies animales, algunas en peligro de extinción, entre las que destaca la garza imperial. Muchas personas acuden a Castronuño a practicar ornitología y disfrutar de la observación de aves y otros animales en su hábitat”, asegura el alcalde en declaraciones a NoticiasCyL Valladolid.

La reina del lugar es la garza imperial, especie en peligro de extinción que encuentra en el carrizal del lugar uno de los puntos de cría más importante. Además, también podemos encontrarnos al aguilucho lagunero, el águila calzada, el milano, la garza real, la garceta común, el halcón peregrino, el azulón, la focha y, desde hace unas décadas, el cormorán.

Las riberas albergan además una rica diversidad de ecosistemas. Desde las zonas próximas al río que se componen de bosque de ribera y carrizal, con álamos, fresnos, alisos o negrillos a las zonas arboladas de pinares, chopos y almendros.

Cada año aumenta el número de visitantes que se acercan a Castronuño para disfrutar de su oferta turística y riqueza medioambiental. El año pasado, la Casa del Parque acogió 8.000 visitantes y la Oficina de Turismo atendió a 10.000. Se calcula que solo uno de cada cinco turistas visita estas instalaciones, por lo que la cifra anual de visitantes puede superar, con creces, los 50.000”, asegura Enrique Seoane.

Castronuño está de moda



La restricción de actividades y alternativas de ocio durante la crisis sanitaria hace que la visita a espacios naturales sea una de las prácticas favoritas por muchos ante el menor riesgo de contagio, eso sí, teniendo en cuenta todas las medidas sanitarias y de seguridad establecidas.

Mucha gente está eligiendo nuestro pueblo para pasar un día diferente en familia, practicando senderismo o pasando una jornada de pesca deportiva en el Escenario Social Deportivo. Durante las últimas semanas estamos acogiendo numerosas visitas, sobre todo los fines de semana, con 250 turistas cada día”, afirma el primer edil.

Seoane añade que “Castronuño está de moda” y eso “no es algo pasajero”. Añade que su pueblo “se consolida poco a poco como uno de los destinos rurales de interior más demandados” y apunta a que en el último año “se ha producido un importante incremento de nuevos vecinos atraídos por las bondades del lugar”.

La localidad pucelana es un destino perfecto para disfrutar de su cultura, patrimonio, naturaleza, y también, de su gastronomía. Un lugar con encanto para vivir una experiencia única en un verano diferente.