Acaban de cumplirse veintiocho años del asesinato de Miguel Ángel Blanco. Cincuenta años de la primera masacre de ETA. Todavía no se han cumplido catorce años desde aquel comunicado en el que la banda terrorista anunciaba el cese de la violencia. Y, sin embargo, las víctimas del terrorismo se sienten olvidadas por una sociedad que parece empeñada en pasar página de aquella barbarie que a ellos les destrozó la vida.
Sebastián Nogales es el presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo de Castilla y León. Nos recibe en la sede de la asociación, recién llegado de varios cursos y encuentros, y a punto de partir a Soria para otra actividad porque asegura que hay que estar en el máximo de lugares posibles para preservar la memoria de las víctimas.
Pregunta. ¿Por qué parece que una parte de la sociedad ha pasado página de lo que supuso el terrorismo de ETA en España?
Respuesta. La situación en la que estamos viviendo hoy en día para nosotros, para las víctimas, es de un gran olvido por parte de toda la sociedad en su conjunto. Las administraciones públicas municipales, autonómicas o nacionales, hacen poco por estar presentes en la vida de la víctima del terrorismo. Ni en los libros de texto ni en la voluntad de los políticos, aunque ellos digan continuamente que somos los pilares de la democracia.
P.- Se suceden las encuestas y estudios que aseguran que gran parte de los jóvenes no conoce casi nada del terrorismo de ETA. Según algunas de los últimos años solo 6 de cada 10 menores de 35 años reconocen la fotografía de Miguel Ángel Blanco. En Navarra únicamente el 0,5% de los alumnos de ESO sabe quién fue el concejal asesinado. Hay un esfuerzo muy grande de las asociaciones de víctimas por contar qué fue el terrorismo en España. ¿Se sienten muy solos actualmente en esa tarea?
Respuesta. Ha hecho más la película de “La Infiltrada”, en un solo año, que todo lo que lleva haciendo la administración en los últimos diez. En un solo año, desde que se hizo esa película, se ha generado gran inquietud entre los jóvenes sobre lo que fue el terrorismo de ETA en España. Nosotros llevamos haciendo exposiciones, jornadas, cursos, divulgación, actos, o sea, todo lo que podemos hacer y más, y llegamos hasta donde llegamos. Somos, creo que entre fundaciones y asociaciones a nivel nacional unas veintiocho.
Ha hecho más la película de “La Infiltrada”, en un solo año, que todo lo que lleva haciendo la administración en los últimos diez.
P.- Pero faltaba dar el paso, como ha pasado con esta productora, de hacer una película para que realmente la gente vea de primera mano parte, y solo es una pincelada, de lo que fue ETA en nuestro país.
R.- No estamos en los libros de historia, lo que estudian los chicos son pinceladas, son dos, tres renglones, muy poco. Para lo que hemos sufrido, para lo que hemos vivido, es muy poco. Y la batalla nuestra está en el relato actualmente. El relato lo están ganando los malos, con un silencio pausado, con una negociación X… vamos cayendo en el olvido.
P.- ¿Cómo reaccionan los jóvenes cuando conocen a través de la voz de las víctimas del terrorismo la dura realidad de ese país que ellos no conocieron?
R.- Cuando vamos a un aula, a una universidad, cuando hacemos una jornada, llegamos a un público relativamente pequeño. El año pasado, si no me equivoco, con los testimonios de 11 víctimas del terrorismo en Castilla y León habremos llegado a unos 4.000 alumnos. Pero la realidad es que cuando ellos nos conocen se involucran, se interesan, pero es que saben muy poco.
Saben muy poco o nada de Miguel Ángel Blanco, saben muy poco o nada de José Antonio Ortega Lara. Saben muy poco o nada. Entonces, los cientos de policías, los cientos de guardias civiles y militares que han sido asesinados, pues son números. Y eso solamente los asesinados. Si hablamos ya de cada historia, de víctimas del terrorismo heridas en atentados terroristas, mutilados, secuestrados, el desconocimiento es total.
Yo soy víctima del terrorismo en primera persona, pero es que hay cientos, miles de compañeros que son víctimas directas de atentados terroristas. Hay un libro que se escribió en su día, “Heridos y Olvidados”, que realmente hace hincapié en eso. Por supuesto, faltaría más, en las víctimas mortales. Pero también en los heridos, mutilados o secuestrados, que están totalmente olvidados por la sociedad.
