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El nombre de Antonio Amor, investigador del Instituto Universitario de Integración en la Comunidad (INICO) de la Universidad de Salamanca, acaba de cruzar una nueva frontera.

Su labor en el campo de la inclusión de personas con discapacidades intelectuales y del desarrollo ha sido reconocida con el Early Career Award, un premio de carácter internacional que otorga la Asociación Americana sobre Discapacidades Intelectuales y del Desarrollo (AAIDD).

El galardón supone un espaldarazo rotundo a una trayectoria construida desde la convicción y el compromiso científico, pero también humano.

“Recibir este premio ha sido una sorpresa enorme y una alegría aún mayor”, reconoce Amor, que fue propuesto por expertos de la propia asociación estadounidense, en una convocatoria abierta a profesionales de disciplinas como la psicología, la medicina, el derecho o el trabajo social.

“Es un respaldo muy importante. Uno trabaja por convicción, porque cree que debe hacerlo, pero también ayuda que esa labor se reconozca a este nivel”, admite.

El galardón ha puesto el foco sobre un investigador que, desde hace años, ha convertido la transferencia del conocimiento en una de sus mayores obsesiones.

Más allá de las publicaciones científicas, con más de 40 trabajos publicados entre artículos de impacto, libros y capítulos de libro, y más de 100 participaciones en congresos nacionales e internacionales, Amor ha hecho bandera de un enfoque aplicado, orientado a la mejora directa de la calidad de vida de las personas con discapacidad y de sus familias.

Y todo ello desde un convencimiento firme: “La inclusión no puede depender solo de las personas con discapacidad. Tenemos que crear estructuras que permitan ejercer sus derechos, no solo reconocerlos”.

La pandemia, un paréntesis en el foco de su investigación

Aunque casi toda su carrera se ha centrado en la inclusión educativa del alumnado con discapacidades intelectuales y del desarrollo, Amor destaca como uno de los hitos de su recorrido investigador el estudio pionero que el INICO lideró con Plena inclusión durante la pandemia.

“Fuimos el primer equipo en España que analizó de forma rigurosa cómo la COVID-19 estaba afectando a las personas con discapacidades intelectuales y del desarrollo, a sus familias y a las organizaciones que las apoyan".

Cuenta, que fue en condiciones muy complicadas, pero lograron sacar adelante una investigación que les enseñó mucho sobre qué debemos cambiar ante situaciones límite como aquella.

La investigación ha tenido mucho impacto más allá del ámbito académico, donde se ha convertido en referencia internacional, teniendo una influencia clave en las entidades del tercer sector que apoyan a las personas con discapacidades intelectuales y del desarrollo y sus familias.

En cuanto a su línea investigadora principal, la inclusión educativa en alumnado con discapacidades intelectuales y del desarrollo, Amor reconoce que su trabajo ha evolucionado desde un enfoque centrado en comprender cómo apoyar al alumno, hacia una comprensión más integral de este, tanto de sus necesidades (no solo curriculares) como de sus aspiraciones vitales.

“La inclusión educativa, en cuanto que no es una cuestión que se limita al aula o al centro, no se debe reducir a qué apoyo necesita un niño para aprobar matemáticas, sino que ha de poner el foco en qué necesita para lograr el tipo de vida que él y su familia quieren en todos los contextos relevantes de su vida en los que la escuela, lógicamente, es un eje vertebral. Es ahí donde debemos centrar la intervención educativa, pues educar es más que instruir”.

Actualmente, Amor lidera como investigador principal un proyecto financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación que busca precisamente dar respuesta a esa idea.

El objetivo es diseñar y validar una escala de evaluación de calidad de vida en educación primaria, centrada en el alumnado con discapacidad intelectual que estudia en centros ordinarios.

La herramienta permitirá a los equipos educativos comprender mejor sus aspiraciones y necesidades, y planificar en consecuencia desde esta visión global que sitúa al alumno y su familia en el centro.

La inclusión, en el centro

Pregunta: ¿Cuáles son, en tu opinión, los principales retos actuales en el ámbito de la discapacidad?

Respuesta: “Vivimos un momento complejo. Hay dos grandes retos que me gustaría comentar, si me permites. A nivel educativo, hay un estancamiento de la inclusión del alumnado con discapacidades intelectuales y del desarrollo. De hecho, su matriculación en centros de educación especial no solo no ha descendido, sino que ha aumentado.

