Francisco Vázquez, resiliente secretario general del Partido Popular de Castilla y León, anunció recientemente la convocatoria de elecciones autonómicas en la Comunidad para el próximo domingo 15 de marzo de 2026. Otro Paco Vázquez , ex alcalde de La Coruña y antiguo embajador de España ante la Sede, parecía también imbatible en los comicios electorales municipales de la bella ciudad gallega donde ganaba por goleada.

Pero llegó el zapaterismo y el respetado Paco tarifó con el PSOE, al poner en solfa la Ley de “Des”memoria Histórica y pensar firmemente que su partido cuestionaba la reconciliación entre españoles de la transición democrática española y la Constitución de 1978. El que fuera regidor municipal coruñés ardió en las pugnas ideológicas internas del PSOE. A semejanza de los castaños centenarios del Bierzo abrasados en este pasado e infausto verano, fue pasto de las llamas en la fogata del socialismo resentido de Rodríguez Zapatero.

El presidente de la Junta de Castilla y León es un político refractario. En la hoguera del partido Ciudadanos, antiguo socio en su gobierno, se consumió como una pavesa otro Paco por apellido Igea. A perpetuidad enojado, vaga de un partido a otro y de escaño a escaño como “Juan de los Tiempos”. La preciosa figura literaria del “Judío Errante” es una vieja leyenda cristiana, que cuenta la historia de un judío que negó agua a Jesús en su camino al monte Calvario, siendo condenado a vagar eternamente hasta el regreso de Cristo. Así deambula Francisco Igea, por los siglos de los siglos, amén.

Juan García-Gallardo, antaño líder regional de Vox y vicepresidente de la Junta de Castilla y León, fue pasto de la autoignición y se inmoló a lo bonzo cual monje budista. Con ímpetu juvenil indomesticado y exabruptos verbales sin continencia ni mesura, no pudieron apagar su inevitable chisporroteo ni los bomberos forestales del consejero Suárez-Quiñones, cariátide de chamusquina.

Se hallará Fernández Mañueco ante un seguro envite, otra piedra tan abultada como las del zamorano dolmen de Las Peñuelas. En marzo toca dar el do de pecho cual Pavarotti y ganar el gobierno autonómico para el Partido Popular de Castilla y León. Así contribuiría a allanar a Feijoó el camino hacia Moncloa, senda más minada por Sánchez que las playas de Normandía en la Segunda Guerra Mundial.

El sanchismo y Abascal esperan al acecho para hacer pinza sobre el PP castellano y leonés y en esas elecciones dejarlo flaco y menesteroso como cautivo de Orán e impedir que Mañueco forme gobierno. Sánchez desea ardoroso que Vox crezca. Quiere cortar alas al PP para que no vuele por sí solo y sea frágil cometa cuya cuerda enrede Santiago Abascal.

Sánchez trampea. Lo que es bueno para don Pedro es malo para España. Trama que a la derecha moderada y liberal le suceda en nuestro país lo ocurrido en Francia con los herederos del RPR gaullista, cuya desintegración engordó al ultraderechista lepenismo. El crecimiento de Vox es el escenario perfecto para sembrar pánico en socialistas decepcionados y que a toque de Generala regresen al redil . La izquierda comunista buscará calor en el hogar del PSOE , hoy en clara deriva “largocaballerista”. Largo Caballero, aquel socialista de la II República entusiasta de Lenin y la Rusia bolchevique tiene en Madrid una calle.

Fernández Mañueco acude a clase en tierras leonesas. En Quintana de Rueda aprende el arte del encaje de bolillos. Entre aguja y madeja, medita cómo ganarse al electorado moderado, a los socialistas que reniegan del sanchismo y a la derecha más conservadora que escucha los cantos de sirena de Abascal. La pinza aprieta duro: de una parte que si máquina de fango, fachosfera, fascismo y en la otra a vueltas con la derechita cobarde, los menas y la inmigración. Cóctel de revuelto de aceitunas, pepinillos y berenjenas de Almagro, tan ponzoñoso como el polonio de Putin. A ver cómo se zafa el presidente Mañueco.