La ciudad de Salamanca está estrechamente ligada a la masonería por dos aspectos, que nada tienen que ver uno con el otro. En primer lugar, en el Centro Documental de la Memoria Histórica, que visitar con su director, Manuel Melgar Camarzana, es adentrarse en un viaje fascinante al pasado de España, se encuentra un espacio, a modo de museo, dedicado a la masonería y, dentro del mismo, la recreación de una logia. Y, en segundo lugar, Salamanca tiene desde 2017 una nueva logia masónica. Se llama Sapientia-Ars Vivendi nº 87.

Se puede asegurar, ya en estos tiempos de redes sociales y libertades, que la masonería no es una sociedad secreta, pero como ellos mismos afirman, "sí es una organización discreta", en cuanto, como cualquier asociación o grupo, llámese partido político, ONG, o cualquier otro, "tiene sus secretos".

Antes de entrar en mayores detalles, cabría preguntarse qué se entiende por masonería, una palabra que fue denostada y, cuando no, penalizada por la dictadura de Francisco Franco que, a modo de insulto y escarnio público y jurídico, tres eran las palabras que se utilizaban para criminalizar a los contrarios al régimen: rojo, maricón y masón.

Es que sobre la masonería se ha escrito mucho, demasiado diría. Es tal la información que existe en internet, revistas o libros, que en el momento de definir esta palabra es casi imposible buscarle un significado cierto. A lo largo de toda su historia se la ha asociado con tráfico de influencias, conspiración, e, incluso, casi con ritos de satanismo. Pero, como aconteció con el régimen franquista, las autoridades y sus medios de comunicación la trataron como organización peligrosa, o también como una secta contra la que había que luchar.

Acudiendo a internet, concretamente a Wikipedia, que muchos consideran la referencia en los diccionarios digitales, se encuentra la siguiente definición: "La francmasonería o masonería es una institución iniciático, filantrópico, simbólico, filosófico, discreto, armónico, selectivo, jerárquico, internacional, humanista y con una estructura federal, fundada en un sentimiento de fraternidad".

Si hacemos un acercamiento más real a la masonería, bien podemos decir de ella que es una organización de relación entre 'hermanos', en este caso masones, que tienen los más diversos oficios y profesiones, de curas a políticos, militares o abogados. Es más, según la define la logia salmantina 'Sapientia', consiste en una sociedad discreta, pero no secreta. Los masones se reúnen en logias, que es el nombre que reciben los distintos grupos de masones para "trabajar en la construcción de sí mismos y de una mejora de la sociedad".

Centro Documental de la Memoria Histórica y la Logia Masónica

"Si la curiosidad te trae aquí, retírate". Sala de reflexiones en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca

El Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca es todo un archivo, con más de 7 kilómetros de fondos provenientes de los Servicios Documentales de la Presidencia del Gobierno y del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo de época franquista. Un centro que guarda todo un tesoro de fondos documentales y bibliográficos, fichas de masones, como la del presidente de la II República Manuel Azaña reconocido masón apodado Plutarco, y objetos incautados por el franquismo a la masonería a partir de 1936.

A este respecto, recordar que Francisco Franco tuvo su cuartel general en el Palacio Episcopal de Salamanca entre 1936 y 1937, ocupando la guardada mora el actual Centro de la Memoria de la calle Gibraltar, conocido también como Colegio San Ambrosio, construido por Churriguera. Por ello, todos los documentos y objetos incautados se mantienen en Salamanca, ya que aquí se forma la Delegación de Asuntos Especiales, que se ubicaba en el colegio de los jesuitas, conocido como Colegio Menor Javier, en el Rollo. En julio de 1938, el Colegio de San Ambrosio pasó a ser alojamiento del personal adscrito a la Delegación de Estado para la Recuperación de Documentos (DERD), y después de la Delegación Nacional de Servicios Documentales (DNSD). 

