La inmigración es positiva para un país, porque el hecho de que vengan inmigrantes es enriquecedor para todas las naciones no sólo por sus aspectos socioculturales, sino también para sus sectores productivos, ahora bien, una gran invasión migratoria como la que ahora se está sufriendo en países como España o Suecia, es inadmisible y un peligro para estás naciones y las de su entorno, ya que esto es una amenaza total para la Seguridad Nacional y perjudica a la economía.

Como resultados de este mal multiculturalismo, podemos destacar algunos datos objetivos en este artículo para que se hagan una idea más determinante de la preocupante situación, y es que según fuentes policiales, casi ocho de cada diez detenidos en una ciudad española como Barcelona son extranjeros. Además, la mayoría de delitos se han incrementado de manera notable en todas partes de España por culpa de ese terrible descontrol, del que son evidentemente culpables las instituciones por no frenarlo.

Cataluña líder indiscutible en robos, ya bastantes de ellos con el uso de una violencia extrema. Así que quién niega la asociación del aumento desmesurado de la inmigración y el incremento de la inseguridad está mintiendo, bien porque vive de ello o sencillamente porque su conducta ‘progre’ de la agenda woke le impide observar con claridad y determinación la realidad que nos acontece.

Los castellanos y leoneses también lo están sufriendo mucho, porque se han disparado las okupaciones, la violencia y las violaciones.

Hay que recordar, que España en estos momentos se encuentra en alerta cuatro y media antiterrorista y sin embargo necesitaría tener el ejército en las calles para garantizar con mayor contundencia el orden y la ley ante el riesgo real de ataque terrorista yihadista y las amenazas terroristas continuas que se están recibiendo por parte de grupos terroristas como Estado Islámico o Al Qaeda.

Más aún cuando siguen llegando pateras llenas de inmigrantes ilegales impunemente a las costas españolas, provocando que se cuelen irregularmente por nuestras fronteras progresivamente terroristas y otros delincuentes entre gente inocente, aprovechando el demencial barullo, con lo que ello implica. Incluso en aviones patera, que el Gobierno de Pedro Sánchez ha pedido a Marruecos que los frene.

Otra de las cuestiones que debemos tener muy presente y en la que regiones españolas como Cataluña se han equivocado rotundamente, ha sido en la falta de apostar porque el inmigrante se adapte a las costumbres europeas, haciendo lo contrario incluso a esto.

Evidentemente, muchos inmigrantes sí se han adaptado perfectamente al país en el están viviendo, ya que también depende del país de origen, pero una parte ha generado lo que denominamos en la geopolítica como ‘gueto’, provocando grupúsculos que se cierran a la sociedad en la que viven, dificultando enormemente su integración y dando lugar a ‘zonas no go’ en algunos casos.

No se trata de racismo, se trata de realismo, nos jugamos mucho, tanto el modelo de país como su estabilidad, y es que a día de hoy vamos directos y a toda velocidad hacia un colapso, donde reinará el caos como nos descuidemos.

Si cambiamos todo esto, y reconducimos el contexto político, social y económico, ganan los españoles, pero también los inmigrantes que se instalen en España y cumplan con el marco de convivencia occidental. Depende de nosotros, y también del conjunto de Occidente. Son muchos los actores que deben estar implicados en el tema.