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Agosto ha sido un mes horribilis para el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. El dirigente popular encaraba la recta final de la legislatura, con la vista puesta en las próximas elecciones autonómicas, previstas para marzo de 2026, con el viento a su favor pero los terribles incendios que han asolado la Comunidad han amenazado sus expectativas.

Las duras críticas a su gestión de los fuegos tanto por parte de los grupos de la oposición en las Cortes, que este viernes han pedido su dimisión, como de los ciudadanos con grandes movilizaciones en las calles− han complicado la aspiración del presidente de la Junta de acercarse a la mayoría absoluta en los próximos comicios y evitar volver a depender de Vox para gobernar.

El principal objetivo de Mañueco en las elecciones de marzo de 2026 es conseguir un número de procuradores que se acerque o llegue a los 41 representantes que conforman la mayoría absoluta en la Cámara, lejos de los 31 que el PP obtuvo en los últimos comicios, de febrero de 2022, y que obligaron a los populares a incluir a Vox en un Gobierno por primera vez en España.

El presidente de la Junta tiene cercano el recuerdo de las tensiones, dificultades y contradicciones que se vio obligado a gestionar durante el Ejecutivo de coalición con los de Santiago Abascal especialmente con su vicepresidente, Juan García-Gallardo entre abril de 2022 y julio de 2024, y no tiene ninguna intención de repetir la experiencia.

Por el contrario, el anhelo del dirigente salmantino, que lleva seis años al frente del Gobierno de la Comunidad, sería emular a sus dos predecesores en el cargo, los populares Juan José Lucas (1991-2001) y Juan Vicente Herrera (2001-2019), que gozaron de amplias mayorías absolutas y convirtieron a Castilla y León en un feudo inexpugnable para el PP.

Las últimas encuestas situaban a los populares que han protagonizado un giro centrista en la Comunidad desde la salida de Vox del Gobierno, en julio de 2024− cerca de los 40 escaños y Mañueco era optimista con poder, al menos, gobernar en solitario con apoyos puntuales de los partidos provinciales, pero su cuestionada gestión de los fuegos ha fulminado su tranquilidad.

León y el factor Quiñones

La gerencia de los incendios por parte del Gobierno autonómico podría afectar de forma grave a las perspectivas electorales de Mañueco de cara a las elecciones autonómicas de marzo de 2026, especialmente, en las provincias más afectadas por los fuegos de este mes de agosto: León, Zamora y Palencia.

En la provincia leonesa, se da la circunstancia de que el desaparecido y cuestionado consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, Juan Carlos Suárez-Quiñones, preside la gestora del PP de León tras la renuncia de la expresidenta de la formación Ester Muñoz después de convertirse en portavoz del partido en el Congreso de los Diputados, el pasado mes de julio.

La provincia de León es la segunda que más escaños reparte a las Cortes de Castilla y León, con 13 representantes en total, superada solo por Valladolid, con 15. En las últimas elecciones autonómicas, en febrero de 2022, el PP obtuvo cuatro procuradores en ese territorio, al igual que el PSOE, mientras que la Unión del Pueblo Leonés (UPL) logró tres y Vox irrumpió con dos.

El descontento con la gestión autonómica de los fuegos en la provincia de León en la que fallecieron los voluntarios Abel Ramos y Jaime Aparicio y el bombero Nacho Rumbao−, junto al hecho de que la cara visible del PP de León en la actualidad sea el cuestionado Suárez-Quiñones, podría favorecer un retroceso de la representación de los populares en ese territorio.

El auge del leonesismo

La situación podría aprovecharla el PSOE que ya cuenta con una tradicional implantación en la provincia, especialmente en sus zonas mineras, y ostenta la Presidencia de la Diputación, la única que no dirige el PP en la Comunidad, y la Alcaldía de la capital−, que aspira a mejorar sus resultados de 2022, pero especialmente UPL.

El movimiento leonesista vive un momento de auge desde 2019, con la aprobación de decenas de mociones en ayuntamientos y en la Diputación, cada vez más apoyo electoral y grandes movilizaciones en favor de la autonomía de la Región Leonesa −compuesta por las provincias de León, Zamora y Salamanca− y los incendios podrían terminar de impulsar a esta corriente política.

