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A los pies de la Sierra de Gredos se ubica Candeleda que pasa por ser uno de los pueblos más bonitos del Valle del Tiétar. Se ubica a unos 100 kilómetros al suroeste de la ciudad de Ávila y muy cerca de la provincia de Toledo y de Arenas de San Pedro.

Está rodeado de ríos y gargantas que hacen que su patrimonio natural esté a la altura del cultural y, en la actualidad y según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) cuenta con una población de 5.031 habitantes.

Su casco antiguo es una auténtica preciosidad y comienza en la Plaza del Castillo con la escultura de la cabra montesa. Entre sus casas típicas, con solanas voladas, destaca la Casa de las Flores con el Museo del Juguete de Hojalata en la Plaza Mayor, que se ubica junto al Ayuntamiento.

También destacan la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que es el templo principal de la localidad abulense y a las afueras está el santuario de Nuestra Señora de Chilla y el castro celta en la población de El Raso. De este yacimiento son los restos del museo y es el asentamiento más antiguo e importante de Castilla y León.

En Candeleda decidió Diego Vicente Clavero abrir su negocio de bicicletas hace cinco años, sin miedo a nada y en su apuesta por el mundo rural. La Bicicletería, como se llama la tienda, cambió de ubicación hace ocho meses y nuestro entrevistado piensa en grande mirando al futuro.

Conocemos su historia en esta entrevista con EL ESPAÑOL de Castilla y León, donde el joven de 34 años nos cuenta los secretos de su éxito.

La Bicicletería de Diego en Candeleda Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

La vida de Diego

Nuestro entrevistado nació en Toledo que es donde vivían sus padres por aquel entonces pero rápido se trasladaron a Ramacastañas, una pequeña pedanía de Arenas de San Pedro en la provincia de Ávila, a escasos 15 minutos de Candeleda, donde lleva prácticamente toda la vida.

“Soy un joven de la zona. Aunque nací en Toledo he vivido desde siempre en Ramacastañas. Estudié en Salamanca Ciencias Políticas y Administración Pública. Me gustaban las Relaciones Internacionales pero el destino para mí era otro”, confiesa Diego.

Amante de los viajes y de las bicicletas, como no podía ser de otra manera, recuerda su infancia como la que vive cualquier joven de pueblo. Disfrutando de sus amigos y de sus abuelos.

“De pequeño quería ser astronauta, pero finalmente eso quedó un poco lejos”, asegura con ironía nuestro protagonista.

Ahora es el gerente de una tienda de bicis que va viento en popa y a toda vela en Candeleda.

La Bicicletería

“Trabajaba como asalariado en una cadena de bicis y no había buenas condiciones. Pensé en abrir un negocio de ocio y tiempo libre, pero, al final, hice búsquedas en Candeleda, vi que no había otra tienda de bicicletas y me decidí por abrir este negocio”, asegura.

La Bicicletería abre sus puertas allá por el 12 de junio de 2020. Ha cumplido cinco años hace poco. Hace ocho meses decidió cambiar de ubicación para adquirir un local de 120 metros cuadrados en la Avenida Ramón y Cajal 1, la arteria principal del municipio.

“Los principios fueron laboriosos. Comencé con una inversión mínima. Tenía 3.500 euros y con ello empecé”, nos explica nuestro entrevistado.

Imagen de una bicicleta en la tienda. Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

En La Bicicletería se encarga de reparar y vender bicicletas. Ahora quiere impulsar también el alquiler de las mismas y además trabaja para la Federación Española de Ciclismo como mecánico.

“Sobre el nombre de nuestra tienda buscábamos algo juguetón y apostamos por La Bicicletería. Cuento con un empleado y sacamos adelante el trabajo y el negocio cada día”, añade.

Un fiel defensor del mundo rural

Sinceramente, vivir en el mundo rural es lo mejor del mundo. Puedo salir a montar en bici, ir a ver a mis padres cuando quiera, tomarme una caña con los amigos y tengo el aeropuerto a dos horas. Es fantástico”, apunta.

Insta a “todo el mundo” a emprender en el mundo rural. Afirma que en los pueblos “hay lugares que cuentan con un enorme potencial” y que “se puede vivir mejor que en la ciudad”.

Soy un fiel y ferviente defensor del mundo rural. Yo apuesto por ello y no hay que dejarlo morir. Ahora hemos empezado a vender bicis de conocidas marcas y queremos potenciar ese alquiler para ver cómo va funcionando”, finaliza.

El futuro es esperanzador para un negocio que suma años y un joven que apuesta por el mundo rural.

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