La delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, acompañada por el subdelegado del Gobierno en Burgos, Pedro de la Fuente, ha presenciado hoy la Bajada del Ángel en Aranda de Duero, una ceremonia tradicional del Domingo de Resurrección en esta localidad burgalesa, organizada por la cofradía de Nuestra Señora de la Misericordia y hermandad de la Resurrección de Cristo, con la que se pone fin a la celebración de la Semana Santa.

Virginia Barcones ha manifestado su satisfacción “por el excelente resultado que han tenido el esfuerzo y la dedicación de las cofradías de Castilla y León para que nuestra Semana Santa sea tan apreciada por los ciudadanos de nuestra comunidad y por todos los miles de visitantes que han querido participar y disfrutar de estas manifestaciones religiosas y culturales”.

Barcones ha destacado que “después de la pandemia y de otras adversidades como la lluvia que en estos últimos años nos habían privado de las procesiones y ritos que están arraigadas en nuestra historia, en nuestra forma de ser, la Semana Santa de 2022 ha resurgido con una intensidad extraordinaria que he podido comprobar en todas las ciudades y pueblos a los que he acudido durante estos diez días de celebraciones”.

“Tenemos que ser conscientes”, ha continuado la delegada, “de que además, la Semana Santa se ha convertido en un referente turístico de primera línea que atrae a nuestra tierra a numerosos visitantes y, por tanto, es una fuente de actividad económica que tenemos que cuidar y fomentar para que en Castilla y León se genere riqueza y se fije población”.

La Bajada del Ángel

La Bajada del Ángel es el acto estrella de la Semana Santa de Aranda de Duero, que está reconocida como fiesta de interés turístico regional. Este ritual se remonta al siglo XV. Una niña de corta edad, Ana, vestida de ángel ha recorrido por los aires, dentro de un globo sujetado por unos cables, el trecho que va desde la fachada sur de la iglesia de Santa María hasta la imagen de Nuestra Señora de la Misericordia o Virgen de las Candelas que se encontraba en el centro de la plaza a donde había sido conducida desde el interior del templo.

La Virgen llevaba un manto negro de luto que le cubría la cabeza en señal de duelo por la muerte de Jesús. Cuando el globo estaba sobre ella, se ha abierto y la niña ha descendido moviendo brazos y piernas, como si volará, hasta la imagen a la que ha quitado el manto para que la Virgen pudiera ver a su hijo resucitado. La imagen de Jesús había salido previamente en andas por la puerta principal de la iglesia de Santa María.

Una vez celebrado el reencuentro de la Virgen con su hijo se ha celebrado una procesión por las calles de Aranda y, a continuación, la misa del Domingo de Resurrección.