Desde muy pequeña siempre me sorprendió la increíble habilidad de Tarzán para desplazarse por el corazón de la jungla por el aire con la única ayuda de músculo y una resistente materia vegetal. Todos, desde el emblemático Johnny Weissmüller y sus acrobáticos fotogramas en blanco y negro, a los numerosos sucesores que tomaron el testigo de la liana, poseían la extraordinaria destreza sin ni siquiera mancharse los pies. Por supuesto, también el don de comunicarse con los monos, pero eso no viene al caso.
Con la inocencia de la infancia, se imagina uno que eso de avanzar por la vida sin tocar el suelo es cosa de fantasía y que está reservado exclusivamente a los actores de Hollywood, mayormente superhéroes.
Sin embargo, con el paso de los años, descubrimos que hay personas normales y corrientes, en su mayoría más normales y más corrientes que cualquier otra, que han sido bendecidas con ese mismo superpoder. Se llaman profesionales de la política, o políticos profesionales. Comparten características comunes: saber arrimarse al sol que más calienta, vida laboral escasa o inexistente, jugosos sueldos y prebendas, poco éxito en su cometido, y una capacidad para agarrarse a la liana fuera de lo común. Ni aún con todos los leones del mundo conchabados para morderles las manos y que caigan al vacío, ni con agua hirviendo, es posible soltarlos de la lucrativa soga. Aunque rocen el ridículo.
Hoy tenemos un buen ejemplo en la política de Castilla y León que sirve para ilustrar ese modus operandi del político profesional. El señor Luis Tudanca no captó la indirecta cuando lo apearon del trono del PSOECyL, y como un Tarzán cualquiera se amarró con todas sus fuerzas a la bicoca de las Cortes de Castilla y León, con dos fines principales: apurar la legislatura y su millonaria retribución de 100.000 euros anuales, y utilizar su escaño como moneda de cambio para lograr otro asiento igual de cómodo aunque, necesariamente, menos relevante. Aunque sospechamos que este sillón ya lo negoció hace meses a cambio de no montar escándalo en las primarias socialistas de Castilla y León.
Ahora Luis Tudanca deja la portavocía del PSOECyL y abandona las Cortes, donde ya no pinta nada. A cambio, el partido le ha buscado acomodo como senador autonómico, esa forma indolora de procurar rápida colocación a mitad de legislatura, y le mueve la silla al salmantino Fran Díaz, quien se ha mostrado comprensivo y a quien a buen seguro el partido recompensará. Hecho que demuestra, por otro lado, la poquita consideración que algunos tienen al Senado: la cámara para pagar favores o en la que enterrar elefantes.
Y así, de liana en liana, o de oca a oca, Tudanca seguirá cobrando un sueldazo del erario público a cambio de nada. Se ve que se ha leído, con singular atención y admirable provecho, el famoso manual de resistencia.