Esto pone de relieve que la inclusión sigue siendo un reto pendiente. Hay experiencias innovadoras, no obstante, que suponen un halo de esperanza y que dan respuesta a la legislación en materia de inclusión, que defiende la redefinición de los centros de educación especial en centros de recursos y apoyo a la educación inclusiva.

En este sentido, el centro Joan Mesquida, en Manacor, se ha redefinido como centro de recursos y está logrando reducir su matrícula y apoyar satisfactoriamente, partiendo de enfoques como el de calidad de vida, a su antiguo alumnado con discapacidad en centros ordinarios, donde son uno más. Nosotros, desde INICO, prestamos asesoramiento en este camino y también ofrecemos medidas del impacto social de su iniciativa que ellos, a su vez, presentan a la Conselleria de Educación”.

En ese sentido, Amor subraya que el trabajo académico debe ir mucho más allá del artículo publicado.

“Nosotros nos esforzamos en construir herramientas que permitan planificar apoyos personalizados, formar a profesores, a orientadores, a familias… Todo lo que hacemos tiene que tener un retorno social real. No se trata de publicar por publicar, y participar en iniciativas como la comentada con el Joan Mesquida es un ejemplo”.

Fuera del contexto educativo, Amor destaca cuál es el otro gran reto que se afronta desde el ámbito de la discapacidad.

“El otro gran reto tiene que ver con la urgencia de superar el modelo de investigación sobre las personas con discapacidad. Tenemos que investigar con ellas, hacerlas coinvestigadoras, formarlas y darles voz para que puedan decidir sobre los temas que les afectan directamente.

Hemos de crear las condiciones para que las personas con discapacidad sean las protagonistas de su inclusión, y la investigación no es una excepción. En este sentido, en INICO estamos comenzando con una iniciativa denominada Investigamos Juntos: ConCiencia Inclusiva, que apunta precisamente a esto”.

Un referente internacional desde Salamanca

El INICO y, con él la Universidad de Salamanca, se ha convertido en uno de los polos más relevantes de Europa en la investigación sobre discapacidad.

“La proyección internacional que tenemos es fruto de un trabajo de décadas, iniciado por Miguel Ángel Verdugo, que fue mi director de tesis y quien me abrió las puertas de este mundo. Él es quien ha hecho que seamos considerados socios fiables por organizaciones como la AAIDD”, señala Amor.

A pesar de las dificultades presupuestarias y las diferencias administrativas que a veces surgen, reconoce que la Universidad de Salamanca ha sabido mantener una relación fluida con el instituto, apoyando sus iniciativas y reconociendo su trayectoria

Antonio Amor, premio Early Career Award, en una entrevista para EL ESPAÑOL de Castilla y León Luis Cotobal

P: ¿Qué consejo le darías a un joven investigador que quiera especializarse en este ámbito?

R: Que se forme en centros de excelencia, con un máster específico en investigación en discapacidad, como el que tenemos aquí en Salamanca.

Y que luego continúe con un doctorado, a poder ser con un contrato predoctoral que le permita independencia. Pero, sobre todo, que no pierda el foco de lo importante: la aplicación real de su trabajo.

Escalar a secundaria y romper barreras

En lo personal y profesional, Amor tiene claro cuál es su prioridad para los próximos años: terminar y publicar gratuitamente la herramienta de evaluación en la que está trabajando, y formar a profesionales para su aplicación.

“Las editoriales cobran precios abusivos por las pruebas y sus correcciones. Nosotros vamos a hacerlo accesible de forma gratuita gracias a la financiación pública del proyecto”, recalca.

Su aspiración es escalar esta línea de trabajo a la educación secundaria, donde, según advierte, la inclusión aún es más difícil por la propia estructura del sistema educativo.

El Early Career Award no ha cambiado su forma de trabajar, pero sí ha reafirmado su compromiso.

“La motivación es intrínseca. Yo disfruto con esto, creo en esto. Pero como se suele decir, a nadie le amarga un dulce. Este premio es una confirmación de que vamos por el buen camino”.

Y si hay alguien a quien no se olvida de agradecer, es a quienes lo han acompañado desde el inicio. “Miguel Ángel Verdugo, sin duda. Él me dio la oportunidad. Y también mis compañeros del INICO, mi familia, mi mujer y mis hijos. Este camino no se hace solo”.