El hecho de que León y Zamora hayan sido las provincias más afectadas por los devastadores fuegos de este mes de agosto ha reforzado el argumento de UPL de que la Región Leonesa es el territorio de la Comunidad más abandonado por el Gobierno autonómico y que la configuración de una autonomía leonesa mejoraría su situación.

En este contexto, la formación leonesista, que ya logró su mejor resultado en más de 20 años en 2022, con tres procuradores, aspira a lograr cuatro o cinco representantes, al calor del descontento, y a convertirse en la primera fuerza política de la provincia de León por primera vez en la historia en los siguientes comicios autonómicos, con la vista puesta en conseguir grupo parlamentario propio.

Una oportunidad para el PSOE

Además de UPL, las dos formaciones que podrían rentabilizar en mayor medida un hipotético retroceso del PP en las siguientes elecciones a causa de su gestión de los incendios serían el PSOE y Vox, actualmente la segunda y la tercera fuerza de las Cortes, respectivamente, con 28 y 11 procuradores, frente a los 31 de los populares. Pero su situación tampoco es sencilla.

Los socialistas acaban de culminar un traumático proceso de transición, tras la guerra abierta entre el PSOE de Castilla y León y Ferraz a principios de año que finalizó con la salida en el mes de febrero de un debilitado Luis Tudanca y la coronación del alcalde de Soria desde 2007, Carlos Martínez, como nuevo dirigente del partido.

La formación, no obstante, mantuvo una compleja bicefalia hasta finales del mes de abril, cuando Tudanca por fin fue sustituido como portavoz en la Cámara por la vallisoletana Patricia Gómez Urbán, para ser recolocado en el Senado.

El liderazgo de Martínez no se encuentra suficientemente asentado, ante su ausencia en el día a día del Parlamento autonómico, ya que no es procurador, y ha tenido que gestionar duras crisis como la de la supresión de paradas de AVE por parte de Renfe y dar la cara ante el estallido del 'caso Cerdán' y el resto de escándalos que han acorralado al PSOE y al Gobierno.

Antes de la crisis de los incendios, las perspectivas electorales de los socialistas no eran demasiado halagüeñas y las encuestas vaticinaban un retroceso en su número de procuradores pasando de los 28 actuales, que ya supusieron una decepción en 2022, a unos 24-25 representantes, del todo insuficientes para optar a recuperar el bastón de mando de la Junta 38 años después.

La cuestionada gestión de los incendios de Mañueco ha permitido al PSOECyL recuperar protagonismo, encabezar la petición de dimisión del presidente de la Junta a la que se ha sumado toda la oposición menos Vox y tratar de situarse como punta de lanza de la defensa de los derechos laborales de los bomberos forestales.

El hecho de que los socialistas sean la única alternativa realista al PP, que dirige la Comunidad desde 1987, podría favorecerles en un contexto de desgaste del Ejecutivo autonómico tras la crisis de este verano al situarse como un posible voto útil para aquellos que deseen un cambio en la Junta, a pesar de que Martínez no se haya prodigado en apariciones públicas durante las últimas semanas.

Vox frente al bipartidismo

Vox vivió a principios de este año una situación similar a la del PSOE en la Comunidad. La repentina e inesperada dimisión de su cara visible en Castilla y León, su portavoz y ex vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, en el mes de febrero, colocó a la formación en una tensa situación solo siete meses después de haber abandonado el Gobierno de coalición con el PP, en julio de 2024.

El nuevo portavoz del partido en las Cortes, David Hierro, se afanó desde un inicio en recuperar la presencia y la contundencia en la oposición de la que el partido había hecho gala durante los primeros meses en la oposición con Gallardo y, poco a poco, fue logrando consolidarse en duros cara a cara con Mañueco, al que recriminaba pleno tras pleno su giro centrista tras su salida del Ejecutivo.

La traumática salida de Vox del Gobierno autonómico, y los sucesivos enfrentamientos protagonizados entre el PP y los de Santiago Abascal en las Cortes, han dinamitado la relación entre los exsocios y Castilla y León se ha convertido en la comunidad de España donde ambos partidos mantienen mayores fricciones.