El 1 de marzo de 1940, Franco firmaba una ley en la que se establecía una nueva jurisdicción que había sido ideada por el ministro de la Gobernación y cuñado, Serrano Suñer, pergeñada por el jefe de la Delegación del Estado para la Recuperación de Documentos (DERD), Marcelino de Ulibarri y Eguilaz, y bruñida por el catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Salamanca Isaías Sánchez Tejerina. Su propósito era castigar a “los partidarios de ideas disolventes contra la Religión, la Patria y sus instituciones fundamentales y contra la armonía social”. Y para ello se definía, en primer lugar, a los masones como aquellos que hubiesen ingresado en la Masonería, que no se hubiese dado de baja o que no hubiesen roto explícitamente su relación con ella, y, en segundo lugar, como comunista a los inductores, dirigentes y activos colaboradores de la tarea o propaganda soviética, trotskista, anarquista o similares.

Según la Ley de 1 de marzo de 1940, en España se consideraba delito el pertenecer a la masonería, al comunismo y a sociedades secretas (art.1), con la pena de reclusión menor o mayor según los casos (art.5).

La política conmemorativa de los XXV Años de Paz tras la Guerra Civil, diseñada (desarrollada) por el ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, fue un hito enormemente importante en la evolución del régimen franquista. El establecimiento de una nueva jurisdicción, la de Orden Público, fue una manifestación de esos cambios, o al menos de cómo abordar los problemas que, a raíz de las huelgas de los mineros asturianos de 1962 y el impacto del caso Grimau en la comunidad internacional, se le iban a plantear a la dictadura. Con los XXV Años de Paz, la dictadura disolvió la jurisdicción de Represión de Masonería y Comunismo a la par que creaba la de Orden Público.

Este grupo de fondos incautados constituye uno de los pilares básicos, junto con la jurisdicción de responsabilidades políticas y la militar, del andamiaje represor de la dictadura franquista inmediatamente posterior a la finalización de la guerra civil española. El núcleo básico de la documentación lo conforman fundamentalmente los más de sesenta y cuatro mil expedientes judiciales que tramitó el tribunal durante sus 23 años de existencia para encausar y castigar a los opositores al régimen dictatorial, bajo el amparo de la ley 'ad hoc' y ajena al Código Penal vigente hasta ese momento.

La Logia del desprestigio

 

La exposición permanente sobre la Masonería muestra más de un centenar de piezas extraídas del fondo documental, bibliográfico e iconográfico masónico conservado en el Centro. Los fondos presentes en el Centro de Recuperación de la Memoria Histórica de Salamanca son los más completos que existen sobre la masonería en España: documentos, libros y folletos, carteles y láminas, fotografías, joyas y medallas, espadas y malletes, bandas, mandiles y collarines, sellos e improntas, carteles y láminas, retratos, mapas... todos los objetos relacionados con los masones fueron incautados durante la guerra, de 1936 a 1939.

El centro acoge la sorpresa final, la recreación de una logia masónica. Fue creada durante el régimen franquista para ridiculizar y desprestigiar la masonería. Los muebles son los originales incautados de una logia de Gijón.

La muestra se completa con un conjunto de paneles en los que se explican algunos de los conceptos más básicos sobre la masonería y su historia, tanto a nivel general como en España, También se explica el significado de los documentos y objetos que se pueden observar en las vitrinas.

En 1937, en plena Guerra Civil, en el seno del bando nacional, se creó la Delegación Nacional de Asuntos Especiales. Su principal objetivo era llevar a cabo la incautación de los documentos, objetos y enseres de organizaciones masónicas y otras corrientes como librepensadores, protestantes o rotarios. Todo lo incautado se trajo a Salamanca.

Este organismo y la Delegación del Estado para la Recuperación de Documentos quedaron bajo la dependencia de una misma persona, Marcelino de Ulibarri, el primer director del archivo de la Guerra Civil. Político carlista, fue conocido por su gran carácter represivo contra la masonería. También se puso al frente del órgano que los agrupó en 1944: la Delegación Nacional de Servicios Documentales dependiente de la Presidencia del Gobierno.

