Sentirse escuchado. Expresar los sentimientos. Notar que alguien está ahí para aconsejarte, entenderte, apoyarte. Una mano amiga que te hace el camino más fácil. Es tan importante y, tristemente, tan poco habitual, que hasta resulta raro que alguien se acerque para que le cuentes tus preocupaciones.
Hay personas, y negocios, que se han convertido en un refugio para quienes tienen ese sentimiento de tristeza y no saben dónde acudir. Hoy en día, la sociedad camina extremadamente deprisa. Quizá sin observar cómo están los que le rodean y sin entender cuándo necesitan ayuda.
Ante esta rapidez, inmediatez y falta de empatía, aparecen personas como Pilar Pomarino, la dueña de la tienda El Baúl de Pili, ubicada en Valderas (León). Su gesto se ha vuelto viral y, aunque debería ser de lo más común, se ha convertido en un hecho anecdótico.
El cartel en la puerta para animar a los vecinos y turistas a entrar
En la entrada de su negocio, ha colgado un cartel, que tiene su origen en la tienda de La Vecina en Cádiz, con el que anima a todo el que se sienta solo a entrar.
"Querido vecindario: a todas las personas que os sintáis solas, podéis entrar a charlar. Podemos hablar de lo caro que está to', del tiempo, de cómo están tus hijos o de qué vamos a hacer de comer", refleja el cartel que está colgado en la puerta.
Pomarino explica, en declaraciones a EL ESPAÑOL- Noticias de Castilla y León, que lo que busca es que la gente "no se sienta sola" y añade que son las pequeñas tiendas quienes tienen que "salvar lo que es nuestro".
Pone como ejemplo los grandes establecimientos o las marcas conocidas, a las que cada día acuden miles de personas, pero donde "no hay ni una cajera que te sonría". Para ella, los clientes no "son solo una venta" porque, lamenta, en la sociedad en la que vivimos "todos estamos solos" y "nadie te mira". Y eso es lo que ella pretende: ser un refugio para quienes necesitan sociabilizar.
La dueña de El Baúl de Pili, que mantiene colgado este curioso cartel desde verano, asegura que, a veces, hay personas que no entran porque creen que les puede molestar si no compran: "Es todo lo contrario, me enfado si no entran. Hace falta relacionarnos, no comprar".
Cierto es que, gracias a esta iniciativa, ha aumentado sus ventas ya que a quienes pasan por allí les hace gracia y entran. Pero para ella ha supuesto mucho más que un incremento económico.
"Me he encontrado de ir a comprar ropa y salir porque ni una cajera te ha mirado. La culpa la tenemos los consumidores", critica. Y es que Pilar lo que más valora es poder "entablar una conversación" con quienes se animan a cruzar la puerta, más allá de que luego les guste o no la ropa.
Por ese ritmo frenético, que no permite detenerse ni un minuto, lamenta que entran personas por la puerta y "nadie empatiza". Una iniciativa con la que ha aprendido a que lo más importante es: "Sonreírle, mirarle a los ojos y decirle 'estoy aquí'".
Pilar, la dueña de la tienda que ha alegrado a decenas de personas con su bonito gesto
Una iniciativa que ha sido tremendamente aplaudida en redes sociales. "Precioso"; "¡Qué bonita idea!" o "Solo a charlar. Como si charlas amigablemente fuera algo fácil en esta España". Estos han sido algunos de los comentarios más repetidos.
En definitiva, un bonito gesto que no cuesta nada y consigue animar a quienes pasan por allí y están teniendo un mal día.