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Las cocinas de MasterChef han vuelto a abrir sus puertas para recibir una nueva tanda de famosos que ya han empezado a poner a prueba sus dotes culinarias.

En la noche del pasado lunes, 1 de septiembre, MasterChef Celebrity regresó a la pequeña pantalla con una primera entrega de su décima edición que resultó tan divertida como tensa y emotiva, la que muchos consideran la verdadera esencia del programa culinario más famoso de la televisión, para los espectadores.

La espera por fin terminó y Mariló Montero, José Manuel Parada, Juanjo Bona, Soraya Arnelas, Alejo Sauras, Rosa Benito, Miguel Torres, Mala Rodríguez, Torito, Valeria Ros, Necko Vidal, Masi Rodríguez, Charo Reina, David Amor, Valeria Vegas y Jorge Luengo se colocaron los delantales para demostrar al exigente jurado, como siempre formado por Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nágera y Jordi Cruz, su valía para los fogones.

Con muchas ganas de darlo todo, primero lo hicieron enfrentándose a una prueba de fingerfood, a través de la cual la nueva generación de aspirantes famosos tuvo que preparar tres pequeños bocados con un ingrediente típico de su lugar natal y que se pudiesen comer con la mano. Lo hicieron ante la atenta mirada de Miguel Ángel Muñoz y Loles León, quienes regresaron a las cocinas de MasterChef para aconsejar y expresar sus mejores deseos a los concursantes.

Una primera prueba en la que Torito y Juanjo Bona se consagraron como los dos mejores aspirantes, lo que les llevó a conseguir la inmunidad y, con ello, a librarse de la prueba de eliminación.

Tras este gran comienzo, los concursantes y los jueces viajaron hasta un rincón único de la provincia de Salamanca en el que MasterChef Celebrity quiso celebrar su primera prueba de exteriores. Se trató del Castillo del Buen Amor, una imponente casa-palacio del siglo XV, construida sobre una fortaleza militar anterior del siglo XI y una finca de 116 hectáreas de bosque y viñedos.

Allí, los concursantes cocinaron a sus pies un exigente menú de cuatro platos diseñado por el chef Carlos Hernández del Río y basado en los sabores de la tierra para un total de 120 personas. Lo hicieron en dos equipos capitaneados por Torito, quien terminó siendo sancionado con el delantal negro por usar calculadora, y Mariló.

El primero peleó junto con David Amor, Rosa Benito, Mala, Ros, Jorge y Necko, mientras que la periodista lideró a Juanjo, Valeria, Charo, Parada, Masi y Soraya, los vencedores de la prueba de exteriores.

De este modo, fue el equipo rojo el que tuvo que ponerse el delantal negro para disputar la prueba de eliminación, en la que, tras pasar por cabinas de viento que les sirvieron para conocer los ingredientes que debía llevar su plato, se pusieron manos a la obra, todos ellos, con la intención y el deseo de asegurar su permanencia en el programa.

Todos lo consiguieron menos Necko, que tuvo que abandonar las cocinas de MasterChef tras ser eliminado por los jueces. Se convirtió así en el primer expulsado.

Castillo del Buen Amor

Ahora bien, ¿cómo es realmente el lugar elegido por el programa para la prueba de exteriores de su gran estreno?

La Posada Real Castillo del Buen Amor, que lleva este nombre porque fue la morada del obispo Don Alonso de Fonseca Quijada, de su amante, Doña Teresa de las Cuevas, y sus cuatro hijos, se sitúa en el término municipal de Topas, en la antigua localidad de Villanueva de Cañedo, hoy desaparecida.

Se trata de una fortaleza de estilo renacentista, cuya construcción fue autorizada por Juan II por iniciativa de la Casa de Alba. Ha llegado a ser propiedad de los Reyes Católicos y a albergar a Fernando II de Aragón en su camino hacia la batalla de Toro, durante la guerra con Juana la Beltraneja.

Castillo del Buen Amor (Salamanca) Turismo Castilla y León

Posteriormente pasó a manos del mariscal de Castilla, Alfonso de Valencia y Bracamonte, y un año después a las del obispo de Ávila, Alonso Ulloa de Fonseca Quijada, siendo este el que reconstruyó el castillo convirtiéndolo en un palacio renacentista que convirtió en su residencia habitual.

Declarado Bien de Interés Cultural en 1931, posteriormente, en los años 60, fue restaurado por sus actuales propietarios, la familia Fernández de Trocóniz, la cual ha hecho de la fortaleza un hotel de lujo que abrió sus puertas en julio de 2003.

Este cuenta con 40 habitaciones y suites, un bar y un restaurante con una cocina basada en platos clásicos castellanos con un toque personal más moderno, elaborados con productos de kilómetro 0 de "gran calidad", que permite, además, disfrutar de una romántica cena en un torreón privado, una comida de picoteo en el patio de armas o incluso darse un homenaje en las antiguas caballerizas.

Sus cinco elegantes salones, sus espectaculares jardines, sus terrazas, su piscina, la laguna, sus viñedos y el laberinto de setos que también alberga en la zona exterior son otros de los lugares que más llaman la atención de los huéspedes, quienes lo definen como "un rincón único" y "un sitio con mucho encanto que transporta a otra época". "No hay lugar más romántico y especial", apunta un visitante.

Y es que, el Castillo del Buen Amor es uno de esos lugares donde todo es posible y donde los sueños se hacen realidad, pues, además, también ofrece la posibilidad de celebrar cualquier tipo de evento en cualquier época del año.

Hoy presume orgulloso de haber recibido la visita de los famosos aspirantes de MasterChef Celebrity 10 y también de haber acogido las cocinas del mítico programa para una prueba decisiva que ya forma parte de la historia del formato culinario.