La realidad es que nosotros le tenemos que dedicar muchísimas horas para tener visibilidad. Dedicamos muchísimas, muchísimas horas, nos las quitamos de nuestro tiempo. Y creo que cuando la generación de presidentes que estamos al frente de asociaciones y fundaciones ya no podamos estar irán desapareciendo. La realidad va a ser esa. Conozco a la mayoría de representantes de las asociaciones y fundaciones y en el momento que ellos den un paso atrás pues se irá diluyendo poco a poco la memoria de las víctimas.
La realidad es que nosotros le tenemos que dedicar muchísimas horas para tener visibilidad.
P.- ¿Considera que esta falta de formación sobre terrorismo tiene más que ver con una decisión política o con un problema del sistema educativo?
R.- Me gustaría pensar que la voluntad política es que sí, que quieren que se cuente la historia del terrorismo en España. Pero claro, en los proyectos educativos se contempla muy por encima. Está todo tan comprimido que realmente se deja de lado esto y se meten otras materias que realmente no aportan nada. Yo creo que tendría que haber voluntad política y si hay voluntad política se consigue todo.
P.- En los últimos años, los intentos de politizar a las asociaciones de víctimas y a las víctimas por parte de los partidos políticos son continuos. Incluso de ponerles etiquetas ideológicas.
R.- ¿Te puedo decir que, por supuesto, hay partidos políticos en momentos puntuales que quieren que la imagen sea de un color o de otro. Nosotros somos representantes de víctimas de terrorismo. Ideológicamente las tenemos de todos los colores. En ese charco no me debo de meter. Ha habido víctimas que ya han optado por el camino ideológico de estar en una formación política, y es respetable, pero yo soy representante de todas las víctimas.
Mientras esté yo, voy a seguir esa línea de hablar con todos, pero les agradecería que no nos encasillaran y que nos ayudaran todos, porque cuando han ido todos juntos con las víctimas todo fluye, todo sale. Una Ley sale por una unanimidad, un proyecto sale por unanimidad, cualquier cosa que planteemos tiene que salir así. Las víctimas del terrorismo somos de todos, somos la representación de la democracia en nuestro país. Somos los pilares de la democracia. Hemos sufrido atentados, con consecuencias físicas y psicológicas. Destrozaron nuestras vidas por defender la paz y la libertad.
P.- En el caso del periodismo también se han generado polémicas por el tratamiento que realizan algunos medios del terrorismo de ETA y sus consecuencias en los últimos años. ¿Considera que es por desconocimiento de esas nuevas generaciones de periodistas que ya no vivieron con ETA o hay intencionalidad en cambiar el relato?
R.- Creo que hay de todo, no podemos generalizar. Hay periodistas que por desconocimiento no saben el sufrimiento de la víctima del terrorismo y piensan que por el hecho de ser guardias civiles o policías ya están encasillados en la derecha o la ultraderecha. Algunos llegan a pensar que éramos lo mismo que los terroristas en aquella época, que éramos represores que veníamos a imponer unas leyes que ellos no querían. Nosotros hemos sido defensores de la ley que había en cada momento y nada más.
Víctimas las tenemos de todos los colores. Tenemos víctimas que han sido asesinadas por la ultraderecha o heridas por la ultraderecha, pero es que tenemos grupos como el GRAPO que han asesinado a policías y guardias civiles porque han pensado que éramos nosotros, la policía, la ultraderecha. Mientras la sociedad no perciba que nosotros somos los defensores de esa Transición lo llevaremos mal.
P.- ¿Cómo han sentido y valorado que los partidos políticos abiertamente herederos del terrorismo en España ahora estén en las instituciones e incluso tengan un papel relevante en los equilibrios parlamentarios del Gobierno actual?
R.- A las víctimas del terrorismo nunca nos consultaron. Si me preguntas cómo valoro que estén en las instituciones te puedo decir que gustar no me gusta para nada. Mientras no hayan dado ese paso democrático de reconocer el daño causado, ya no pedir perdón, sino hacer una reflexión sobre lo que han hecho yo creo que no tiene sentido que estén. Pero bueno, la tesitura es que es mejor que haya paz a que sigan todavía asesinando. Prefiero verles a cara descubierta que con pasamontañas, eso es evidente.
