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De momento pocas noticias optimistas. Las llamas y el humo mantendrán confinadas las localidades de Mombeltrán y El Arenal, en el Barranco de las Cinco Villas, en Ávila, en una noche que se prevé complicada.

Durante toda la jornada, el operativo desplegado en el incendio forestal que afecta a estas dos poblaciones y Cuevas del Valle alcanza ya más de 500 personas que trabajan sobre el terreno, en una jornada especialmente difícil por la meteorología y el comportamiento del fuego. Las primeras estimaciones mediante el sistema Copernicus apuntan a que las llamas afectan a alrededor de 3.000 hectáreas.

Esta misma tarde, la Junta de Castilla y León decidió el confinamiento de la localidad de Mombeltrán por un ataque técnico que provocará llamas y humo a lo largo de la tarde y próxima al pueblo, según fuentes del Gobierno autonómico.

Mientras El Arenal estará confinado por el humo que llega del propio fuego, en las últimas horas también se ha decretado en Mombeltrán debido a un ataque técnico que provocó llamas y humo a lo largo de la tarde y próxima al pueblo.

El jefe de Servicio de Extinción de Incendios, Ángel Sánchez, sostuvo hace unos minutos que la noche “se prevé dura” y recordó que ayer la situación “era buena, pero rachas de viento estropearon todo el trabajo realizado por la noche”. Señaló que se sigue perimetrando los núcleos urbanos, que “son la prioridad”, y dentro del propio perímetro, asegurar “con ataques directos o pases de maquinaria pesada para intentar adelantarse a los posibles cambios meteorológicos a lo largo de la noche”.

El fuego aún no está ni siquiera estabilizado, paso previo al control y extinción. “Con el perímetro que está alcanzando no será ni hoy ni para mañana. No sé cuánto nos va a llevar poderlo dar como controlado y extinguido”, dijo.

“El ataque técnico, que se va a realizar, va a provocar llamas y humo”, apuntó el delegado territorial de la Junta en la provincia, José Francisco Hernández, quien dio cuenta al CECOPI de esta medida técnica propuesta por el jefe de jornada y el director técnico de extinción.

La Unidad Militar de Emergencias (UME) ha reforzado esta mañana su despliegue con nuevos efectivos enviados desde León. Con esta ampliación, el operativo suma ya 161 militares y 59 medios, en una carrera contrarreloj por frenar las llamas antes de que el viento empeore aún más la situación.

Durante la noche, los equipos trabajaron sin descanso para evitar que el fuego alcanzara el cementerio de El Arenal, que finalmente pudo ser salvado.

Sin embargo, el foco más preocupante se sitúa ahora en el flanco derecho, en el término municipal de Mombeltrán, donde las llamas avanzan sin control. La calma del viento durante la madrugada ha permitido ciertos avances, pero a partir de las 11:00 horas se espera un cambio a componente suroeste con rachas de hasta 30 km/h, lo que podría dar un giro peligroso al incendio.

Desde la Consejería de Medio Ambiente advierten que los trabajos continúan a contrarreloj para frenar a este monstruo. La Junta mantiene el incendio en Nivel 2 de peligrosidad, lo que permite solicitar medios estatales ante el riesgo potencial para personas y bienes.

En El Arenal, la preocupación es máxima. Las llamas han llegado a las proximidades del municipio y se han activado todos los recursos locales.

Las autoridades han desaconsejado expresamente que los vecinos acudan a ayudar, por el alto riesgo que entraña intervenir sin medios ni formación especializada. La emoción y la solidaridad han llevado a muchos a ofrecerse voluntarios, pero la Junta insiste en que cualquier imprudencia podría tener consecuencias fatales.

Mientras tanto, los medios aéreos ya se preparan para incorporarse al dispositivo en cuanto las condiciones lo permitan. Helicópteros y aviones de carga en tierra intervendrán sobre los focos más activos, especialmente en las zonas de Mombeltrán y el entorno de El Arenal.

Este incendio, declarado a primera hora del lunes, ha puesto en jaque al Valle del Tiétar. La complicada orografía, las altas temperaturas y la acumulación de combustible vegetal tras una primavera húmeda han generado el cóctel perfecto para una catástrofe medioambiental que aún está lejos de concluir.