Buena prueba de ello es que, mientras en territorios como la Comunidad Valenciana, Baleares o Murcia los populares y Vox pactaban los presupuestos, en Castilla y León el partido de David Hierro ni siquiera se presentaba a la negociación presupuestaria después de que Mañueco arrugase y tirase sus propuestas al suelo, literalmente, en las Cortes.

Tras el estallido de la crisis de los incendios, con todo, Vox ha optado por la prudencia y ha sido la única formación de la oposición que no ha solicitado la dimisión de Mañueco y Quiñones en la comparecencia del presidente de este viernes en la Cámara, aunque ha exigido "responsabilidad" al Ejecutivo autonómico y ha cargado contra las políticas "fallidas" del bipartidismo.

Además, ha movido ficha para exigir responsabilidades por los fallecimientos en los terribles incendios de este mes de agosto y ha presentado una denuncia en el Juzgado de León al considerar que puede haber indicios de un posible delito de homicidio imprudente en las muertes de los voluntarios Abel Ramos y Jaime Aparicio y del bombero Nacho Rumbao.

Vox, como destino natural del votante conservador descontento con el PP, podría verse también beneficiado del desgaste de Mañueco pero cuenta con algunos hándicaps. Aún no tiene candidato para las próximas elecciones -las opciones más viables son David Hierro o el presidente de las Cortes, Carlos Pollán- y sus recientes votaciones conjuntas con el PSOE podrían penalizarlo.

El PP ha hecho bandera durante los últimos meses del término 'Partido Voxcialista' haciendo referencia a una supuesta unión entre PSOE y Vox, especialmente después de la aprobación de la polémica Ley de Publicidad Institucional el pasado mes de junio con el apoyo de toda la oposición, la primera en salir adelante en la Comunidad sin el apoyo de los populares desde 1988.

Pero la formación de Abascal se ha centrado en presentarse como la única alternativa frente a PP y PSOE y este mismo viernes Hierro criticó la "hipocresía" de ambos partidos al negarse a comparecer y pedir, a su vez, la comparecencia del otro, respectivamente, en las Cortes y en el Congreso de los Diputados.

Además, a tenor de las encuestas, el viento nacional sopla a favor de Vox, especialmente en lo que se refiere a su discurso migratorio, y esa situación, unida a un hipotético desgaste de Mañueco tras la crisis de los incendios, podría permitir al partido mantener e incluso aumentar su representación en el Parlamento autonómico, después de meses de retrocesos en las encuestas.

El plan de Mañueco

Este viernes, en su esperada comparecencia en las Cortes autonómicas mientras en los alrededores del Parlamento centenares de personas, entre las que se encontraban decenas de bomberos forestales, exigían su dimisión entre fuego y humo, el presidente defendió su gestión y pidió al Gobierno abordar los fuegos como una cuestión de Estado.

Mañueco aseguró que el operativo autonómico contra incendios es "el mejor que ha tenido nunca Castilla y León" e hizo hincapié en que este mes de agosto "se ha enfrentado a una situación inédita, jamás conocida".

"En años venideros nos vamos a enfrentar a más situaciones extraordinarias. Y la respuesta tendrá que ser extraordinaria y tendrá que ser una respuesta conjunta, de todas las administraciones", señaló, recordando que la ministra de Defensa, Margarita Robles, reconoció que los fuegos eran "imposibles de controlar". "Estoy totalmente de acuerdo con la ministra", afirmó.

Consciente de que las cada vez mayores críticas hacia su gestión de los incendios podrían penalizarlo electoralmente en marzo de 2026, el presidente de la Junta ha impulsado un plan para lo que queda de legislatura.

Durante su comparecencia en las Cortes de este viernes, Mañueco anunció la aprobación la próxima semana de un nuevo decreto para regular la planificación y la ordenación forestal de los montes de Castilla y León.

