Hace algo más de dos meses que las fronteras terrestres están cerradas a cal y canto y, de esta forma, permancerán, al menos, hasta el 14 de junio a las 00.00 horas, si, de por medio, el virus no ofrece sobresaltos y, además, que la Unión Europea no diga lo contrario para favorecer el tránsito de personas con ánimo de revitalizar el turismo, uno de los sectores más perjudicados en esta pandemia por la Covid-19.

Los municipos y ciudades fronterizas, tanto de Portugal como de España, son las más perjudicadas, sobre todo, los municipios portugueses que viven del turismo español de cercanía, en cuanto a la restauración y turismo rural.



En esta situación se encuentran Bragança, Miranda do Douro, Mogadouro, Freixo, Figueira, Torre de Moncorvo y Foz Côa en lo que es la zona norte de Portugal. Pero también otras ciudades como Guarda, Almeida, Vilar Formoso, Pinhel, Sabugal, Trancoso y los municipios de la Serra da Estrela, como Manteigas.



Por su importancia turística y económica en este flujo de personas, la situación de Miranda do Douro es relativamente especial y, además, la más compleja. En condiciones de normalidad fronteriza, el municipio duriense acoge cerca de 250.000 turistas a lo largo del año, principalmente españoles, casi hasta el 90%, coincidiendo con los fines de semana y temporadas vacacionales como Semana Santa -campaña perdida- y verano.



La situación de cierre de fronteras, debido a la crisis sanitaria por el coronavirus, ha provocado una crisis sin precedentes en el tejido económico de estas ciudades fronterizas, como Miranda do Douro, que depende casi totalmente de los clientes españoles, tal como le ocurre a Bragança.



Así, el comercio en la región vive una crisis sin precedentes. A ello se suma que la circulación de mercancías tiene que desviarse más de 100 kilómetros, ya que la única frontera abierta en todo el distrito de Bragança es en Quintanilha. Los empresarios de Miranda do Douro piden también que, "de una manera rápida y en una primera fase, se pueda abrir la frontera a las mercancías".

Con esta situación de cierre de fronteras con España provoca que muchos restaurantes, por no decir la mayoría, se mantienen cerrados. Se debe tener en cuenta que Miranda do Douro, en condiciones normales de tránsito y turismo, dispensa casi 5.000 menús diarios. Así, desde el sector de la hostelería aseguran que permanecerán cerrados, a pesar de la desescalada de Portugal, hasta que la frontera no abra.



El presidente de la Câmara Municipal de Miranda do Douro y presidente de la CIM Trás-os-Montes, Artur Nunes, asegura a NOTICIASCYL, que "la importancia de la frontera en la relación entre pueblos, y en lo económico no podía ser menos, es fundamental". Pero también explica que, en estos tiempos de pandemia, "no es la frontera la que limita, sino el comportamiento de cada uno de nosotros y las reglas de la salud pública".



Cesar João, de la Asociación Comercial de Miranda do Douro, asegura que "el cierre de la frontera con España es como si cerráramos la puerta de nuestra casa", porque Miranda do Douro es una ciudad que "necesita a los españoles. Porque el material del hogar, muebles y alimentación depende del otro lado de la frontera. El 90% de los clientes vienen de España".



Del mismo modo, José Mesquita, un comerciante de textil de Miranda do Douro, asegura que "el textil, el mobiliario y la restauración están sin clientes. Las calles están vacías".



Lo cierto, a pesar de las quejas y de la situación de crisis casi total del mercado y la economía de Miranda do Douro, es que las fronteras no permitirán el paso de españoles, y al revés, al menos hasta el 15 de junio, según los acuerdos y disposiciones marcadas por ambos gobiernos y la Unión Europea. Salvo que el desarrollo de la pandemia y la situación de crisis obligue a lo contrario. Hasta esa esperada fecha, solo pasan transportes de mercancías, trabajadores autorizados y vehículos de necesidad. Pero por Quintanilha, al norte del distrito.