Las elecciones autonómicas del próximo 13 de febrero supondrán previsiblemente la irrupción de varios partidos provinciales que responden al sentimiento de abandono de la “España Vaciada”, pero una provincia lleva décadas contando con un partido representante de su indignación. La Unión del Pueblo Leonés (UPL) –creada como una coalición de varios movimientos leonesistas en 1986, y que obtuvo representación por primera vez en las Cortes en las elecciones autonómicas del año siguiente– aspira, según varias encuestas, a obtener tres procuradores en la cita electoral de este mes, algo que no conseguía desde los comicios autonómicos de 1999.

UPL podría aprovechar así el resurgir del movimiento leonesista en los últimos dos años, impulsado por varias mociones de apoyo a una autonomía conformada por León, Zamora y Salamanca separada de Castilla –la principal reivindicación del partido desde su fundación– celebradas en diferentes municipios de esa provincia. En julio de 2020, el pleno del Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo, el tercero con más población de la provincia de León, aprobó una moción de petición de esta nueva autonomía con el apoyo de UPL, PSOE –el partido que detenta la alcaldía–, Vox y Podemos. Tan solo votaron en contra el Partido Popular y Ciudadanos, mientras que Izquierda Unida se abstuvo.

La aprobación de esta moción supuso la culminación mediática, por la importancia de este municipio, de un proceso que había llevado a 39 consistorios de la provincia –que suponen el 45% de la población– a aprobar mociones similares. Todas estas iniciativas tuvieron como precedente la aprobada en diciembre de 2019 en el Ayuntamiento de León, donde PSOE y Podemos respaldaron la resolución impulsada por UPL, que otorgó proyección mediática a este movimiento a nivel nacional después de varias décadas de ostracismo. El aluvión de mociones causó un auténtico revuelo en las direcciones nacionales de PSOE y PP, que amenazaron con abrir expediente a aquellos concejales o regidores que mostrasen su apoyo a la región leonesa. El pasado mes de diciembre, además, el leonesismo mostró músculo en una manifestación con más de 400 personas en la plaza Botines de la capital.

UPL quiere aprovechar el empuje en favor de la autonomía de la región leonesa en las elecciones del 13 de febrero, y aspira a obtener una horquilla de entre tres y cuatro procuradores, algo que varias encuestas publicadas en los últimos meses pronostican como posible. De este modo, el partido repetiría sus resultados de las elecciones autonómicas de 1999, unos comicios especialmente fructíferos para las formaciones regionalistas ya que el partido castellanista Tierra Comunera logró por primera vez un representante. 

El pasado 13 de enero el candidato de la formación leonesista, Luis Mariano Santos, afirmó que confiaba en que su partido fuera “decisivo” para “cambiar las políticas de la Comunidad después de treinta años de gobiernos del PP”. Santos se mostró dispuesto a sentarse a negociar con “quien haga falta” pero aseguró que su partido no va a dar “cheques en blanco a nadie”. Además, remarcó que no confían en PP y PSOE porque, a su juicio, los dos partidos tradicionales “no cumplen sus compromisos”.

La formación leonesista votó en contra de la investidura de Alfonso Fernández Mañueco tras las elecciones autonómicas de 2019 y, anteriormente, de la de Juan Vicente Herrera después de los comicios de 2015. No obstante, UPL ha pactado tanto con PSOE como con PP en diferentes ayuntamientos y en la Diputación Provincial de León, donde actualmente mantiene un pacto con los socialistas. El próximo 13 de febrero la voluntad de los electores determinará si los leonesistas consolidan su auge, aprovechando el impulso de las mociones municipales y las movilizaciones de estos últimos dos años, y si logran influir en las políticas que marcarán el destino de Castilla y León durante los próximos cuatro años.

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