N.M.J / ICAL

El miedo, los nervios y la preocupación marcaron la primera noche de los más de 200 evacuados a Salas de los Infantes (Burgos) con motivo del incendio forestal de Quintanilla del Coco, que podría haber arrasado ya unas 3.500 hectáreas. Los vecinos de cinco localidades de la comarca del Arlanza fueron evacuados ayer a los pueblos de Salas, Huerta de Rey y Caleruega, ante la rápida expansión del fuego.

Salas de los Infantes fue la primera en recibir a los evacuados, convirtiéndose en el punto de encuentro de aquellos que huían de las llamas que se iniciaron en Tejada y que fueron desplazándose por varios pueblos. El fuego continúa hoy activo, aunque “técnicamente estabilizado”, según explicó el delegado territorial de la Junta de Castilla y León en Burgos, Roberto Saiz. Las próximas horas serán clave, dado que se teme que el fuego pueda avivar las llamas.

El fuego que se inició a mediodía sorprendió a los vecinos de los pueblos cercanos, que aseguraron que pensaban que incluso podía ser “calima”. Fue el caso de una vecina de Santo Domingo de Silos, que estaban tranquilamente preparándose para ir a comer y empezaron a ver polvo, y creyeron que se trataba de la calima, y no del humo del fuego. “De repente vimos las llamas y nos dijeron que había que evacuar”, apunta, señalando la rapidez con la que se produjo todo.

Fueron a parar a Salas, donde aseguran que se les ha tratado muy bien desde el primer momento. De hecho, dos voluntarios del pueblo, Miguel Ángel y Antonio, que acudieron a la llamada de ayuda, tras conocer que se iba a montar un albergue provisional en el polideportivo, explican que a las 16 horas les avisaron de esto y no se lo pensaron y se acercaron a echar una mano. “Ayudamos a preparar el polideportivo, limpiarlo, preparar bocadillos...etc, hasta que empezaron a llegar”, apunta uno de ellos.

De hecho, los primeros en llegar fueron cuatro personas a los que el fuego les había pillado desalojando el pueblo en su coche. Uno de ellos venía un poco quemado y los otros afectados por el humo, según explican. “La gente venía nerviosa y triste. Algunos lo han perdido todo”, afirma. Para ellos, lo importante ahora es poder ayudar a los afecatados en todo lo posible. “Estamos dispuestos y disponibles. Solo ayudamos”, apuntan.

La peor parte del incendio de ayer se la llevó el pueblo de Santibañez del Val, donde las casas también sufrieron las consecuencias del fuego. Lucía, cuyo marido en natural del pueblo, recuerda con pena lo acontecido ayer y cómo el fuego ha quemado su cosecha. “Fue un visto y no visto”, afirma en relación a lo rápido que empezaron a crecer las llamas. “Santibañez es el pueblo más afectado. Casas y naves hundidas”, afirmó.

Tanto ella como su marido fueron a parar al albergue provisional de Salas, sin embargo explica aque ella ha dormido en el coche, o al menos lo intentó. “No he dormido, he estado sentada en el coche y he pasado frío. Están los montes hechos una pena. Sin organizar ni limpiar, el fuego arrasa con todo”, afirma. Pese a no haber pernoctado dentro del polideportivo, asegura que todos los voluntarios, tanto del pueblo como de Cruz Roja, se han “portado muy bien”.

Junto a Lucía, otros vecinos que se encontraban durante el día de hoy en el polideportivo de Salas, lugar provisional de acogida de los desplazados, aguardaban con nervios e incertidumbre noticias sobre el incendio y se preguntaban cuándo podrían regresar a sus casas.

Operativo de ayuda en Salas

La localidad burgalesa de Salas de los Infantes y sus instalaciones han sido las encargadas de acoger a unas 200 personas evacuadas, entre ellas un campamento de un centenar de personas, entre ellos padres e niños de entre 8 y 13 años, procedente de Santo Domingo de Silos. Los evacuados comenzaron a llegar el domingo por la tarde, y Cruz Roja fue, junto a la ayuntamiento de Salas la encargada de coordinar el operativo que ayer movilizó a 25 voluntarios. Se acercaron al lugar incluso voluntarios de Cruz Roja Soria.

Durante la noche, con el fin de ofrecer apoyo, pernoctaron siete voluntarios, aunque, tal y como apunta la portavoz de Cruz Roja, Yaiza Martín, dormir esta noche era “complicado”. “Han estado de un lado para otro toda la noche. Son momento muy duros y traumáticos. Te han sacado de tu casa y no sabes lo que vas a encontrar a la vuelta”, concluye.

Por el momento, a esperas de ver cómo avanza la situación, el alcalde de Salas, Francisco Azua, asegura que podrán permanecer el tiempo que sea necesario y si tienen que seguir pernoctando se les dará de comer y ayudará.

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