La voz de alarma se ha activado desde la calle Serranos de Salamanca, donde los muros de la Iglesia de la Clerecía conservan —cada vez con mayor dificultad— los históricos vítores universitarios, pintados tradicionalmente con sangre de toro. La Asociación Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio denuncia públicamente la “destrucción de numerosos vítores” y advierte de que la ausencia de control institucional está provocando daños graves en este Bien de Interés Cultural.
Según la entidad, “la ausencia de inspección por parte de las Administraciones competentes en materia de patrimonio histórico-artístico, en este caso, tratándose de un Bien de Interés Cultural, nos referimos especialmente a la Junta de Castilla y León y su Servicio Territorial en Salamanca, tiene como consecuencia que las deficiencias no se corrijan y, con ellas, los daños causados sean de gravedad”.
Los problemas son visibles para cualquiera que pasee por la zona: “aparición de vegetación, eflorescencias, líquenes, ausencia de alguna teja e, incluso, recordar las intervenciones de los bomberos debido a desprendimientos producidos en esa zona en los últimos años”. Un deterioro que, advierten, “tristemente, no serán los últimos”.
Portada lateral de la Clerecía, donde los vítores pierden intensidad a ritmo acelerado
La asociación apunta al origen del problema: “la mala evacuación de las aguas pluviales recogidas por los tejados de la iglesia y del colegio (hoy Universidad Pontificia) anexo están dañando, desde hace bastantes meses, al extraordinario conjunto de vítores que estas piedras custodian”. Y subraya que el proceso está siendo “de forma irreversible y a la vista de los responsables institucionales y de los técnicos a su cargo”.
La denuncia incluye una crítica directa al modelo de gestión patrimonial en la ciudad: “una ciudad que presume de arte e historia mientras el patrimonio que atesora carece de vigilancia y, por tanto, de los más mínimos planes de conservación y mantenimiento que aseguren su perfecto estado y pervivencia”.
El problema, recuerdan, afecta también a las incisiones de la montea de la cúpula documentadas por la historiadora del arte Alexandra M.ª Gutiérrez Hernández, dado que “las incisiones de la montea, en piedra arenisca afectada por el agua, también se están viendo afectadas ocasionando su pérdida allí donde la piedra se humedece”.
