Mientras en España se prepara la próxima Navidad, tiempo de compras de turrón y mazapán, de montar el Nacimiento con sus ovejitas y pastores, se acaba de armar un buen belén. Un belén escandaloso, cuando estábamos con el musgo y serrín entre las manos, cuando buscábamos el tarro de harina para esparcir por unas montañas de corcho en las que habíamos colocado una bombillita para simular una tintineante hoguera. Mientras quedaba rematado el Belén, estalló un gran belén que tiene noqueados a los prebostes socialistas de la calle Ferraz, al gobierno de la nación y al presidente que emergió de la moción de censura.

En Navidad se prodigan las figuras literarias como la sinestesia – ‘El Pesebre es pura música para mis oídos’ - o la personificación – ‘con este precioso abeto la emoción llena toda la casa’. En estas Navidades de turrón de Suchard, vuelve El Almendro y tarareamos como siempre ‘Vuelve, vuelve, vuelve a casa, a casa por Navidad’.

En el tiempo en el que las muñecas de Famosa se dirigen al Portal y todos cantamos a una "¡Queremos turrón, turrón, turrón... pero vea que sea Antiú Xixona!, el feminismo socialista es ya pura figura literaria, una hipérbole vana y hueca. ‘Soy feminista porque soy socialista’ tronó el encarcelado Ábalos y hoy se estremecen hasta los leones del palacio de la Carrera de San Jerónimo.

Los escándalos de calentura carnal agrietan los muros de Ferraz, donde ordenan cavar trincheras para resistir hasta el final de la legislatura. Algunos dirigentes del PSOE acaban de escribir escabrosas páginas de una oda a la perneta, la taleguilla quitada y la exhibición de las partes pudendas. Para no zaherir, el escándalo se puede narrar con disimulo y escaramuza literaria como intentamos, pero lo perpetrado por algunos líderes socialistas contra varias mujeres es suceso sórdido.

Sus protagonistas ni siquiera han mostrado la intención de seducción del donjuanismo, que sería ardid de tinte literario. No alcanzan al burlador del Tenorio que tan bellamente retrata el poeta vallisoletano José Zorrilla. Jamás pronunciarían frases como ‘Tu presencia me enajena, tus palabras me alucinan, y tus ojos me fascinan’ como Juan Tenorio dedica a doña Inés.

Sánchez se agarra a otra figura literaria para intentar defender lo indefendible. Ese universal ‘ser socialista por ser feminista’ es solo otro trágala de quien nos gobierna. El secretario general del PSOE se apunta al oxímoron. Una ‘verdad mentirosa’ es un oxímoron, o sea, cuando Pedro Sánchez repite ‘no hay socialismo sin feminismo’. Y resulta que algunos socialistas han resultado no ser feministas, pues quebrantaron el respeto a la condición libre de la mujer. Sánchez lo desmiente, pero solo lo dice por lo bajini.

La izquierda española ha patrimonializado la defensa del feminismo, aprovechando que la derecha estaba a por uvas. Y es que la derecha española debe vendimiar menos. Tienen que leer a Savater para encontrar su sitio y volar alto. El filósofo y escritor da la pista: "Emanciparse es dejar de creer en la superioridad moral de la izquierda".

El feminismo de los socialistas y la izquierda española no es un dogma. La defensa de la mujer y sus derechos se instala en el terreno de la moralidad. Y esta no es patrimonio de ninguna ideología o partido. Sánchez debe ir a otro perro con ese hueso.

España cuenta con insignes mujeres defensoras del feminismo verdadero. Por Isabel I de Castilla los españoles descubrimos América. Mariana de Pineda luchó por la libertad y la Constitución de Cádiz. Emilia Pardo-Bazán fue la primera mujer catedrática de universidad, Clara Campoamor la gran defensora del sufragio femenino. La líder anarquista Federica Montseny se convirtió en la primera fémina en ocupar un cargo ministerial. Victoria Kent, ilustre abogada, defendió con ahínco los derechos femeninos y la justicia social. El etcétera es inmenso.

Kant enseña que el categórico ‘soy socialista porque soy feminista’, es solo un condicional y no un universal. En román paladino, solo feminismo literario.