La tarde del 22 de diciembre no transcurrió como cualquier otra en el entorno del Parque del Salón de Isabel II, uno de los espacios más concurridos de Palencia. Durante horas, vecinos, viandantes y conductores asistieron a una escena repetida que fue ganando tensión: un hombre se arrojaba a la calzada una y otra vez, interrumpiendo el tráfico y poniendo en riesgo tanto su propia integridad como la de quienes circulaban por la zona.
Hasta en cuatro ocasiones, a lo largo de esa misma tarde, fue necesaria la intervención de efectivos de la Policía Nacional, de la Policía Local y de los servicios sanitarios. Cada aviso respondía al mismo patrón: la presencia del varón en plena vía, con comportamientos imprevisibles y peligrosos que obligaban a cortar o ralentizar la circulación para evitar un atropello.
El último episodio llegó tras una llamada de los Servicios de Emergencias 112 Castilla y León, canalizada a través de la sala CIMACC 091. Los agentes localizaron al hombre en las inmediaciones del Parque del Salón de Isabel II, ocupando de nuevo la calzada e increpando e insultando a las personas que se encontraban en el lugar, principalmente a grupos de menores de edad.
Cuando los policías intentaron identificarlo y le indicaron que abandonara la vía para evitar un accidente, el individuo hizo caso omiso de las instrucciones. La situación se deterioró rápidamente y acabó con un enfrentamiento directo, en el que el varón arremetió de forma violenta contra los agentes. Fue entonces cuando se procedió a su detención y traslado a dependencias policiales.
El detenido, un hombre español de 54 años, nacido en 1971, cuenta con numerosos antecedentes policiales. Se le imputa un delito contra la seguridad vial y otro de resistencia y desobediencia, después de una jornada marcada por intervenciones continuadas para evitar consecuencias mayores.
Fuentes policiales subrayan que la reiteración de la conducta —arrojarse a la calzada hasta en cuatro ocasiones en una sola tarde— generó una situación de riesgo constante, tanto para el propio implicado como para conductores y peatones. Una secuencia de hechos que obligó a mantener la vigilancia durante horas en una de las zonas más transitadas de la ciudad para evitar que una conducta imprudente acabara en tragedia.
