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El prestigioso cardiólogo Felipe Fernández-Vázquez entró en el Paraninfo Gordón Ordás de la Universidad de León como cardiólogo y salió, además, como académico de número de la Academia de Ciencias Veterinarias de Castilla y León. Lo hizo con un discurso que no solo repasó avances científicos, sino que puso a las personas en el centro. Y lanzó una advertencia que sonó rotunda en el auditorio: la insuficiencia cardiaca es hoy “un problema de salud pública de primera magnitud”.

Describió una realidad que ve cada día en la consulta: pacientes mayores, vidas limitadas por la fatiga y la falta de aire, familias que se reorganizan alrededor de una enfermedad silenciosa, pero cada vez más presente. No es solo una patología del corazón, es un desafío social, humano y sanitario que desborda recursos y exige nuevas respuestas.

Entre esas respuestas, Fernández-Vázquez destacó los avances de la Reparación Mitral Percutánea, una técnica mínimamente invasiva sobre la que ha investigado y trabajado intensamente. Y lo explicó con emoción: esta intervención “no solo representa un hito y un avance tecnológico e innovador en la evolución terapéutica de la insuficiencia mitral, sino la oportunidad de ofrecer esperanza y una opción eficaz”. Para muchos pacientes, añadió, significa una segunda oportunidad.

Pero no se quedó en lo clínico. Aprovechó su ingreso en la Academia para cuestionar fronteras y compartimentos estancos entre disciplinas. “¿Dónde están las barreras entre la medicina humana y la veterinaria?”, preguntó. Defendió que la ciencia es una, que la salud —humana y animal— comparte raíces, y que los avances nacen cuando se trabaja desde la colaboración, no desde la separación.

Cerró con un gesto de gratitud hacia los profesionales que le acompañan desde hace años, hacia quienes le enseñaron, y hacia quienes ahora aprende con él. Y dejó una idea que resume su manera de entender la medicina: la tecnología salva, el conocimiento impulsa, pero la vocación es lo que da sentido a todo.