La prestigiosa revista Science ha publicado esta semana un estudio que cambia la visión sobre los últimos dinosaurios que habitaron Estados Unidos. El investigador de la Universidad de León Jorge García Girón, es uno de los autores principales de dicho descubrimiento.
El artículo, titulado Late-surviving New Mexican dinosaurs illuminate high end-Cretaceous diversity and provinciality, analiza los fósiles de la Cuenca de San Juan, en Nuevo México.
Estos fósiles proceden del Miembro Naashoibito de la Formación Ojo Álamo. Todos los dinosaurios no avianos se extinguieron hace unos 66 millones de años por el impacto de un asteroide en Yucatán, que eliminó cerca del 75 % de la vida en la Tierra.
Jorge García Girón, profesor de Ecología de la Universidad de León
"Los dinosaurios de Naashoibito vivían al mismo tiempo que grandes estrellas del imaginario colectivo, como el Tyrannosaurus rex o el Triceratops. No estaban en decadencia. Sus comunidades estaban conformadas por muchas y diferentes especies y variedades", asegura Andrew Flynn, profesor de Geología de la Universidad Estatal de Nuevo México y autor principal del estudio.
A diferencia de los ecosistemas del norte de Estados Unidos, dominados por manadas de Triceratops y Edmontosaurus, la fauna de Nuevo México estaba liderada por el enorme saurópodo Alamosaurus.
Este gigante de cuello largo podía superar en longitud a dos camiones grandes, pesar entre 30 y 80 toneladas y alcanzar entre 9 y 15 metros de altura. "Sería el equivalente a una ballena azul, pero la mitad de pesado", explica Jorge García Girón.
El profesor de la ULE señala que "los dinosaurios de Nuevo México, con especies distintas a las de Wyoming, Montana y Dakota del Norte, tienen la misma edad geológica".
"Esto demuestra que no estaban condenados a desaparecer antes de la extinción. Estaban prosperando, y el asteroide los noqueó de golpe", añade. La investigación contradice hipótesis previas que sugerían un largo declive ecológico de los dinosaurios.
Otro hallazgo clave del estudio es la diversidad biológica de los mamíferos tras la extinción. "Los mamíferos de las regiones septentrionales y meridionales de Norteamérica eran muy diferentes entre sí a principios de la Era Cenozoica", afirma Steve Brusatte, profesor de Paleontología y Evolución de la Universidad de Edimburgo. "A diferencia de otras extinciones masivas, los ecosistemas no se volvieron uniformes", añade.
Los investigadores utilizaron la dirección del campo magnético y análisis químicos de los cristales de las rocas para fechar los fósiles. Descubrieron que los dinosaurios de Nuevo México coincidían en edad con los de la Formación Hell Creek, en Dakota del Norte y Montana.
"La desaparición de los dinosaurios es el caso más famoso de extinción masiva", señala García Girón. "Hasta ahora teníamos pocos fósiles de los últimos cientos de miles de años del Cretácico. Mucho de lo que sabíamos provenía de fósiles más antiguos y modelos estadísticos", asegura.
"Ahora tenemos fósiles de dinosaurios justo al final de la Era Mesozoica. Estos animales se enfrentaron al asteroide cara a cara", destaca Brusatte. La comparación con otros fósiles bien fechados muestra que sus comunidades eran muy diferentes. "Había una gran variedad de dinosaurios hasta el momento en que el asteroide los barrió de la Tierra", añade.
"Podemos demostrar sin dudas que estos dinosaurios son de los últimos del Cretácico", concluye Jorge García Girón. "Estas rocas se formaron en los últimos 380.000 años de ese periodo. Eran los últimos dinosaurios vivos en Nuevo México antes del impacto", finaliza.
