Con el ojo puesto en el cielo, y tras chubascos previos, las nubes dieron una tregua a la Hermandad Universitaria. Bajo el brillo de la piedra dorada, aún más resplandeciente por los charcos, los cofrades del Santísimo Cristo de la Luz y Nuestra Señora Madre de la Sabiduría renovaron su promesa de silencio en el Patio de Escuelas Mayores de la Universidad de Salamanca.
El himno universitario ‘Gaudeamus Igitur’ marcó la salida del desfile, algo más tarde de las 21.15 horas, de la puerta lateral de la iglesia de La Clerecía de Salamanca. Los hermanos universitarios, portando su tradicional cruz de madera y hábito de túnica y verdugo negro, bordado con el anagrama de la universidad, acompañaron durante todo el recorrido a las tallas del Santísimo Cristo de la Luz, obra del siglo XVII atribuida a Esteban de Rueda, y la anónima y anterior Virgen de la Sabiduría, quienes protagonizaron la noche del Martes Santo en la capital charra.
Tras recorrer la calle Libreros, la penitencia se detuvo en el Patio de Escuelas de la Universidad de Salamanca para renovar su promesa del silencio. La encargada de rezar la oración fue la catedrática de Ingeniería Química de la Universidad de Salamanca y cofrade Eva María Martín del Valle, en un juramento acompañado por la música del Coro de Cámara de Salamanca y en el que también estuvieron presentes el rector, Ricardo Rivero y la subdelegada de Gobierno, Virginia Barcones, entre otras autoridades.
Testigo de esta promesa, Virginia Barcones destacó la “inigualable calidad espiritual y artística” de la Semana Santa, tanto de Salamanca como del resto de Castilla y León, y puso en valor la capacidad de atraer de estos actos a todas las personas que desean presenciar “el valor de los ritos y tradiciones que forman parte de nuestra historia y de nuestra identidad”. Además, puso en valor la importancia de impulsar, gracias a esta tradición cultural, el sector turístico, y “generar una riqueza económica muy importante para fijar población”.
El silencio volvió a ser el protagonista a lo largo de esta procesión, en la que, desde la propia hermandad pidieron evitar los aplausos para sentir, a través de la ausencia de ruidos y del respeto, la cercanía de las gentes salmantinas. Así, el desfile continuó, con el acompañamiento del Trío Musical ‘Christus’ y de la Banda de Música de Piedrahita (Ávila), por las calles de Calderón de la Barca, Benedicto XVI, Rúa Antigua y Rúa Mayor, evitando el paso por la Plaza Mayor como símbolo de austeridad.
A su paso por la Rúa, los comerciantes bajaron la iluminación, secundando la petición de la cofradía para aumentar la atmósfera de recogimiento. La procesión continuó por la plaza del Corrillo, la calle Juan del Rey, Prado y Prior, plaza de Monterrey y enfiló la calle Compañía y la Rúa Antigua para regresar a la iglesia de La Clerecía, en un final de procesión que volvió a dejar una de las estampas más tradicionales y embaucadoras de la Semana Santa salmantina.