Lo incautado a las logias masónicas pasó a formar parte de la llamada Sección Especial. A la documentación masónica se le dedicó una atención importante fruto de la aversión que el franquismo tenía contra los masones. Dicha documentación se empleó para identificar a sus miembros y descubrir sus actividades. Por ese motivo, el CDMH cuenta con documentos sobre la masonería que abarcan casi todo el territorio español.

Recreación de una logia a modo de escarnio que nada tiene que ver con una auténtica

En 1944, Ulibarri quiso poner en marcha un museo anti masónico, en el que la recreación de una logia masónica sería su pieza estrella. Ese museo tenía por objeto denigrar y ridiculizar a los masones. Pese a que la recreación fue preparada con los objetos y muebles incautados, el museo nunca se llegó a abrir al público. La recreación sólo se ha empezado a mostrar a los visitantes a partir de la apertura de la exposición permanente, en 1999.

Se debe tener muy presente que sólo es una recreación, un escenario. Aquí nunca se ha celebrado una tenida o reunión masónica. Existen algunos elementos paródicos que no se corresponden con los ritos y costumbres de una verdadera logia. Es el caso de los muñecos con caperuzas y la calavera con los ojos brillantes. Los objetos están expuestos de una manera desordenada, y su disposición no se corresponde con ningún ritual masón, sino que aparecen mezclados objetos pertenecientes a ritos diferentes, asunto que deja muy claro y definido el director, Manuel Melgar Camarzana.

Esta recreación se puede considerar como un documento en tres dimensiones que transmite, mejor que muchas explicaciones, la persecución y represión sufridas por los masones. Por tanto, debe ser considerada como un elemento esencial para la conservación de la memoria histórica de la masonería, explica Melgar.

Sapientia Ars Vivendi, la actual logia de Salamanca

Hábitos masones de la logia salmantina

Esta logia pertenece a la Gran Logia Simbólica Española y nació como Triángulo Renacimiento II hace cerca de seis años en Salamanca. Su presentación pública fue el 11 de mayo de 2017 en el salón de pinturas del Colegio arzobispo Fonseca, coincidiendo con la celebración de los 300 años de la fundación de la Masonería Moderna. Y durante este tiempo, han mantenido reuniones mensuales a las que cada vez asistía más gente, según afirman en su página web.

La Logia 'Renacimiento' se caracteriza, entre otras cosas, por su gran diversidad e inclinación al estudio de diversas áreas de la Francmasonería. Se trata de una Logia renacentista en todos los aspectos.

Trescientos años transcurridos desde que, en las Islas Británicas, un grupo de pequeñas logias de pensadores que "se asomaban al futuro con ojos nuevos", se juntaran para tomar y continuar una idea medieval, unos principios mezclados con aspiraciones ciudadanas y una historia hecha con retazos de poesía y leyenda, y lanzaran un proyecto y el moderno desafío de su realización feliz, explican desde Sapiencia Ars Vivendi.

Por otra parte, aseguran, "Salamanca es tradición, es historia, arte y educación. Pasado, presente y futuro. Por ejemplo, su Universidad, de la que fuimos honrados huéspedes para la presentación de este Triángulo, se encuentra entre las más antiguas y prestigiosas del mundo".

La logia adopta un emblema que lleva, además del nombre y de color carmesí de Castilla, una columna jónica (el símbolo masónico de la sabiduría) y un arco en forma de medialuna: la que ilumina a los aprendices masones mientras tallan su piedra bruta.

Pero, ¿por qué? ¿para qué crear una nueva Logia liberal, mixta y dogmática? ¿Para qué introducir un nuevo capítulo de la Compañía de los Constructores libres en las antiguas tierras de Castilla y León?, se preguntan. Y ellos mismos se responden: "Solo el tiempo justificará las razones que llevaron a la constitución de esta logia. Lo que está claro es que se creó con una directriz clara: usar la tradición, en el Rito, los usos y costumbres para autoconstituirse en vanguardia francmasónica".

