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Carmen Lomana lleva más de media vida en Madrid. Sin embargo, esta no es la única ciudad que ha logrado conquistar a la empresaria y colaboradora de televisión.

También lo ha hecho León, y no solo por ser el lugar donde nació, sino también por los inolvidables recuerdos y vivencias que aún guarda de la ciudad, sus indudables encantos y, cómo no, por el arraigado vínculo familiar que le une a la misma.

Tal y como ha revelado la propia Carmen en una entrevista con EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León, su especial relación con León se debe a los orígenes de su familia materna.

Sus abuelos, Plácida y Adriano, eran de la provincia y, aunque pronto emigraron a La Habana (Cuba), coincidió que Josefina, la madre de Carmen, conocida por todos como Fefa, también nació en la capital leonesa.

La colaboradora recuerda que su abuelo fue el primero en irse a Cuba. A los años, se prometió con la hermana mayor de Plácida, pero cuando este regresó a España para formalizar el compromiso, quedó perdidamente enamorado de esta última, la que con el tiempo acabaría convirtiéndose en la abuela de Carmen Lomana.

Por aquel entonces, Plácida era menor de edad, así que Adriano decidió volver a La Habana hasta que finalmente se pudieron casar.

Carmen Lomana con su madre en una imagen publicada en redes sociales @carmen_lomana Instagram

Tras ello, el matrimonio se instaló en el país caribeño, donde residió hasta que vivieron la que Carmen define como "una historia muy dura y dolorosa". Perdieron dos hijos "de una forma muy triste" y, dado que todo les recordaba a ellos, decidieron regresar a España y, en concreto, a León, donde se encontraban sus raíces.

Allí Carmen recuerda que estos tenían una casa de indianos en la calle Alcázar de Toledo, "típica y maravillosa", en la que su progenitora pasó su infancia y juventud. "Cuando se casó, se fue de León", confiesa Carmen.

Sin embargo, si algo tenía claro Josefina, "leonesa hasta la muerte", es que al menos el primero de sus hijos nacería en su tierra natal. Y así fue.

Pocos días antes de dar a luz a Carmen, la primogénita, Fefa hizo las maletas y se marchó a la casa de su hermana mayor, ubicada en la calle La Torre de la ciudad. "Y ahí nací yo, en la casa de mi tía Aurora con un médico y una matrona", revela.

No obstante, la colaboradora nunca ha llegado a vivir en la capital leonesa, pues, a los pocos días de nacer, se marchó con sus padres a la casa familiar.

Si bien, asegura que sus visitas a León eran frecuentes, dado que por aquella época "mis abuelos estaban mucho más en León que en La Habana e iba continuamente a su casa".

De hecho, en la capital leonesa Carmen hizo la primera comunión, pues recuerda que "me encantaba estar ahí". En este sentido, confiesa tener "muchos y muy felices" recuerdos de su infancia, cuando jugaba con sus abuelos en la Plaza de la Inmaculada y paseaba con ellos por La Condesa y Papalaguinda.

"Mi abuelo me compraba helados en una pastelería que se llamaba La Coyantina (una de las más emblemáticas de la ciudad) y desde entonces recuerdo los helados de León como los más ricos. En León siempre ha habido unas pastelerías espectaculares porque los leoneses somos muy golosos", asegura.

Carmen también tiene gratas anécdotas de su adolescencia, cuando le gustaba salir con su "pandilla" y tampoco se perdía, por nada del mundo, la Semana Santa.

"Lo recuerdo como una maravilla, me gustaba mucho León y lo pasábamos muy bien. Era una vida muy apacible", reconoce.

Sin embargo, con el paso de los años sus visitas se fueron reduciendo cada vez más, sobre todo, desde que falleció su madre, quien, cuando se hizo mayor, regresó junto a su marido a León, a una casa de la Avenida Ordoño II.

"Mi madre era muy conocida en León. Todo el mundo la recuerda paseando por Ordoño II y yo con 90 años durmiendo con la ventana abierta a pesar del frío que hace allí, que para ella era un tiempo maravilloso", señala Carmen.