Región

Culpable de matar a su sobrino por castañas en El Bierzo

26 octubre, 2017 01:41

El día 9 de octubre de 2015 D.S.G, se disponía a salir de su casa de San Juan de Paluezas cuando decidió coger su escopeta y cuatro cartuchos para matar a una zorra que le había matado ya varias gallinas, aunque acabaría teniendo una finalidad muy diferente.

D.S.G. montó en su coche y fue a un bar que solía frecuentar en Villaverde de la Abadía, donde pretendía jugar la partida de cada día. Al no encontrar compañeros de mesa para las cartas, volvió a montar en su coche y condujo hacia el paraje 'Pousafoles',en San Juan de Paluezas, donde se encontraban varios castaños familiares.

Lo primero que D.S.G. hizo al bajar del coche fue coger la escopeta e introducir en ella los cartuchos para dejarla sobre el capó del vehículo y disponerse a recoger castañas para realizar un magosto con su mujer.

Fue entonces cuando su sobrino, J.R.S., llegó a los castaños donde se encontraba D.S.G. Allí mantuvieron una acalorada discusión en la que J.R.S. amenazó de muerte a su tío. Tras ello, D.S.G. cogió la escopeta que previamente había dejado sobre el capó de su coche y apuntó a su sobrino, efectuando un único disparo que impactó contra su hemitórax izquierdo y le causó la muerte en el acto.

Inmediatemente después de matar a su sobrino, a las 23.30 horas, D.S.G. llamó con su propio teléfono móvil al servicio de Emergencias 112 y alertó de que había disparado a su sobrino y el lugar en el que se encontraban para que pudieran auxiliarle. Diez minutos más tarde, acudió al cuartel de la Guardia Civil de Ponferrada, portando el arma homicida, para entregarse.

Los hechos anteriormente narrados han sido considerados probados por el jurado popular que se ha encargado de juzgar en la Audiencia Provincial de León, durante las últimas semanas, el crimen ocurrido en el año 2015, y que han servido de base para declarar a D.S.G. culpable de un delito de homicidio doloso por haber dado muerte de forma voluntaria a su sobrino, J.R.S., sin el propósito de hacerlo de forma sorpresiva, ni tratando de impedir que éste último pudiera reaccionar y defenderse y sin ningún riesgo para él, al pensar y creer que J.R.S. portaba un arma.

Por dicho crimen, la Fiscalía y la acusación particular solicitan para el condenado una pena de diez años de prisión, mientras que la defensa pide tan solo cinco.