El caso de la II República, con seis ministros masones

Ficha de Manuel Azaña como masón en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca

Con la proclamación de la II República en 1931, se experimentó un despertar del influjo masónico. En las cortes constituyentes de 1931 hubo unos 150 diputados masones. Por esas mismas fechas, el Gobierno provisional de la República contaba con seis ministros masones, entre ellos Fernando de los Ríos o Manuel Azaña. Una etapa de gran importancia en los fondos documentales del archivo de Salamanca.

Es cierto que el número de masones presentes en las Cortes republicanas, especialmente en el periodo constituyente, es muy elevado, representando aproximadamente un 38 por ciento del total de representantes parlamentarios, así como el número de presidentes del Consejo de Ministros masones Manuel Azaña (1931 a 1933, 1936); Alejandro Lerroux (1933-1934-35); Diego Martínez Barrio (1933-1936); Ricardo Samper Ibáñez (1934); Manuel Portela Valladares (1935-36); Santiago Casares Quiroga (1936); Augusto Barcia Trelles (1936); José Giralt Pereira (1936).

A partir de 1933, la situación se fue complicando para la masonería por la acción conjunta de una serie de actitudes y manifestaciones contrarias procedentes de campos tan dispares como la CEDA, La Falange y la Iglesia, el Partido Socialista, los sindicalistas y el Partido Comunista.

De los diecinueve Gobiernos de la Segunda República, dieciséis estuvieron presididos por masones. Niceto Alcalá Zamora y Joaquín Chapaprieta fueron las excepciones. Eran masones seis de los once ministros del primer Gobierno (Martínez Barrio, Marcelino Domingo Sanjuan, Fernando de los Ríos, Lerroux, Albornoz y Casares). Es de reseñar la abundante presencia de masones en el posterior exilio republicano.

Seis de los once miembros del Gobierno Provisional eran masones: Manuel Azaña, Alejandro Lerroux, Diego Martínez Barrios, Ricardo Samper, Manuel Portela Valladares y Santiago Casares Quiroga. Pero para ellos la política era más importante que la masonería. Manuel Azaña solo asistió a una sesión de iniciación y no volvió; Lerroux utilizó a la masonería solo para hacer carrera en la política. Ricardo Samper y Manuel Portela eran masones no del todo convencidos. Casares Quiroga acabó siendo expulsado. Solo Diego Martínez Barrios fue convencido masón y llegó incluso a Gran Maestre del Oriente Español.

De todos es conocido que algunos de los nombres más famosos de la historia desde el siglo XVIII hasta ahora han sido masones. Ahí están para demostrarlo Montesquieu, Voltaire, Benjamin Franklin, George Washington, Simón de Bolívar, Garibaldi, Bakunin, Tolstoi, Mark Twain, Oscar Wilde, Rubén Darío, Churchill, Franklin D. Roosevelt, el doctor Fleming...

En España, eminentes figuras históricas formaron parte de la masonería. Fueron personajes de la talla de Manuel Azaña, Ramón Gómez de la Serna o Vicenta Blasco Ibáñez. También, dentro de este grupo nos encontramos con José Ortega y Gasset. Otros destacados miembros de la masonería española fueron Antonio Machado, Juan Gris, Santiago Ramón y Cajal, Severo Ochoa, Clara Campoamor o Federico García Lorca.

La Masonería se legalizó en España con la llegada de la democracia y la aprobación de la Constitución de 1978. Se calcula que en la actualidad hay en nuestro país unos 4.000 masones. La principal obediencia masónica es la Gran Logia de España, aunque no es la única. Y, en Salamanca, se encuentran depositados los fondos de una parte importante de la historia de España, la masonería.

Archivos de la masonería en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca

Noticias relacionadas