Estimada señora directora:
Tras algunas dudas sobre lo que se podría hacer para expresar la angustia, impotencia y sensación de desamparo que llevamos varios días sintiendo, nos decidimos a enviar a su periódico esta carta, que refleja el estado de abandono en que seguimos estando las personas que padecemos discapacidad visual.
Somos cuatro personas con discapacidad visual absoluta, que nos reunimos la tarde del pasado sábado en un local situado en la calle Honduras, junto al paseo de San Antonio.
La reunión se prolongó hasta las 11:45 de la noche, pero no le dimos importancia pensando que no habría problema para llamar a un taxi. Parece que fuimos un poco ingenuos o calculamos mal. Solicitamos dos vehículos que nos devolvieran a nuestros respectivos domicilios, ya que dos de nosotros residimos en las inmediaciones de la calle Cortes de Cádiz en Garrido Sur y las otras dos en la zona de El Rollo.
Nuestro gozo en un pozo; al principio nadie nos respondía al teléfono, y cuando por fin nos contestaron, el vehículo solicitado no aparecía. Pasada más de una hora sin que nadie nos hiciera caso, nuestra desesperación nos hizo llamar a todas las instituciones que, ingenuamente, pensamos que podrían ayudarnos. Telefoneamos a la Policía Nacional, al 091 y, especialmente, a la Policía Local, siempre dispuesta a movilizar todos sus recursos cuando un gato se queda atrapado en la copa de un árbol o alguien les llama para que se hagan cargo de un perro abandonado. Nadie acudió en nuestro auxilio, parece que ninguna autoridad tenía competencias para atender a cuatro ciegos inmovilizados en plena calle a altas horas de la noche.
Por fin, a eso de las dos y cinco de la madrugada, tras casi tres horas de desesperante espera, un solo taxi acudió a recogernos a los cuatro y al perro guía que nos acompañaba y nos dejó en nuestras respectivas casas. El conductor, una buena y amabilísima persona que nos dio toda clase de facilidades, se mostró tan indignado como nosotros y nos animó a hacer pública nuestra queja.
No lo hacemos solamente por nosotros, pero nos sentimos indignados ante el abandono que sufrimos los discapacitados. Esperamos contribuir con esta carta a que situaciones como esta no se repitan. Ahí lo dejamos, en espera de que quienes tienen responsabilidades en esta materia arbitren las medidas necesarias para que situaciones como las que les describimos no se repitan jamás.
Atentamente.
Por Joaquín Sánchez García, María Victoria Huebra Sánchez, Francisco Moreda Marcos y Asunción Rodríguez Martín.