Este lunes no es uno cualquiera. En el calendario festivo, irónico, picaresco e histórico -de todo un poco como la propia mezcolanza de la sociedad salmantina- es el Lunes de Aguas. Es la tarde dedicada a la familia, a los amigos, al campo, a la gastronomía local y, desde que el botellón se hizo dueño de la calle, también de la borrachera y la suciedad.

Pero el visitante se queda con la tradición. Con los orígenes de esta fiesta que pertenecen a una historia de privación y desenfreno al mismo tiempo, de obediencia piadosa y derroche lujurioso. Una fiesta pagana cuyas raíces se encuentran en el siglo XVI, para convertirse, desde entonces, en esta fiesta exclusiva y única en toda la geografía patria y que, de paso, le sirve de promoción –dicen desde el Consistorio- a la ciudad de Salamanca.

Una historia de privación, desenfreno y lujuria

Puente Romano sobre el río Tormes, lugar de celebración Falcao

Las bodas tuvieron lugar en las casas del licenciado Lugo, frente a Santo Tomé -actual Plaza de Los Bandos-, y las velaciones al amanecer del día 14. Hasta el día 19, en que marcharon los recién casados hacia Valladolid, se sucedieron en Salamanca saraos, festejos, corridas de toros, juegos de cañas, justas y torneos entre los dos bandos tradicionales de la ciudad, juergas, bailes y otras chanzas, de manera ininterrumpida.

Felipe queda asombrado de cómo esta sobria, cuna del saber y señorial capital castellana funde en su interior el templo del saber, la luminaria del cristianismo europeo, el dogma y la palabra y al mismo tiempo, y sin conflicto, el culmen de la bacanal, el ocio y la diversión sin límites ni miramientos. Salamanca en aquellos años encierra en su seno a más de ocho mil estudiantes (sirva como dato esclarecedor que Madrid tenía once mil habitantes en el primer tercio de siglo XVI), entre los cuales hay becados, sopistas y señoritos de postín, que mueven a su alrededor un complejo mundo plagado de criados, mozos de cuadra, taberneros, prostitutas para todos los bolsillos y dones, curas corruptos, catedráticos rectos y catedráticos visionarios y ocultistas, rameras con más bachillerías que los propios estudiantes, lavanderas, amas de llaves, buhoneros y feriantes. Es la ciudad pura del Lazarillo de Tormes y La Celestina.

De tal modo que Salamanca es la primera de las universidades “destos reynos”, la más rancia y antigua, y al mismo tiempo es el mayor burdel de Europa, la Sodoma y Gomorra Occidental. Una de las tres lumbreras del mundo, y uno de los tres putiferios del orbe conocido. A la par que escuelas mayores y menores, patios de lectura y bibliotecas, coexisten tabernas insanas y lujuriosas, casas de amancebamiento de toda índole, y toda suerte de atentados contra el sexto y todos los demás mandamientos inventados y por inventar. Pícaros, incluseros, lazarillos avispados, ciegos resabiados, celestinas y alcahuetas poblaban los arrabales de la ciudad.

Felipe II, dentro de su rectitud cuasi monacal, queda perplejo con tamaño espectáculo, y lo primero que hace es promulgar un edicto en el cual ordena que durante los días de Cuaresma y Pasión la prohibición de comer carne se haga extensible en todos los sentidos, y para evitar conductas que conlleven pecado carnal, obliga a que las mujeres “de vida alegre” sean expulsadas de la ciudad y conducidas extramuros –es decir, al otro lado del río-. A partir de este edicto, las prostitutas de Salamanca abandonaban la ciudad antes de comenzar la Cuaresma y el tiempo de abstinencia, y desaparecían de ella de manera temporal, recogiéndose en algún lugar al otro lado de rio Tormes, en los arrabales y en Tejares durante el citado periodo cuaresmal, poniendo además como condición que ninguna sea osada de acercarse a menos de una legua de los límites de la ciudad, so pena de sufrir gran castigo.

Pasada la Semana Santa y con ella el periodo establecido, las rameras regresaban a Salamanca el lunes siguiente al Lunes de Pascua, para lo cual los estudiantes organizaban una grandísima fiesta, las calles de Salamanca se trocaban en torrentes de vino tinto, y salían a recibirlas a la ribera del Tormes con gran júbilo, estrépito y alboroto. Ellos mismos se encargaban de cruzarlas en barca de una orilla a otra del río, y en medio de una gran algarabía llegaba el descontrol, el éxtasis etílico, el desenfreno y la carnalidad, acometiendo allí mismo lo que sus instintos reprimidos durante un mes y medio les pedían en ese momento.

El padre Lucas o padre ‘Putas’

Puente Romano sobre el río Tormes y, al fondo, la Catedral, las torres de La Clerecía y la capilla de la Universidad Falcao

De conducir a las meretrices y pupilas tanto a su exilio temporal como a su aclamado regreso se encargaba un pintoresco personaje. Un sacerdote picarón llamado Padre Lucas, y que por degeneración del término, era conocido por los estudiantes por el nombre de ‘Padre Putas’. El cual se encargaba de concertar el momento del advenimiento carnal de estudiantes y doctoras de la cátedra del placer.

