Desde que Vox abandonó la Junta de Castilla y León en julio de 2024 y pasó a la oposición, sus procuradores han pasado de votar en bloque con el Partido Popular, su socio en el gobierno de coalición, a secundar en no pocas ocasiones iniciativas parlamentarias de partidos al otro extremo del espectro ideológico, en concreto del PSOE.
Así, Vox ha votado junto a los socialistas en 76 ocasiones en las Cortes de Castilla y León. Esa cifra, obtenida tras el análisis de todas las votaciones realizadas en los plenos durante el último año, supone una coincidencia en aproximadamente una de cada cuatro decisiones tomadas por las Cortes.
La estadística contrasta frontalmente con el discurso oficial del partido a nivel nacional, donde su líder, Santiago Abascal, prometía hace apenas unos meses que Vox votaría “siempre en contra” de todo lo que proponga el PSOE y Pedro Sánchez. “Ni aunque lleve al Congreso un decreto para poner banderas nacionales en todas las rotondas”, ejemplificaba.
¿Dónde Vox y PSOE votan lo mismo?
Las coincidencias entre ambos partidos se producen en asuntos clave para la estrategia política del Partido Popular.
En el último año, Vox y el PSOE han rechazado juntos iniciativas del Gobierno autonómico como la defendida por el PP para aliviar la presión fiscal en el sector agrario, a pesar de que Vox presume de ser el partido del mundo rural. También se alinearon para frenar una propuesta que buscaba más recursos en Guardia Civil y seguridad rural.
Asimismo, Vox y PSOE se unieron para tumbar una iniciativa del PP que pedía al Gobierno apoyo al sector de la automoción en Castilla y León, clave para la economía de la Comunidad. En el caso de PSOE, para evitar interpelar a su Gobierno, y en el de Vox por “bloquear al PP aunque eso suponga perjudicar a trabajadores industriales de Valladolid, Palencia o Burgos”, aseguran desde la bancada popular.
La libertad educativa para la elección de centro escolar y las ayudas a la natalidad y la conciliación también han sido motivo de rechazo por parte de Vox y PSOE.
Un caso especialmente simbólico fue el apoyo conjunto a la reforma de la Ley de Publicidad Institucional, impulsada por Podemos, que fue respaldada por el PSOE y por Vox y aprobada con los votos de la oposición el 25 de junio.
La Junta ha llevado la ley, ya en vigor, al Consejo Consultivo, por la indefinición de muchos de sus aspectos y las dificultades que entraña su aplicación. También hay dudas sobre su constitucionalidad.
Otro episodio llamativo de coincidencia en clave política fue la negativa de Vox a apoyar una iniciativa del PP que denunciaba las injerencias del Ejecutivo central en el Poder Judicial y la reprobación de la Ley de Amnistía.
En ambas ocasiones, los procuradores de Vox votaron lo mismo que el PSOE, en contra del criterio de sus antiguos socios de gobierno, a pesar de que a nivel nacional aseguran ser férreos defensores de los jueces frente al ‘sanchismo’.
El discurso de Abascal y la realidad autonómica
En enero de este año, Santiago Abascal aseguraba públicamente que Vox votaría “todo en contra” si lo propone el Gobierno de Sánchez. “Ni aunque sea poner la bandera de España en todas las rotondas. Si lo propone este Gobierno, lo votaremos en contra”, dijo en una entrevista en Radio Libertad. “No vamos a dar ningún tipo de aliento al PSOE”, zanjaba.
Sin embargo, los datos de Castilla y León cuentan otra historia. En más de setenta ocasiones, los votos de Vox han coincidido con los del PSOE para frenar propuestas del PP. Y si se amplía el análisis a las comisiones parlamentarias, el número de coincidencias sube hasta 149 votaciones compartidas, el 99 % de ellas en sentido afirmativo.
La contradicción es difícil de ocultar: mientras Vox se presenta a nivel nacional como el azote del socialismo, en Castilla y León actúa como freno eficaz de las políticas del PP, incluso cuando esas medidas se oponen directamente a decisiones de Pedro Sánchez.
Nada parece recordar que durante dos años Vox ocupó cuatro asientos en el Consejo de Gobierno presidido por Alfonso Fernández Mañueco.
El PP habla de “pinza voxcialista”
Para el Partido Popular, la situación no tiene matices. Su grupo parlamentario denuncia la existencia de una “estrategia deliberada” por parte de Vox y el PSOE para desgastar al Ejecutivo autonómico.
“Lo que no han conseguido en las urnas intentan conseguirlo en las Cortes. La alianza de los extremos es real y está mediatizando la agenda de Castilla y León”, sostienen desde la dirección del partido.
No es solo un discurso. La repetición de esta tesis en sede parlamentaria y en los medios forma parte de una narrativa con la que el PP pretende alertar al electorado de centro-derecha: Vox ya no es un socio confiable, sino una herramienta útil para el PSOE cuando conviene.
¿Alianza táctica o geometría variable?
La pregunta ya no es si Vox y el PSOE votan lo mismo: lo hacen. La cuestión es por qué lo hacen. Y ahí las interpretaciones divergen. Para el PP, hay una pinza parlamentaria que busca bloquear al Gobierno. Para los protagonistas, no hay más que coincidencias coyunturales.
Pero el hecho es que varias de las votaciones conjuntas han impedido la aprobación de leyes y propuestas clave para el Ejecutivo autonómico: desde ayudas fiscales hasta planes de vivienda o reformas sobre conciliación.
La dinámica ha provocado que muchas medidas tengan que reescribirse o posponerse, en una legislatura marcada por la aritmética inestable. Incluso los Presupuestos de 2025 no han llegado a debatirse en las Cortes por la falta de apoyo de Vox y del PSOE.
Una imagen incoherente
La contradicción entre el discurso nacional de Vox y la práctica de su grupo parlamentario en Castilla y León proyecta una imagen incómoda.
Para los socialistas, que critican cada semana a Vox por su extremismo, no es fácil justificar votos comunes. Para los de Abascal, que prometen oposición total al PSOE, resulta aún más difícil explicar por qué sus procuradores suman fuerzas con él para bloquear al PP.
Mientras tanto, el PP explota esta contradicción en clave electoral. A su juicio, hay una "estrategia deliberada, mantenida y consolidada".
En el caso de Vox, reprocha que "en muchas de esas votaciones ha apoyado sin matices propuestas y enmiendas del PSOE, a pesar de que muchas de ellas contravienen sus supuestos principios ideológicos", y en el caso de los socialistas, señala que "el mismo PSOE que se presenta como freno a los extremos vota de la mano de Vox una y otra vez, sin cuestionarse nada, sólo buscando una foto contra el Gobierno de Castilla y León”.
A solo ocho meses de las elecciones autonómicas, que tocarían en marzo de 2026, el término “pinza voxcialista” ya forma parte del argumentario popular. Y si las coincidencias se mantienen, también lo será de su campaña.