"Una herramienta en la que hemos venido trabajando durante mucho tiempo y que nos va a servir para mejorar la gestión de los montes y mantenerlos más limpios, desarrollar el inventario forestal continuo y facilitar el aprovechamiento sostenible, la conservación y el desarrollo rural", detalló.

El jefe del Ejecutivo autonómico aseguró que, entre otras medidas, se reforzará "la perspectiva preventiva de incendios en las convocatorias de ayudas al territorio rural y a las actividades agrarias" y se seguirá "fomentando la extracción de biomasa de los montes con la política de redes de calor".

"Completaremos la vigilancia del entorno rural con medios digitales y mejorando las potencialidades de nuestros agentes medioambientales, así como colaborando con el Seprona de la Guardia Civil. Pondremos en marcha en las próximas semanas un Plan especial de Restauración Forestal con carácter general", añadió.

Mañueco también se comprometió a "abrir desde ya un extenso diálogo con todos los actores, sectores y representantes de la sociedad que puedan aportar ideas y tengan algo que decir para mejorar la prevención de incendios".

"Escucharé a todos, generando escenarios de encuentro y discusión que sirvan para poner en marcha iniciativas útiles para una mejor gestión preventiva de nuestros montes", afirmó.

El presidente de la Junta señaló que ha comenzado ese diálogo en su comparecencia de este viernes con las fuerzas políticas con representación y que lo continuará "con agricultores, ganaderos, sector forestal, empresas de nuevas tecnologías e inteligencia artificial, universidades y colegios profesionales".

"También con otras administraciones, ayuntamientos y diputaciones provinciales, con municipios en parques naturales, otras comunidades autónomas y con la administración del Estado. Y también con los agentes del Diálogo Social y todos los colectivos que tengan propuestas de interés que hacer", afirmó, moviendo ficha para evitar que la situación le termine sobrepasando del todo.

Sánchez, el gran beneficiado

Mientras la tranquilidad de Mañueco se ve más erosionada cada día que pasa, el jefe del Ejecutivo autonómico observa cómo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, centro de sus ataques desde hace meses, se convierte en el gran beneficiado de la situación.

Sánchez finalizó el pasado curso político en una situación límite, tras el estallido del 'caso Cerdán' y la entrada en prisión de quien fuera su secretario de Organización, y con una acumulación de escándalos que acorralaban cada vez más al PSOE y al Gobierno de España. Pero la crisis de los incendios de este mes de agosto le ha permitido apartarse del foco mediático.

El hecho de que las tres comunidades más afectadas por los devastadores fuegos, Castilla y León, Galicia y Extremadura, estén gobernadas por el PP, y de que la gestión de los incendios sea autonómica, ha permitido al Gobierno y al PSOE poner en el punto de mira a los ejecutivos autonómicos populares y al líder del partido, Alberto Núñez Feijóo.

Desde el estallido de los incendios, el Ejecutivo activó su artillería y el siempre incisivo ministro de Transportes, Óscar Puente, protagonizó una sonora polémica al recriminar a Mañueco que estuviese de vacaciones mientras en Castilla y León estaba "calentita la cosa", una afirmación que fue muy criticada.

Además, la ministra de Defensa, Margarita Robles, acusó al presidente de la Junta de "mentir" y le recriminó que pidiese medios mientras "no utilizaba todos los recursos del Estado". Mientras pasaban las semanas, Cerdán quedaba cada vez más en un segundo plano en el debate público y Sánchez parecía lograr desviar, una vez más, el foco de sus problemas.

Mañueco tiene seis meses por delante, hasta los comicios previstos para el mes de marzo de 2026, para tratar de reconducir la situación, impulsar medidas convincentes y garantizar que las ayudas llegan, convencer a los castellanos y leoneses de que hizo todo lo posible para contener los fuegos, en una situación meteorológica excepcional, y tratar de reducir la tensión en las calles.

Del éxito o no de su estrategia dependerá que el PP afronte los próximos comicios autonómicos con la expectativa de acercarse a sus históricas mayorías absolutas para gobernar con tranquilidad o, por el contrario, volver a depender de Vox en una situación que podría tornarse ingobernable ante la cada vez más tensa relación entre ambas formaciones. Quedan seis meses para comprobarlo.

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