La fiesta del Lunes de Aguas debió de ser prohibida, pero sin embargo, ha permanecido en el calendario festivo salmantino con otras connotaciones no tan desenfadadas. La memoria colectiva del pueblo ha ido conservando tal fecha, como un poso o un remanente de aquella en que afloraba el fervor pagano. En la actualidad, el Lunes de Aguas se celebra en familia o en compañía de las amistades, que se reunen para ir a merendar al campo o pasar una jornada campestre, con un clima de ociosidad, esparcimiento y diversión. Y que hasta hace no mucho, servía también como desahogo de los estrictos ritos de la Semana Santa, época de recogimiento y hastío.

Hay otra versión que dice que ya antes de esa orden de Felipe II se hacían hornazos y que era costumbre regalar uno al predicador que había dirigido los oficios religiosos durante la Semana Santa. Incluso, hay quien opina que este pan es una consecuencia de la absolución de los pecados y que se elabora purificando el alma (la masa panaria), sobre la que se colocan los pecados (huevos, lomo, chorizo, jamón) antes de introducirla en el horno.

El hornazo

Hornazo de Salamanca

Al ocaso me acercaré a la ribera del Tormes, donde dicen que anduvo a la vera del río el Lazarillo y el ciego. Que me esperen, que llevo cargado el morral con hornazo y pinta de vino. Cortesanas, meretrices, rameras, pilinguis, prostitutas y barraganas, las de débito carnal y lujuria de vellón, esperen a que llegue el jubiloso Lunes de Aguas –con su permiso Padre Putas, perdón, Lucas-.

Operativo especial de tráfico y seguridad

Dispositivo de seguridad del Lunes de Aguas

El Ayuntamiento de Salamanca ha establecido un dispositivo especial de tráfico y seguridad que se aplicará desde el mediodía del lunes, 17 de abril, con motivo de la tradicional celebración del Lunes de Aguas. De forma complementaria, la Policía Local llevará a cabo un despliegue de vigilancia y control, con el refuerzo adicional de las Unidades Caninas, que será especialmente visible en la Aldehuela de los Guzmanes.

El operativo previsto será efectivo no sólo en las distintas zonas de la Aldehuela (sobre  todo en la chopera, el monte de utilidad pública colindante y las riberas del Tormes), sino también en los entornos del Puente Romano y la ribera de Curtidores, el parque Fluvial en toda su longitud, la huerta de los Jesuitas, la campa situada entre el arroyo del Zurguén y la carretera de Vecinos, los jardines de Santa Cándida María de Jesús y de Miguel Delibes (aledaños al paseo del Progreso), los parques Elio Antonio de Nebrija (junto al puente de Sánchez Fabrés) y Don Juan Tenorio (en el acceso oeste) y el botánico de Huerta Otea.

En estos y en otros lugares se verificará de forma estricta la realización de barbacoas, tal y como establecen la legislación y las ordenanzas municipales vigentes en la materia. Tampoco se permitirá la utilización de envases y botellas de vidrio.

De otra parte,agentes del Subsector de Tráfico de la Guardia Civil de Salamanca, será el encagado de  procurar la mayor fluidez y seguridad posible de la circulación de vehículos y peatones por las vías afectadas.

 Las actuaciones consistirán en la regulación del tráfico donde sea necesario, la ordenación del tránsito de peatones, verificaciones preventivas de alcoholemia y droga en las vías de mayor densidad circulatoria  el día 17 de abril y hasta avanzada la madrugada del día 18, comprobación de la utilización del cinturón y otros sistemas de seguridad, control del uso del teléfono móvil, etc. En los controles preventivos realizados la jornada del Lunes de Aguas del año pasado  varios conductores dieron positivo en alcohol y drogas.

Programa de música

Mayalde, la familia que lleva la música tradicional de Salamanca por el mundo

Salamanca acoge del 14 al 17 de abril la segunda edición del Festival Lunes de Aguas con un programa de actividades culturales, turísticas y gastronómicas con las que promover y celebrar esta tradicional fiesta, declarada Fiesta de Interés Turístico de Castilla y León en diciembre de 2020. Un evento que trata de incorporar las tradiciones locales más singulares y participativas a la programación de la ciudad, además de promocionar el consumo del hornazo típico y dinamizar los espacios verdes de la ciudad.

Esta ampliación de la celebración del Lunes de Aguas al fin de semana anterior a la cita, con oferta turística y cultural, permitirá por segundo año reunir a los propios salmantinos en torno a la fiesta, acoger a los estudiantes que se encuentran realizando los estudios en la Universidad y atraer, a la vez, a más turistas.

La ribera del Tormes volverá a convertirse en un espacio lúdico, tanto de las visitas teatralizadas, como de los paseos en bicicleta, que recorrerán también el entorno monumental. El Parque Elio Antonio de Nebrija será también, de nuevo, escenario de cuentacuentos, juegos populares y conciertos.

Conciertos (Graderío Parque Elio Antonio de Nebrija)

Mayalde (18:00h.), Folk on Crest (19:00h.) y Sadia (20:00h.) ofrecerán sus conciertos el lunes. Además, Cosmic Dancers Lad; Set DJs live; y Ramón Vicente & José Redero realizarán sus aportaciones musicales en los descansos de los conciertos durante los tres días.

Noticias relacionadas