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Un equipo de investigadores del Departamento de Biología Molecular de la Universidad de León, junto con colaboradores de la Universidad de Murcia y del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León, publicará en 2026 un estudio pionero que analiza los efectos de las olas de calor en la acuicultura de trucha arcoíris en su fase de crecimiento.

La investigación será publicada en la revista Aquaculture. Los autores consideran imprescindible "aumentar el esfuerzo de monitoreo ambiental" para que los gestores de acuicultura puedan tomar "decisiones estratégicas y adaptadas geográficamente".

La doctora y profesora de la Universidad de León, Marta Riesco, asegura que "ante los actuales escenarios de cambio climático y las consecuencias de la fisiología y bienestar de los animales, urge el desarrollo de estrategias para mitigar sus efectos sobre los peces de cultivo y adaptar los protocolos para asegurar la continuidad y sostenibilidad de la industria acuícola".

"Castilla y León es líder nacional en la producción de trucha arcoíris y una fuente de empleo, asentamiento poblacional en zonas rurales, y de alimentación saludable para la población", afirma Riesco.

En este sentido, la profesora de la ULE asegura que este estudio es "muy importante" no solo para la Comunidad sino también para otros países dado que la trucha arcoíris es una de las especies "más cultivadas del mundo".

La investigación evaluó durante cuatro años la incidencia de las olas de calor en 17 localizaciones de Castilla y León, la principal comunidad productora de trucha en España. Durante este tiempo, analizaron variables como temperatura, contenido de oxígeno disuelto, caudal y nivel del agua.

Los resultados mostraron que la duración de las olas de calor ha aumentado progresivamente, alcanzando hasta 71 días, con intensidades máximas de casi 9º C por encima de la media.

Riesco explica que estos eventos de olas de calor "afectan no solo a la población humana, sino a todo el ambiente natural y fauna que nos rodea, como hemos visto en nuestros montes".

El estudio ha permitido a los investigadores identificar una "metodología sencilla y poco invasiva" para evaluar cómo las olas de calor afectan a la fisiología de los peces.

Por tanto, han identificado que en una piscifactoría, los animales están bajo "estrés térmico" derivado de la climatología para que los acuicultores tomen decisiones oportunas para "mejorar su bienestar y evitar las posibles pérdidas económicas asociadas a estos eventos".

Para entender cómo estas condiciones afectan a la trucha arcoíris, los investigadores expusieron ejemplares de talla comercial a un modelo de ola de calor de 19 días recreando un escenario real ocurrido en la naturaleza.

Los resultados indicaron que los peces mostraron una tendencia a la disminución en peso corporal, un aumento de indicadores de estrés oxidativo en la piel y en plasma sanguíneo y una regulación al alza en genes relacionados con el estrés por calor.

Sin embargo, no detectaron alteraciones significativas con el equilibrio redox en branquias e hígado. Unos hallazgos que destacan "la necesidad de implementar estrategias de mitigación en la acuicultura".

El estudio también destaca que no todas las zonas que están cercanas al nacimiento de un río son aptas para la acuicultura resiliente.

Esta investigación la han liderado la doctora y profesora de la ULE Marta Riesco y el doctor Ignacio Fernández, investigador del Instituto de Ganadería de Montaña (CSIC-Universidad de León) en un equipo formado también por el catedrático de la ULE Paulino de Paz Cabello.

Además de la investigadora predoctoral de la ULE Laura Calvo-Rodríguez y la doctora María Ángeles Esteban, de la Universidad de Murcia.