La Plaza Mayor es, sin duda alguna, la referencia monumental más emblemática y relevante que proyecta Salamanca en todo el orbe planetario. El ágora monumental se engalana, al margen de otros valiosos elementos arquitectónicos y ornamentales, con más de 60 medallones en sus arcos. Miguel de Unamuno, Miguel de Cervantes, Santa Teresa de Jesús, Don Juan Carlos y Doña Sofía, Julián Sánchez el Charro, Fernando VII y Alfonso XIII son algunos de los personajes que engrandecen, con su propio medallón, los cuatro pabellones de la Plaza Mayor. Uno de esos pabellones es el Real, dedicado a los monarcas y a la realeza, otro es el Pabellón de San Martín, que rinde tributo a la memoria de belicosos militares e inasequibles conquistadores, el tercero es el Pabellón de Petrimeros, consagrado principalmente a las figuras más insignes de la cultura española, y el cuarto es el Pabellón Consistorial, donde se localiza el Ayuntamiento, que agasaja con sus medallones a sobresalientes personajes.

La reciente historia de los medallones de la Plaza Mayor está jalonada, sin embargo, por un rosario de vicisitudes que han generado polémicas para todos los gustos y que han transcendido, con creces, los límites de la capital del Tormes, alcanzado resonancias nacionales e incluso más allá de nuestras fronteras. El primer capítulo del último 'culebrón' mediático encarnado por los medallones de la Plaza Mayor de Salamanca se escribió el 9 de junio de 2017, cuando tras acaloradas polémicas y una agria división de opiniones, fue retirado el medallón que intentaba eternizar para la posteridad la memoria del general ferrolano Francisco Franco Bahamonde, el estadista que fue capaz de cosechar adhesiones inquebrantables entre sus acólitos y, al mismo tiempo, provocó sentimientos de dolor y rencor entre sus miles de detractores y opositores durante sus cuatro casi décadas de férreo gobierno al frente de los destinos de España entre los años 1939 y 1975.

Ese 9 de junio de 2017 el medallón artístico con la efigie de Francisco Franco, esculpido en un sillar de la Plaza Mayor, fue desmontado ante la mirada curiosa de vecinos, periodistas y foráneos y entre la división de opiniones surcada por partidarios y detractores de la medida, que fue adoptada por el Ayuntamiento en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica, cerrando así su presencia pública ininterrumpida de ochenta años, concretamente desde 1937, justo cuando los españoles de ambos bandos se desangraban en los campos de España en una cruel contienda bélica. La efigie, con un peso aproximado de media tonelada, fue trasladada al almacén del Museo de Arte Contemporáneo de Salamanca Domus Artium (DA2).

Desde 2017

El segundo capítulo de la particular 'movida' patrimonial que envolvió a los medallones se escenificó en septiembre de 2017. Ese mes -nada más y nada menos que 262 años de la construcción de la Plaza Mayor- el Ayuntamiento anunció, con Alfonso Fernández Mañueco ocupando entonces el despacho de la Alcaldía de Salamanca, su propósito de convocar un concurso nacional de ideas para selecionar al artista que debería tallar un medallón para rendir tributo al auténtico fundador de la Universidad de Salamanca, es decir, el legendario monarca Alfonso IX de León (1171-1230). 

El anuncio del Consistorio no fue baladí, dado que estuvo plenamente consensuado con la Universidad de Salamanca, concretamente con su entonces rector Daniel Hernández Ruipérez, de manera que la habilitación del nuevo medallón se enmarcaría dentro de la programación conmemorativa del VIII Centenario de la fundación del Estudio salmantino, que se iba a desarrollar a lo largo de los doce meses del año 2018 para rememorar los ocho siglos del nacimiento de la institución académica en aquel lejano y medieval año de 1218. Es decir, el medallón debería colocarse obligatoriamente a lo largo del año conmemorativo de la efeméride. Sin embargo, este plazo se incumplió totalmente y, por si fuera poco, el retraso se acrecentó todavía más, debido a los complejos trámites administrativos -el medallón debía ser autorizado por la Comisión Territorial de Patrimonio de la Junta, hecho que no se materializó hasta marzo de 2018- y, posteriormente, este tortuoso proceso se complicó todavía más y tropezó con más trabas con el estallido de la pandemia del coronavirus y el confinamiento domiciliario en marzo de 2020. 

El calendario indica que nos encontramos actualmente a punto de acariciar el ecuador de noviembre de 2021 y el egregio monarca sigue aguardando a que el prometido y anhelado medallón dedicado a su memoria luzca en la Plaza Mayor. En los círculos del Consistorio se justifica esta llamativa demora en que la pandemia del coronavirus trastocó muchas de las previsiones y plazos iniciales del Ayuntamiento y entre este elenco de asuntos se encuentra, precisamente, el medallón de Alfonso IX. Es cierto que las bases del concurso para seleccionar al artista que deberá esculpir el medallón se encuentran prácticamente redactadas, pero la convocatoria todavía no se ha efectuado. Lo que está ya plenamente confirmado es que la efigie de Alfonso IX no se ubicará en el Pabellón Real, donde se encuentran los grandes monarcas de la historia de España, sino en el Pabellón de Petrineros, donde se erigen medallones dedicados a insignes literatos de las Letras españolas, como Miguel de Cervantes y Santa Teresa de Jesús. El Consistorio descartó finalmente que ocupase el espacio vacío que quedó tras la retirada del medallón de Francisco Franco en el Pabellón Real, aunque en un primer momento se planteó esta posibilidad.

Propuestas rechazadas

El rocambolesco debate patrimonial sobre la incorporación de nuevos medallones en los arcos de la Plaza Mayor ha estado salpicado en los últimos años por más nombres. La retirada en junio de 2017 de la imagen de Francisco Francio dio paso a un aluvión de especulaciones y conjeturas, en las que se planteaba que la solución más idónea para el vacío creado era colocar un medallón con el rostro de Felipe VI. El Ayuntamiento se apresuró entonces a aclarar que en ningún momento se había barajado esta alternativa y que la única iniciativa real era dedicar un altorrelieve en los arcos del ágora monumental al fundador de la Universidad salmantina.

Tampoco prosperaron en los últimos años otras dos propuestas de incrementar el número de medallones con las efigies de dos carismáticas mujeres: Beatriz Galindo 'La Latina' y Lucía de Medrano. Los requisitos para formar parte del programa iconográfico de la Plaza Mayor estipulan varios requisitos, como son la vinculación del personaje histórico propuesto con la ciudad de Salamanca, su importancia nacional y su proyección internacional. Por todo ello, la Comisión Territorial de Patrimonio de la Junta solicitó un informe a una reconocida especialista en la materia, como es la profesora titular de Historia Moderna de la USAL, Ana María Carabias. En su detallado y documentado informe, esta especialista desmontó los méritos atribuidos tradicionalmente a estas dos féminas como pioneras en el acceso de la mujer a los estudios universitarios.

En el caso de Alfonso IX, el olvido histórico resulta especialmente sangrante, dado que el único recuerdo que la ciudad guarda del monarca que fundó la universidad más antigua de España es una avenida que lleva su nombre en el barrio de Garrido. Lamentablemente, el prometido y anhelado medallón en la Plaza Mayor sigue siendo una asignatura pendiente.