A los pies de la Sierra de Gredos se ubica Candeleda, que pasa por ser uno de los pueblos más bonitos del Valle del Tiétar. Se ubica a unos 100 kilómetros al suroeste de la capital abulense, muy cerca de la provincia de Toledo y Arenas de San Pedro.
Está rodeado de ríos y gargantas que hacen que su patrimonio natural esté a la altura de todo el encanto cultural que atesora y también del patrimonial.
Son muchos los turistas que por allí pasan a lo largo de todo el año para disfrutar de la Plaza del Castillo o de sus calles, con unas plantas que dan un encanto especial al lugar.
La inocencia de un niño de, tan solo nueve años, ha enamorado al lugar y el alcalde, Carlos Montesino, cuenta la historia a EL ESPAÑOL de Castilla y León.
“Antonio me dijo que esto hay que contarlo porque esta es una historia de las que arreglan el día”, asegura el primer edil. La verdad es que sí. Es una historia cargada de humanismo.
Y es que, en la localidad abulense, un niño de nueve años, del Colegio Almanzor, hijo de padres inmigrantes, lleva saludando, cada tarde y desde la cristalera, a un vecino de más de 90 años que descansa en su sillón con su bufanda del Atlético de Madrid.
“Es un gesto sencillo, diario, lleno de luz. Hace unos días, el pequeño llamó al cristal y le entregó un dibujo con unas palabras tan bonitas que dejaron al atlético de toda la vida completamente emocionado”, explica Carlos Montesino.
Añade que el vecino de 90 años llegó a ir al colegio “preguntando por el pequeño” para “llevarle un regalo de agradecimiento”.
“Hoy ese dibujo está plastificado en la cristalera. Pasa algo precioso, la gente se detiene, lo lee y sonríe. Todos dicen lo mismo: ‘Qué niño más especial’”, afirma el regidor.
Lo es. Nuestro protagonista cuenta con una sensibilidad que ilumina. Además de un corazón limpio, generoso, capaz de mejorarlo el día a cualquiera con un simple saludo.
“Ojalá nunca pierda esa forma tan bonita de mirar y de tratar a los demás”, finaliza el alcalde de Candeleda.
