El Consejo de Gobierno de la Universidad de Burgos (UBU) ha aprobado este viernes en sesión ordinaria de manera telemática un plan docente para el curso 2020/2021 ante la pandemia de COVID-19, según ha informado la Institución académica a través de un comunicado recogido por Europa Press.

El plan, que recoge las recomendaciones del Gobierno ante la pandemia, plantea un modelo de docencia presencial "segura" que pueda adaptarse a los distintos escenarios que se planteen en función de las circunstancias futuras.

El documento prioriza la seguridad sanitaria y la salud de todos los miembros de la comunidad universitaria sobre cualquier otra consideración y marca una serie de criterios para garantizar la continuidad de las actividades académicas con calidad y rigor.

Del mismo modo, pretende aportar transparencia y claridad en la información al estudiante y resultar reversible y flexible, permitiendo que la enseñanza se adapte a las diferentes condiciones sanitarias que puedan darse en función de la evolución de la pandemia.

En este sentido, la Universidad de Burgos defiende como básico el modelo de universidad presencial, dando máxima importancia a la interacción entre profesorado y estudiantado, que contribuye a la formación del estudiante y al aprendizaje colaborativo en convivencia con profesores y compañeros.

Ante la incertidumbre que genera la coyuntura actual, el plan establece tres escenarios posibles, en función de la situación sanitaria, de tal forma que prevé actuaciones en un escenario similar al anterior al de la crisis del coronavirus, en un modelo de enseñanza combinada presencial y telemática y un tercer escenario que sólo entraría en vigor si las autoridades sanitarias imponen nuevas limitaciones severas de movilidad o medidas de confinamiento masivo de la población.

No obstante, la UBU considera que, mientras no exista vacuna o tratamiento eficaz contra el COVID-19, es el modelo de enseñanza combinada, el que tiene mayor probabilidad de establecerse en el inicio del próximo curso.

En este caso, la docencia presencial se utilizará preferentemente para prácticas y otras actividades que se consideren necesarias, tales como las pruebas de evaluación, reduciéndose el coeficiente de presencialidad únicamente en aquellas asignaturas que, debido a limitaciones de aforo o de otro tipo, así lo requieran.