Hay en la vida cosas que considero son una ordinariez, de mal gusto y vulgares. A veces porque no me gustan, pero nada de nada, y otras veces porque me producen vergüenza ajena. Lo de la vergüenza ajena lo he ido puliendo con los años porque no es mi culpa y no puedo controlar lo que hace la gente, y como no depende de mi, pues no debería, pero a veces todavía pasa.



La primera cosa que me parece una ordinariez y de muy mal gusto es madrugar. ¿Quién se ha inventado esto y por qué la gente hace tantas cosas por la mañana? Te prometo que no vas a ganar más dinero por despertarte a las cinco de la mañana. Creo que cada uno debería medir su productividad y aprovechar las horas en su momento óptimo. El mío empieza sobre las siete de la tarde, pero, sobre todo, las noches. Como Isabel Presley, a mi también me disgusta que me molesten antes de desayunar. Y ese momento es muy ambiguo.



Las situaciones en las que más identifico ordinarieces son las celebraciones, del tipo que sean. San Valentín es una ordinariez; regalar rosas rojas, por poco original y mínimo esfuerzo; llegar a perder el control por ingesta de alcohol o por drogarse mucho, todo esto es vulgar. Las cosas en general que quieren parecerse en cualquier ápice a Las Vegas, los coches de caballo en la feria, las baby shower –especialmente cateto, no me invitéis a ninguna mierda de estas por favor-, el reguetón y todo lo que conlleva, las despedidas de soltero que sacan lo peor de cada ser y el Möet & Chandon. Paremos esto.



Sobre actitudes intrapersonales diría que de las cosas más ordinarias son: pagar a medias, la gente que grita, hablar de dinero, conducir mal y pitar sin sentido, creerse importante, no leer (de esta gente no te fíes nunca), referirse a tus padres como “mi viejo” o “mi vieja”-especialmente espeluznante-. Los tíos que llaman a su pareja “mi parienta”, “la contraria”, “la que manda”, “mi señora” y, además, les ponen los cuernos.



En general: hacer la compra y comer fruta fuera de temporada. Ir al gimnasio. Sudar, casi siempre. Las servilletas en alto para dar la bienvenida a los novios en su boda. Dramático. Ir a Starbucks -esto ya lo superamos en primero de carrera, ¿verdad?-. El café malo; innecesario. Tener prisa, la prisa no es elegante. Ir de vacaciones en agosto, me agobia especialmente. Los coach y sus frases motivacionales, ¿nadie les va a decir nunca que necesitan ir a un psicólogo?



La vulgaridad y la mala educación espero que la tengamos clara; creo que ya estamos preparados para dar un paso más. El mundo sería un lugar mucho más placentero y menos irritante. Al menos para mí.