Prefiero verles a cara descubierta que con pasamontañas, eso es evidente.
No me gusta porque realmente todavía no han dado el último paso. No es que pidan perdón, porque yo no necesito el perdón de alguien que conscientemente me intentó asesinar, pero por parte de la sociedad es un lavado bueno de imagen que hicieran una reflexión sobre lo que pasó en aquella época en que quitaron vidas a diestro y siniestro. Niños, mayores, jóvenes, policías retirados, periodistas, profesores… Es eso lo que tiene que entender la sociedad.
Ley de Víctimas del Terrorismo
Ocho años después de la aprobación de la Ley de Víctimas del Terrorismo de Castilla y León continúa pendiente su desarrollo
En la sede de la Asociación de Víctimas del Terrorismo de Castilla y León, situada en la localidad vallisoletana de Arroyo de la Encomienda, lucen en una vitrina los reconocimientos que el colectivo ha recibido de multitud de instituciones de todo tipo. Entre ellos, la Medalla de Oro de las Cortes de Castilla y León que recogieron en el año 2015. Desde que ejerce como presidente, Sebastián Nogales, percibe voluntad de colaboración por parte de las administraciones de la comunidad. Sin embargo, hay un debe gigante. Castilla y León aprobó en 2017 su Ley de Víctimas de Terrorismo, pero todavía no se ha desarrollado.
P.- Desde hace mucho tiempo llevan recordando que hace falta desarrollar la Ley de Atención de Víctimas del Terrorismo de Castilla y León. La última vez hace unas pocas semanas en la entrega de Medallas de 2025. ¿Ha habido algún avance?
R.- La Ley se aprobó en 2017, una Ley que en seis meses tenía que haber desarrollado todo su articulado, haberla dotado de medios económicos y materiales. Seis meses. Estamos en el 2025 y no ha habido avances. Yo les agradezco siempre que se hiciera una Ley, pero una Ley no sirve para nada sin un desarrollo.
P.- ¿Qué implica ese desarrollo pendiente? ¿Qué supondría para las víctimas del terrorismo de la comunidad?
R.- Lo primero que hay que decir es que nace coja de cara a las víctimas de Castilla y León porque todas las leyes que han ido saliendo a nivel nacional y autonómicas han conllevado ya de entrada una dotación económica para las víctimas del terrorismo. Por ponerte un ejemplo, todas contemplan que si el Estado había indemnizado a una víctima con el 100%, la comunidad autónoma asumía a mayores el 30% de lo que le había dado el Estado. Nuestra Ley autonómica ni lo ha contemplado.
En la última entrega de condecoraciones (27 de junio) dije al presidente de la Junta públicamente que faltaba el desarrollo o la reforma de la Ley. La Ley está hecha, a lo mejor lo que necesita es una reforma para contemplar otra serie de cosas que pone en la propia Ley. La vivienda es un derecho de todos los ciudadanos, la salud pública es un derecho de todos los ciudadanos, la formación es un derecho de todos. Nosotros lo que pedimos es que haya una discriminación positiva para las víctimas del terrorismo. Para las víctimas directas, pero también para los hijos y los huérfanos. Que cuando tenemos la necesidad de que una víctima del terrorismo tiene que ser ingresada de forma urgente una residencia hospitalaria que no haya que llamar a una puerta y a otra si la Ley lo contempla.
Nosotros lo que pedimos es que haya una discriminación positiva para las víctimas del terrorismo.
Que haya una discriminación positiva de cara al acceso a una residencia geriátrica por enfermedad, que no se ponga en la cola porque entonces no hay esa discriminación positiva, estamos a la misma altura que los demás ciudadanos y yo creo que la víctima del terrorismo tiene que tener un plus por parte de la sociedad. Es lo justo y es lo que estamos reclamando.
