Él, Diego D.G., vallisoletano de casi 32 años y amante de las motos. Ella, Tamara García Conde, de 31, apasionada de la música, de los festivales y de las jotas. Los dos forman una de las muchas parejas que iban a casarse este año pero que con la crisis del coronavirus se han visto obligados a posponerla, en este caso un año.

Estos dos vallisoletanos iban a sellar su amor el próximo 6 de junio en una ceremonia religiosa que se iba a celebrar en la Iglesia de Santa María de la Antigua, desde las 12.00 horas para disfrutar después de un gran banquete en un conocido restaurante. El coronavirus obliga a que todo tenga que esperar un año.

Pregunta. ¿Quién les iba a decir a ustedes hace apenas 2 meses que acabarían teniendo que aplazar la boda?



Tamara. La verdad es que nadie. En marzo, que quedaban tres meses, empezamos a abrir el expediente matrimonial. Íbamos muy bien de tiempo. Comenzamos a recopilar certificados, papeles que necesitábamos y acudiendo a la parroquia para completar el tema de los testigos y demás. Reservas todo, haces todos los trámites y nadie se espera que va a aparecer una pandemia para destrozar todo.

Diego. La verdad es que íbamos muy bien de tiempo pero el coronavirus nos ha frenado los preparativos en seco.

P. Ya hace más de un mes empezaban a tener problemas, por ejemplo con el traje del novio por el coronavirus…



Diego. Esto llega ya en febrero. Cuando fui a reservar el traje pague la señal y demás. Me dijeron que existían retrasos porque había partes del traje que venían de países asiáticos. Allí estaban por febrero como nosotros aquí ahora con el coronavirus. Me dijeron que a mediados de mayo iba a tener el traje. Como mucho iba a tener de margen tres semanas con respecto a la boda. Al final la incertidumbre por si llega o no ahí está.

P. ¿Cómo ha sido tomar la decisión? Supongo que dura.



Tamara. Al principio no te lo crees. No quieres ser realista y no dices que en junio no va a estar. Ya en marzo cuando llega el confinamiento y el Estado de Alarma y ves que la situación se alarga acabas viendo la realidad.

El 6 de junio a lo mejor sí que podríamos casarnos pero va a haber restricciones, medidas extraordinarias. Al final no va a ser una boda normal y no quería estar el día de mi boda con mascarilla o separando a la gente en las mesas o con un aforo controlado de invitados.

Iba a ser una boda atípica y para tener un mal recuerdo tomamos esa decisión de aplazar

Diego. Tampoco sabemos ese día 6 de junio cómo va a estar la situación pero entendemos que van a existir esas restricciones. No creo que el Gobierno levante tan rápido la mano para que todo sea como antes. De ahí, nos paramos los dos a hablar detenidamente y decidimos que lo mejor era aplazar la boda. Tenemos entre las familias a posibles pacientes de riesgo y no queríamos tener más problemas.

Tamara. Además, el viaje. Tampoco íbamos a poder hacer dicho viaje a Tailandia y Maldivas que era nuestro destino. Iba a ser una boda atípica y para tener un mal recuerdo tomamos esa decisión de aplazar.

P. ¿Ya han informado a los invitados? ¿Qué les han dicho?



Tamara. Cuando hemos tenido la confirmación de todos los proveedores, iglesia, banquetes y demás, confirmándonos que podían en la fecha del año próximo, hemos hecho una lámina comunicando que se aplaza, con la fecha nueva. Amigos y familiares nos han apoyado tras conocer nuestra decisión. Toca esperar un año.

Diego. Tanto familia como amigos han sido muy comprensivos. Opinan igual que nosotros y no saben cómo va estar el tema del coronavirus en junio. Entendemos que para el año que viene estará todo solucionado. Que el riesgo sea mínimo.

Tamara. Además vienen invitados de fuera que si llegamos a casarnos este año nos habían dicho que no podían viajar. Era todo en contra.

P. ¿Qué les dijeron desde el lugar de celebración de la boda?



Tamara. Al principio, cuando llamamos la primera semana de confinamiento, desde el restaurante lo veían bien porque era pronto y nuestra boda en junio. Nos decían que en mayo esto iba a volver a arrancar y tras esta conversación lo dejamos en stand by. Una vez les comunicamos que ya habíamos tomado la decisión de aplazarla, no ha habido ningún problema y todo han sido facilidades.

Diego. No nos han puesto pegas. Han sido comprensivos. Nos ofrecían trasladarla a meses posteriores pero solo quedaban viernes y domingos y por nuestros trabajos y demás era inviable.

P. Cuándo tienen pensado desde los restaurantes que la situación vuelva a la normalidad y se pueda volver a juntar a un gran número de personas? ¿Les dijeron algo?



Tamara. El restaurante nos dejaba ver que desde Hostelería piensan que en mayo iba a arrancar esto de nuevo pero son todo conjeturas. No creo que haya nada fijado. Van viendo día a día y se van guiando por las medidas que establece el Gobierno.

Diego. A lo mejor en mayo empieza a haber bodas, bautizos, comuniones, pero lo vemos pronto y ¿Con qué condiciones? No queríamos tirar para delante y que todo se complicase.

Tamara. En este restaurante teníamos para cancelar hasta 10 días antes. Pero decidimos pensar en los invitados para no tenerles en vilo.

P. ¿Qué es lo que más les ha costado anular?



Tamara. De momento el viaje. Lo tenemos por agencia y nos han dicho que se podrá aplazar un año. No hay nada anulado, todo está aplazado. Sería el mismo viaje pero el año próximo.

P. Finalmente, un año de aplazamiento. ¿Lo afrontan con la misma ilusión?



Ganaremos en ilusión cuando entre 2021 y se vaya acercando la fecha. Ahora es una cosa que está parada

Tamara. Sí. Lo bueno es que tenemos todo. Antes teníamos ilusión porque cuando tomamos la decisión comenzamos a ir a todas las ferias de boda, eventos… Recopilabas información de fotografos, viajes, anillos… Ahora, con todo hecho, va a pasar el año sin avanzar en nada porque cuando volvamos a retomar el expediente matrimonial será a principios del año que viene. Ganaremos en ilusión cuando entre 2021 y se vaya acercando la fecha. Ahora es una cosa que está parada.

P. ¿Cómo están viviendo el Estado de Alarma por el coronavirus?



Diego. Como todo el mundo. Encerrados en casa y saliendo a lo mínimo, para comprar. Hicimos una compra grande antes de que comenzar todo y ahora ya es reponer la despensa. Lo llevamos como podemos en casa, haciendo gimnasia, viendo series, películas, cocinando y haciendo más postres de lo normal.

Tamara. También con videollamadas, juegos online y demás. Es un poco distinto. Afrontas el confinamiento y antes teníamos el problema de la boda. Otros tendrán el de su trabajo que no saben si tienen que cerrar o demás. Nosotros, además de los trabajos, teníamos la boda. Nos hacíamos muchas preguntas. Eran demasiadas preocupaciones. Ahora, después de aplazar la boda, ya estamos más tranquilos. Han sido noches sin dormir por estar pendientes de la boda que era lo que más nos preocupaba.

Diego. Hemos tenido días tensos pero lo hemos acabado llevando bien. Es lo que hay y nos ha tocado. Hay más parejas que están con el mismo problema.