Lo tienen, con todo el respeto y derecho del mundo, las víctimas de violencia de género, las familias numerosas, la inmigración. Nos hemos ido dando cuenta de que en alguna serie de derechos nosotros nos hemos ido quedando atrás. Hay víctimas, hijos de asesinados o heridos, que por las condiciones que han padecido en casa, depresiones de las padres o las madres, no han podido estudiar lo suficiente, no han salido adelante lo suficiente. Lo que les pedimos a las administraciones públicas es esa discriminación positiva a la hora de convocar plazas públicas. Planteé un número, ridículo porque en nuestro caso ni se va a cubrir, del 1% de plazas públicas. Siempre y cuando aprueben, pero una reserva de esas plazas.
Verdugos y víctimas
P.- Las asociaciones de víctimas hacen un seguimiento de la política penitenciaria de los condenados por terrorismo. ¿Existe un trato para los verdugos que causa dolor en las víctimas?
R.- Es evidente que ellos, los condenados por terrorismo y los que los siguen apoyando, están ahora en un perfil bajo. Están consiguiendo muchas cosas a nivel político pero falta el gesto de cara a la sociedad y a las víctimas de reflexión sobre el daño causado. Los ongi etorri se han reducido y es bueno porque causan mucho dolor a las víctimas.
Siempre hemos pedido el cumplimiento íntegro de las penas. De ese tipo de mejoras y recortes desconozco hasta qué punto se han beneficiado, pero lo que sí sé es que hay un escrito formalizado para presos que ellos solicitan. Escriben que se arrepienten y les beneficia a nivel penitenciario. Pero lo hacen de una manera anónima, de una manera privada y no de cara a la sociedad. Nuestra sociedad está todavía enferma. Le falta reconocer que ese daño que causaron está presente con nosotros.
Nosotros las víctimas del terrorismo que estamos heridos, mutilados, los que fueron secuestrados … somos el fracaso de un asesinato. La gente no es consciente. Nos ven y nos dicen que estamos bien y hacemos vida más o menos normal. Pero somos la frustración de un asesinato. Al compañero que le falta una pierna, que es visible. El que está en silla de ruedas, que es visible. El que secuestraron y liberaron porque la Guardia Civil hizo su trabajo. En mi caso, la agresión brutal que sufrí era para quitarme la vida y no para dejarme en coma. Cuando entiendan que esto no fue un accidente de tráfico, cada vez que han atentado contra un ser humano era para matarlo no para dejarlo malherido. Nosotros no somos el pasado, somos el presente y seremos el futuro. Para que no se vuelva a repetir se tienen que tomar cartas en el asunto ahora. Porque aunque ETA ya no mate tenemos otros muchos terrorismos.
P.- Si se produce en algún momento, algo que es probable, otro atentado yihadista o de cualquier otro tipo de terrorismo en España, ¿estamos mejor preparados para atender a las víctimas y familiares de las víctimas que, por ejemplo, tras el 11-M o los Atentados de Las Ramblas?
R.- España, aún a pesar de todo lo que hemos hablado, está a la vanguardia de la atención a las víctimas del terrorismo por la trayectoria que tenemos por desgracia de muertos, heridos y mutilados. ¿Estamos mejor que en 2024? Sí, claro. Todo se ha mejorado. La atención física y psicológica. Y se tiene que mejorar más. Porque esto no ha acabado. Nadie está libre de que cualquier tipo de terrorismo cause víctimas en su familia o en la familia del vecino. Y lo primero que van a hacer es acogerse a esas asociaciones y leyes que han conseguido que tengan una serie de derechos.
Nadie está libre de que cualquier tipo de terrorismo cause víctimas en su familia o en la familia del vecino
Nadie elige ser víctima del terrorismo. De los 193 asesinados del 11-M, no eligió nadie estar en esos trenes. Ni los más de 1.500 heridos eligieron eso. En Las Ramblas cuando estaban paseando nadie eligió eso. Ser víctima del terrorismo no se elige. Nadie está libre de esto. ¿No se puede vivir pensando en eso? No. ¿Los cuerpos y fuerzas de seguridad trasladan seguridad? Sí. Pero los malos están ahí. Continuamente, los cuerpos y fuerzas de seguridad están deteniendo células yihadistas cuya pretensión es atentar o inculcar conocimientos para que otros lo hagan. Por eso se necesitan medios económicos y materiales, y que la sociedad sea consciente de que el riesgo existe.
